Comienza la cuenta atrás de unas elecciones históricas

01 / 12 / 2017 José Oneto
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

Las últimas encuestas vaticinan un empate técnico entre los bloques independentista y constitucionalista, pero, aseguran los expertos, todo dependerá de la participación.

El 5 de diciembre comienza oficialmente la campaña de las elecciones catalanas, las primeras que no han sido convocadas por el presidente de la Generalitat, fugitivo en Bélgica, cesado él y sus consejeros por el Gobierno central en aplicación del artículo 155 de la Constitución, por reiterada violación de la Constitución y del propio Estatuto de autonomía .La intervención del Gobierno central ha hecho que esas elecciones del 21 de diciembre las convoque el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.

La campaña comenzará en vísperas del puente de la Constitución, algo que no parece que tenga especial incidencia en los actos que se han empezado a programar, especialmente la presencia de 10.000 catalanes en Bruselas, donde se encuentra refugiado el expresidente Carles Puigdemont, cabeza de lista de la candidatura Junts X Catalunya, que día a día endurece su discurso para quitarle votos a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)y a su exvicepresidente, Oriol Junqueras, encarcelado con siete de sus consejeros. La campaña durará hasta el martes 19. El miércoles 20 será día de reflexión y el jueves 21, la jornada electoral. Una jornada que, por las especiales circunstancias que vive Cataluña, puede considerarse histórica. El día de las votaciones será laborable, algo excepcional en la tradición electoral española. Rajoy, tras el cese del Govern y la intervención de la autonomía, ha respetado el calendario y no ha querido escuchar a quienes le pedían una convocatoria electoral, incluso a celebrar hasta un año desde la toma de control de las instituciones catalanas. Un mes después de la intervención del Gobierno central en las instituciones catalanas la normalidad es absoluta. Tan absoluta que los golpistas que actuaron contra la Constitución y los dictámenes del Tribunal Constitucional han aceptado el artículo 155. Nada que ver con ese “golpe de Estado” que Puigdemont, cada vez más alejado de la realidad, dice que ha provocado una represión feroz y la aparición incluso de “presos políticos”.

En este sentido Rajoy se vanagloria, en entrevista al diario italiano La Repubblica, de haber “salvado a España”. Según él, lo más grave son las divisiones y tensiones que han ocasionado los independentistas. “No hablo solo de fracturas políticas sino también personales, en las familias, entre los amigos. Toda esta cuestión ha creado polarizaciones y divisiones profundas entre los mismos catalanes. (...) Ahora tenemos que reaccionar juntos para cicatrizar esas heridas y procurar que no ocurra nada parecido en el futuro”. Cuando se habla de Cataluña se olvida que se trata de una sociedad plural donde las fuerzas independentistas no son mayoritarias, aunque sí muy representativas. España, eso no es puesto en duda en Europa a pesar de todos los esfuerzos del cesado presidente catalán, es una democracia en la que están garantizadas las libertades y los derechos humanos.

Un país que ha realizado enormes esfuerzos por formar parte de Europa, convertirse en la cuarta potencia económica de la Unión y responder escrupulosamente a las normas democráticas de la UE. Nada que ver con ese país opresor que tiene colonizada a Cataluña, como pretenden quienes defienden la vía Kosovo para Cataluña.

Aparte de los tres partidos constitucionalistas PP, PSC y Ciudadanos, se presentan dos formaciones claramente independentistas. Una, encabezada por Puigdemont, con una denominada “lista del presidente” en la que hay representantes de la sociedad civil, encabezados por el presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Jordi Sánchez, en prisión por supuestos delitos de rebelión y sedición, y en la que el PDECat, el partido del ex president, queda desdibujado. Ni Artur Mas, ni la responsable de Organización, Marta Pascal, han intervenido en nada. Ha llegado un momento que un Puigdemont crecido ha dejado de creer en su partido y piensa que es él, solo él, quien tiene que marcar el camino... para ¡hacer lo mismo que ha estado haciendo hasta ahora! La otra formación es ERC y está encabezada formalmente por Junqueras, aunque el papel de protagonista está reservado a la secretaria general, Marta Rovira, designada por Junqueras para presidir la Generalitat en caso de victoria.

A la CUP, un partido antisistema que podría pactar con Esquerra, habría que incluirla en el bloque independentista, y Catalunya en Comú-Podem no es carne ni pescado y su objetivo único es hacer de bisagra. Pero con el partido de Pablo Iglesias dentro del conglomerado de la alcaldesa de Barcelona, dividido tras la salida de Dante Fachin, puede pasar cualquier cosa... en un panorama muy polarizado y en el que las encuestas arrojan un empate técnico entre independentistas y constitucionalistas y una subida de la candidatura del Fugitivo sobre la del encarcelado Junqueras, que espera salir pronto de la cárcel, una vez que su causa ha pasado de la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo, a manos del magistrado Pablo Llarena. Según los expertos, todo dependerá de la participación.

La última encuesta de Metroscopia para El País vaticina que el Parlament que saldría de los comicios arrojaría un empate en votos del bloque independentista y el constitucionalista: ambos lograrían un 46%, mientras que en 2015 el independentismo logró un 47,7% y los tres partidos netamente constitucionalistas sumaron un 39,1% (aunque el no a la independencia superó entonces el 50% al integrar a los comunes). Además, el secesionismo podría perder la mayoría absoluta por un escaño.

Grupo Zeta Nexica