“Terrorismo islámico: Una cuestión de salud mental"
El terrorismo es un acto criminal y como tal merece un tratamiento y valoración penológica y jurídica.
El terrorismo es un acto criminal y como tal merece un tratamiento y valoración penológica y jurídica.
Los llamados terroristas islámicos serían, dentro de los perfiles y tipos terroristas, una variante muy especial. Todos ellos, o la inmensa mayoría, actúan motivados por una idea religiosa-política-social muy intensa, tan intensa que llega a ser delirante, es decir, exagerada, distorsionada e irrebatible a la argumentación lógica. No hay razones ni falta que les hace. Es la guerra santa (yihad) y con eso esta dicho todo. Hay que conquistar al infiel, hay que volver al pasado y conseguir que las aguas vuelvan a su cauce, al que ellos, los lideres religiosos, consideran el único apropiado. Todos aceptan la máxima (delirante) y se lanzan a la faena, aunque en ello les vaya la vida, incluso mejor si mueren, por que serán premiados y recompensados con el prometido paraíso.
Esa idea delirante/sobrevalorada/obsesiva se contagia, se incrusta, se introduce en la mente del sujeto y toda su vida girará en torno a ella. Es una ideación fuerte, poderosa, intensa, constante, que gobierna y condiciona toda la conducta del activista. Morir por la causa es un premio que incluso algunos, los más “enfermos”, desean con fervor. Luchar contra ese “ejercito” es muy difícil, y mas si se pretende hacerlo de una forma convencional.
Los psiquiatras sabemos muy bien que las ideas delirantes se pueden contagiar. Es lo que se ha llamado clásicamente “folie a deux”, no es muy frecuente, pero ocurre cuando unos, en este caso los lideres religiosos, son personas muy rígidas, con inteligencia superior, mayor cultura (sobre todo religiosa) y con una afectividad fría y distante, y los otros, los actores de las matanzas, son personas mucho mas débiles psíquicamente, primarias y carentes de la suficiente capaz de critica, y por lo tanto muy influenciables y manipulables. Si a ello le añadimos un ambiente propicio (miseria, abandono social, endogamia, incultura, etc.), tenemos servida la tragedia.
El terrorismo islámico es un problema muy grave y de difícil solución por que las motivaciones que lo nutren y alimentan están en un plano que nos resulta, por el momento, de imposible acceso, sobre todo si solo lo hacemos sólo desde la óptica político-militar. Hay que dar un paso mas e intentar ir a las complejas causas que lo provocan y mantienen, sólo así tendremos alguna posibilidad de controlarlo y quizá de reducirlo a su mínima expresión.