"Narcoamérica": Una crónica de viaje por el mundo de las drogas
En un coche viejo tres periodistas aventureros se lanzaron a finales de 2011 a descubrir América. Iban a contar historias sobre lo que les saliera al paso, pero la crónica de viajes terminó siendo "Narcoamérica", una anti-guía turística por el mundo de las drogas.
La mexicana Alejandra Sánchez Inzunza, hoy de 28 años, y sus amigos españoles Pablo Ferri y José Luis Pardo, de 29, que se habían conocido y hecho amigos en España, recorrieron en total 18 países desde México hasta Chile y luego completaron la travesía en Estados Unidos para armar su rompecabezas.
El resultado es un caleidoscopio sobre el narcotráfico, que acaba de publicarse en México (Tusquets) y que se arma a partir de cada una de sus piezas: el sicario, la víctima, la ruta del dinero, el consumo de droga en Manhattan, los cadáveres andantes en busca de crack en Río de Janeiro, su propia experiencia con la cocaína en Colombia.
"Fueron dos años viajando hasta Chile con el proyecto, a bordo de un coche que usamos como redacción, y el año pasado estuvimos un año más desarrollando el proyecto acá en México y Estados Unidos. En total son tres años de investigación y escritura", dijo a dpa Pardo en una entrevista en la que participaron los tres autores en un café de Ciudad de México.
Los "Dromómanos", nombre colectivo que adoptaron para definir su "obsesión patológica por trasladarse de un lugar a otro", hicieron el viaje en un Volkswagen Pointer de 2003, comprado al amigo de un amigo, que terminó desarmado en un desguace de Chile a cambio de unos 25 dólares.
Recorrieron por tierra decenas de miles de kilómetros de norte a sur desde Ciudad de México hasta la localidad chilena de Puerto Montt y publicaron crónicas en distintos medios durante su viaje, que después tomaron como base, ampliaron y reescribieron para darle forma al libro.
La travesía dio también como resultado una serie sobre el narcotráfico en Centroamérica que se publicó en la revista "Domingo" del diario "El Universal" y que les mereció el Premio Nacional de Periodismo de México en 2013 y el Ortega y Gasset de España en 2014.
"Nuestra idea era ir colaborando con distintos medios en general, haciendo reportajes de todo tipo, mucho reportaje de viajes para revistas, pero al final no hicimos nada de eso", relata Sánchez Inzunza, la única mujer del grupo.
A sugerencia de una editora decidieron después de tres meses de viaje, cuando estaban en El Salvador, enfocarse en un solo tema, el tráfico de drogas, tratando de entender ellos mismos una realidad que conocían sólo de oídas.
"Lo que era un viaje más romántico se convirtió al final en lo que acabó siendo 'Narcoamérica'", resume Pardo. "Es como una guía turística por el lado feo. Al final, se encajona mucho el concepto de periodismo de viaje en cosas bonitas. Y no es así. Un viaje es intentar ir a un lugar, entender a la gente de ese lugar con sus circunstancias y explicarlo".
Durante su recorrido se alojaron en hostales, en casas de amigos, en el auto a un costado de la carretera y en un hotel boutique en Buenos Aires, una vez que decidieron permitirse un lujo y les alcanzó el dinero. Dicen que no sintieron miedo, aunque sí al principio un poco de paranoia por todo lo que habían escuchado o visto en el cine sobre el narcotráfico.
"Nos permitió conocer un tema del que se habla mucho pero que en realidad no entendíamos", dice Sánchez Inzunza. "Es tan complejo, tan grande, tantos elementos en la cadena, que es bien difícil de entender. Este libro es un aproximamiento, una forma de comprender lo que está pasando en nuestro continente".
Para Ferri, hay sitios "donde el narco no domina, sino que es en sí mismo el Estado" y "lo sorprendente es que funcionan las mismas lógicas que imperan en otras partes, sólo que el proveedor es el narcotráfico y no el Estado".
"Muchas veces, en los eslabones más periféricos de la cadena, el narcotráfico es una intención básicamente de sobrevivir, de salir adelante", afirma.
Pardo afirma que vio cómo "la vida ha perdido valor en muchos lugares. Por ejemplo, ver en Honduras a una madre ante el cadáver de su hijo y que no le importe nada. Las favelas de Río de Janeiro, los adictos al crack, amontonados, hacinados, que no parecen personas".
"Al final, es quitar etiquetas a este fenómeno. No es entre buenos y malos. Es mucho más complejo. Es tratar de entender a esas personas que tienen una realidad muy diferente a la tuya, a la nuestra, clasemediera, normal, tratar de entender por qué esa persona hace lo que hace".