La escasez de viviendas en Israel deja en la calle a la clase media
Yaki Yusef no tiene tiempo para ir a las protestas. Este cocinero de 34 años trabaja más de 67 horas a la semana y, por si no tuviera ya bastante estrés, se ha visto obligado a mudarse casi una vez al año desde 2008. "Los niños están confundidos", señala su esposa Bella. "Mi hijo me pregunta: '¿Mamá por qué cambiamos de casa?". Durante la última mudanza rompió a llorar entre las cajas de cartón, recuerda.
Mudarse es algo que la familia de Yusef no hace por diversión, sino cuando no puede permitirse pagar el alquiler. En 2008 la renta de una vivienda en el sur de Tel Aviv era de 2.800 shekel (casi 630 euros) al mes. Ahora pagan 4.800 shekel por 74 metros cuadrados en el barrio más económico de la ciudad. Una vivienda en propiedad es un sueño inalcanzable, y eso a pesar de que los dos trabajan.
Su caso no es el único. A pocos días de las elecciones el 17 de marzo, los habitantes de Tel Aviv levantaron por primera vez en años una acampada de protesta en el céntrico Boulevard Rothschild. Con su iniciativa quieren llamar la atención sobre la escasez de vivienda y el elevado coste de la vida en esta ciudad costera.
En febrero, Joseph Schapira publicó un informe crítico con la crisis de viviendas en Israel. Según señaló el experto, cuya labor viene a corresponderse con el director de un Tribunal de Cuentas, los precios de las viviendas aumentaron entre 2008 y 2013 un 55 por ciento. Los precios del alquiler crecieron en ese período un 30 por ciento.
Al gobierno de Benjamin Netanyahu, en el poder desde 2009, le falta una estrategia, criticó Schapira. Ya en el verano de 2011, decenas de miles de israelíes salieron a la calle protestar por los elevados costes de la vida en el país (siguiendo las protestas vividas en mayo en Madrid). Pero desde entonces apenas se han registrado cambios significativos.
La brecha entre pobres y ricos es una de las mayores entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En Israel, un 20 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, cuando la media dentro de la OCDE es del 11,3 por ciento. En el informe de 2014, el umbral de pobreza en el país se calculaba según la unidad familiar: variaba de unos casi 3.000 sheckel (679 euros/una persona) hasta 9.000 shekel para una familia de cinco miembros.
La clase media israelí no se puede permitir una vivienda. Una casa en propiedad viene a costar una media de 148 salarios mensuales en bruto. En el país hay escasez de tierra y se construye poco. Aunque las tasas de interés son bajas, la tasa de nacimiento es alta y la inmigración también.
El primer ministro Netanyahu, que concurre a las elecciones del 17 de marzo, elogia la baja tasa de desempleo del 5,6 por ciento, así como la tasa de crecimiento de la economía, que el año pasado fue de un 2,6 por ciento. Pero los datos buenos en los indicadores económicos no ayudan a encontrar una vivienda.
Desde las últimas elecciones, en el año 2013, "ha cambiado poco", afirma Neta Ziv, del Centro para una Vivienda Asequible de la Universidad de Tel Aviv.