El rastrillo de Doña Pi
Mi prima Irene, la papagaya, no, porque es una cría marisabidilla y demasiado joven (nos llevamos tres años), pero yo sí recuerdo y le tengo un cariño muy grande a la reina madre, doña Sofía. Se deja ver poco y es una pena. Me la encontré en el rastrillo Nuevo Futuro, una cosa como de caridad que organiza doña Pi, o sea la infanta Pilar, hermana del rey Juan Carlos, desde antes de que yo naciera. Está bien eso. Doña Sofía era de las pocas que sí sabías que estaba allí de visita, porque con muchos de los demás pensabas que te los podías llevar a casa si te hacían un precio. A doña Pi, alma del asunto, no, porque está mayor y está grandona, pero el buen humor no lo pierde, miren qué chaqueta y qué pantalones se me puso. Pero qué decir de Bigote Arrocet, Toni Antonio y el inmenso José Carabias. Ganas daban de llevárselos, pero luego ¿dónde los pones, eh? Encima de la tele solo cabe el último. Y a María Zurita, que estaba donde los dulces, pues no la veo yo tampoco en la salita, la verdad. Y María Margarita Vargas, la mujer de Luis Alfonso de Borbón, será todo lo pretendiente a reina de Francia que se quiera, pero ese salero en la ropavejería no se aprende ni en el Media Markt. En fin. Es una vez al año.
Cayetana
Tres años van ya del fallecimiento de Cayetana de Alba y sus beibis no dejan de discutir por lo mismo de siempre, por el dinero. Le han hecho una escultura en la iglesia sevillana donde está enterrada y dicen que Cayetano no ha puesto un duro. En el funeral estaba parte de la familia y parte de los amigos, y las pintas no tenían nada de particular. Se pusieron lo mismo que hace tres años, sobre poco más o menos: de negro. Me impresionaron dos cosas: las sonrisas, que a qué venían, y el aspecto alarmante del último marido, Alfonso Díez (parecía el único que lo estaba pasando mal, iba hecho polvo el hombre) y de Curro Romero, que se presentó con su Carmen Tello muy macilento y abatido también. Victorio y Lucchino, que querían mucho a Cayetana, no dijeron nada.
Otras pintas tenían los que fueron a la entrega de los premios de Men’s Health, que hay que ir porque es una revista que se dedica a los cachas y se ve cada chulazo que te pones a toser. Miren si no Jesús Vázquez, el despeinao que tiene este chico que ya pasa de los 50. O Carlos Baute, que un día me miró en un concierto y todavía no me he recuperado. O Buenafuente, ¡eeese seximbol de la noche latera y motivera!, con unos zapatos inolvidables. También se pasaron Concha Velasco, Marta Sánchez, Eva Hache y... un señor muy raro que parecía sacado de un cuadro de Goya. No era un espantajo. Era Ara Malikian, un violinista prodigioso. Para que luego digan, ¿eh?
Eva Hache
Ara Malikian con su novia
Andreu Buenafuente
Marta Sánchez
Alberto Amman con su pareja
Carlos Baute
Paz Vega
Los Alba y Alfonso Díez
Curro Romero y Carmen Tello
Victorio y Lucchino
La reina Sofía
La infanta Pilar y Simoneta Gómez Acebo
José Carabias, Bigote Arrocet y Toni Antonio
Margarita Vargas