Los milagros de Lourdes, bajo lupa médica
El santuario de Nuestra Señora de Lourdes atrae cada año al Pirineo francés a millones de fieles católicos. Miles de ellos esperan que el agua que mana en la gruta donde, según la tradición, se apareció la Virgen, cure sus enfermedades. Y cada año, entre 30 y 40 personas informan al departamento médico del santuario que ha ocurrido el milagro.
Así lo cuenta el doctor alemán Rolf Theiss, miembro del comité internacional que investiga científicamente las inexplicables curaciones de los peregrinos de Lourdes. "Sólo hay un pequeñísimo número de casos incomprensibles", sostiene el experto, que reside en la localidad de Saarburg, muy cerca de la frontera germana con Francia y Luxemburgo.
El año pasado, hubo peregrinos que supuestamente quedaron curados de cáncer de riñón, hepatitis C, parálisis y epilepsia, entre otras enfermedades. "Es siempre lo mismo", cuenta el médico, de 66 años. Entre ellos, cada año, dos o tres dossiers aterrizan en la mesa del comité médico, formado por 20 doctores de Europa y Estados Unidos. "Muchos casos quedan descalificados desde el principio", como sucede a menudo con males psicosomáticos y falsificaciones, apunta.
La principal tarea del comité es arrojar luz sobre el historial médico del paciente que presuntamente se ha recuperado: cuál era exactamente su dolencia y si, al contrario de lo que sucedía hace unos 50 años, cuando el peregrino llega a Lourdes ha recibido ya o no tratamiento médico. "Tenemos que examinar muy detalladamente si la sanación puede deberse a algún tipo de tratamiento médico", señala el doctor, que anteriormente ejerció como médico jefe en un hospital de Dortmund.
Además, es importante aclarar si la supuesta curación es o no permanente. Por eso, pueden necesitarse años de estudio hasta que un caso queda clasificado como genuinamente inexplicable desde un punto de vista médico-científico. E incluso llegados a este punto, no se trata necesariamente de un "milagro". De este reconocimiento es responsable la Iglesia Católica y, en cada instancia, el obispo de la región de origen de la persona curada es el que decide.
De las aproximadamente 7.000 curaciones registradas en Lourdes en 1858, 68 han sido reconocidos como milagrosas, según la oficina de peregrinación. El útimo milagro fue certificado en 2012: la monja italiana Luigina Traverso, que sufría una ciática paralizante, recuperó repentinamente la capacidad de movimiento cuando se acercó a la gruta de Massabielle.
Theiss conoce el informe médico hasta el último detalle. "Nos mantuvo ocupados durante años", cuenta. El problema era que Traverso, que ahora tiene 79 años, se curó en 1965. La religiosa viajó a Lourdes en camilla, con una pierna totalmente paralizada, y al acudir a una misa de pronto pudo volver a mover el pie. "A día de hoy, sigue estando sana", dice el doctor. Y explicar su curación continúa resultando imposible según "el estado actual de la medicina".
La temporada de peregrinación a Lourdes transcurre entre abril y octubre. Con unos seis millones de visitantes al año, el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes es el mayor centro de peregrinación cristiano del mundo. La tradición se remonta a 1858, después de 18 supuestas apariciones marianas en una gruta cercana a la población de Lourdes.
"Nosotros, los médicos, no hablamos de milagros", dice Theiss, que en 1993 tomó el relevo de su padre como miembro del comité. El experto está convencido de que en cualquier lugar del mundo podrían producirse estas curaciones espontáneas. "Hay cosas que suceden en todas partes y que no podemos explicar", afirma.
Sin embargo, cuando se le pregunta si enviaría a algún paciente con parálisis o esclerosis múltiple a Lourdes, Theiss responde con prudencia y afirma que "no como tratamiento". Pero añade que "si la persona en cuestión realmente quiere ir, la apoyaría".