La Franja de Gaza, atrapada entre Israel y Egipto
Con el derrocamiento en julio del presidente egipcio Mohamed Mursi, la facción palestina Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, perdió a su principal protector.
El Ejército egipcio está de nuevo en el poder y acaba de prohibir a los Hermanos Musulmanes, de los que procedía Mursi. Y así, junto con Israel, los militares egipcios mantienen acorralado a Hamas, perteneciente a la misma corriente que los Hermanos Musulmanes. Para los 1,7 millones de habitantes de la Franja, la situación es ahora más penosa si cabe.
A los nuevos dirigentes de El Cairo y a Israel les separan muchas cosas, pero les une un enemigo común: Hamas.
"El Ejército egipcio ya destruyó el 90 por ciento de los túneles de contrabando", lamenta el portavoz del Ministerio de Economía de Hamas, Tarek Lubbad. Algo que le viene de perlas a Israel, ya que así queda cerrado el principal cauce de armas hacia el enclave palestino. El Cairo asegura que lo hace por motivos de seguridad, para frenar la llegada desde Gaza de combatientes susceptibles de participar en ataques islamistas en la península del Sinaí.
Pero a través de los túneles no sólo llegaban combatientes y armas, sino también mercancia de uso cotidiano, como combustible barato y material de construcción. Las consecuencias para los palestinos de la Franja son palpables. Los cortes de electricidad diarios se prolongan de ocho a 12 horas, ante las gasolineras se forman largas filas, el precio de los combustibles se duplicó, hay falta de medicamentos, las aguas residuales se vierten sin depurar al mar Mediterráneo y el agua potable escasea.
"La mayor parte de las obras están paralizadas desde el 30 de junio y los precios estallaron", explica el empresario Shadi al Bahtini. Cerca de 80.000 trabajadores y funcionarios perdieron sus trabajos. Mohamed Shewejk, de 33 años y con seis familiares a su cargo es uno de ellos. "No tengo trabajo desde finales de junio", lamenta.
Las esperanzas de los habitantes de Gaza están puestas ahora paradójicamente en su enemigo, Israel. Y es que mientras los egipcios cierran sus fronteras, los israelíes están volviendo a relajar el férreo bloqueo impuesto a la Franja desde la llegada de Hamas al poder, en 2007.
Este domingo se permitió de nuevo cruzar a la Franja material de construcción para uso privado. Además, una nueva conducto de agua potable permitirá duplicar hasta los diez millones de metros cúbicos la cantidad anual de agua que llega a la zona.
Pero estas medidas podrían resultar ser un regalo envenenado para Hamas, pues han sido acordadas por el gobierno israelí y los líderes palestinos de Ramallah.
"Esto provoca el enfado de Hamas, porque las mejoras llegan por la presión de Egipto y del moderado presidente palestino Mahmud Abbas", explica el politólogo Abdul Mayid Swejlem desde Ramallah. Hamas queda así fuera de juego, algo que interesa a Israel, que en los últimos tiempos está haciendo algo más para respaldar a Hamas en su eterna disputa con Hamas.
Así, Israel aumentó el número de permisos de construcción para los palestinos de Cisjordania hasta los 48.000, una cifra desconocida desde el inicio de la segunda Intifada en el año 2000, señala el diario "Haaretz".
Abbas no es precisamente apreciado por Israel, pero en colaboración con el régimen sionista ha logrado convertir Cisjordania en una isla de estabilidad en medio del siempre caótico Cercano Oriente. Sus negociadores vuelven a hablar incluso sobre un posible (aunque todavía lejano) acuerdo de paz con Israel, un tipo de cooperación que el gobierno israelí y Hamas están lejos de mantener.