La lenta muerte del Lago Victoria

23 / 03 / 2015 DPA
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Joseph Kibooli contempla junto a su barca vacía las tranquilas aguas del lago Victoria. "Hace tres años aún podía pescar hasta 100 kilos al día", cuenta este pescador ugandés. Ahora, como mucho consigue 30, y a veces, nada en absoluto. "Si no se hace algo urgentemente, el mar se convertirá en un desierto", lamenta. 

Kibooli parte a pescar casi siempre de las playas de Ssenyi, una aldea situada unos 70 kilómetros al sur de Kampala. Pero según advierten los expertos, el segundo lago de agua dulce más grande del planeta pronto no tendrá capacidad para alimentar a los millones de personas que ahora dependen de él.

El lago Victoria se extiende por una superficie de 69.000 metros cuadrados entre Uganda, Tanzania y Kenia. Sin embargo, la situación es especialmente dramática en el primero, donde la sobrepesca descontrolada, la sobrepoblación y la contaminación del agua han causado la muerte de parte del ecosistema del lago.

"Por toda la parte ugandesa hay granjas de flores en las orillas del lago. Éstas vierten químicos a sus aguas que acaban con los peces y destrozan la biodiversidad", señala Frank Muramuzi, director del grupo ecologista Nape. Además, cerca hay numerosas industrias y fábricas de pescado que ensucian el agua. "El lago se muerte lentamente y las consecuencias ecológicas serán irreversibles".

Los residuos industriales están envenenando el lago, afirma por su parte Naomi Namara, portavoz de la agencia estatal de medio ambiente NEMA. Los últimos estudios realizados apuntan a que peces como la tilapia ya no pongan más huevos en las orillas del Victoria porque están demasiado sucias y son pobres en oxígeno, señala. "Nadan de un lado a otro y dejan huevos sin fecundar que se acaban comiendo ellas mismas".

Además, cada vez son más las personas que se asientan a orillas del lago e intentan ganarse la vida pescando en sus aguas. Actualmente más de un millón de ugandeses vive en la región, una cifra que resulta demasiado alta para el decreciente número de peces.

Aún en 2007 Uganda procesaba unas 500.000 toneladas de pescado de agua dulce, de las que 223.000 procedían del lago Victoria. Seis años después, según el instituto nacional de estadística la cifra se reduce a 193.000 toneladas. Sólo entre 2011 y 2012 la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) midió en Uganda un retroceso del 6,8 por ciento. Pero con todo, el país sigue siendo el mayor productor de pescado de agua dulce de África. 

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el país son los métodos ilegales de pesca. Por ejemplo, con el uso de redes conocidas como "kokota" que atrapan peces de todos los tamaños, incluidos algunos que luego no se consumen. Además, cuando esas redes dejan de utilizarse, se lanzan al agua, lo que contribuye a la contaminación ambiental. Los expertos hablan de "redes fantasma".

"Los ugandeses pescamos en todas las direcciones; los peces están permanentemente huyendo", señala el experto en pesca Juma Isabirye. "El problema es que cuando un pez sufre estrés, no pone huevos", explica. 

La situación es tan dramática que el gobierno de Kampala ya ha ordenado el envío de funcionarios y personal militar. Su misión: detener a quienes utilizan métodos de pesa ilegales y confiscar los peces pequeños. Sin embargo, los críticos alegan que muchos funcionarios se dejan sobornar y los políticos competentes no hacen lo suficiente por salvar la vida del lago Victoria.

Ante esta situación, los ecologistas apuestan cada vez más por la obligación de realizar pausas, de manera que la pesca se prohíba por completo durante dos o tres meses. De este modo, los peces podrían volver a poner huevos sin ser molestados. Sin embargo, la incógnita sigue siendo cómo garantizar el cumplimiento de esta medida.

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