Hermanos en espíritu, enemigos en combate

16 / 01 / 2015 Jan Kuhlmann (dpa)
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Cuando Amedy Coulibaly llegó a la parte clave de su discurso, cambió al árabe. Con voz insegura, uno de los tres autores de los atentados de París juró en un video fidelidad eterna a la milicia terrorista Estado Islámico (EI). 
 
 "Manifiesto plenamente mi lealtad al emir de los ortodoxos, Abu Bakr al Kuraishi al Bagdadi", declara en el mensaje, empleando una tradicional fórmula islámica. Para no cometer ningún error, el atacante de la tienda judía llevaba el texto anotado, pero aun así carraspeó varias veces. 
 
 El juramento trasladaba directamente el rastro de los sangrientos atentados de París a Irak y Siria, donde el EI domina amplias zonas bajo el liderazgo de Al Bagdadi. Una declaración que llegaba por sorpresa, pues desde el primer momento se apuntó que los hermanos Kouachi, autores del atentado contra "Charlie Hebdo", estaban relacionados con Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). La filial de Al Qaeda en Yemen reivindicó hoy miércoles el ataque contra el semanario satírico. 
 
 El EI y Al Qaeda son hermanos en espíritu, pero luchan entre sí por el liderazgo de la yihad. Al menos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda estaba considerada el indiscutible número uno entre los grupos terroristas que actúan en nombre del islam. Y esa posición se mantuvo incluso una vez abatido Osama Bin Laden, en 2011. Aunque su sucesor, Ayman al Zawahiri, no poseía el carisma del primero, en principio no tenía competidores.
 
 La situación cambió cuando Al Bagdadi y el EI comenzaron a cobrar fuerza en Irak, actuando cada vez más por su cuenta. Durante mucho tiempo, la milicia había sido una filial de Al Qaeda en Mesopotamia, hasta que amplió sus redes a la vecina Siria, donde se marcó como objetivo asumir el comando de los yihadistas. Cuando Al Qaeda lo rechazó y quiso limitar al EI a las fronteras de Irak, llegó la ruptura.
 
 Ideológicamente, ambos grupos terroristas apenas se distinguen. Su misión es luchar contra los "infieles" en nombre de Alá, y en su lucha propagan la forma más estricta y radical del islam, que supuestamente data del siglo VII, de los tiempos del profeta Mahoma y sus seguidores. La yihad o "guerra santa" contra los "infieles" es para ellos una obligación, y consideran la violencia como un método legítimo de alcanzar sus objetivos.
 
 Actualmente, parece que Al Qaeda ha perdido su indiscutible liderazgo. Y es que el año pasado, el EI y Al Bagdadi lograron algo con lo que hasta ahora la red terrorista sólo había soñado: declarar un "califato islámico", una estructura similar a un Estado. Además, el EI posee amplias zonas en Siria e Irak que ofrecen protección a los extremistas.
 
 Los seguidores de Al Zawahiri, en cambio, encuentran este tipo de refugios especialmente en Yemen, sede de su rama más activa: Al Qaeda en la Península Arábiga. En especial, el sur del país se ve una y otra vez sacudido por ataques terroristas, ante la debilidad del ejército yemení para hacerles frente. Hasta la fecha, tampoco los frecuentes ataques con drones estadounidenses han logrado derrotar a los terroristas, que tienen en esta zona su bastión.
 
 Cuando se dio a conocer que los hermanos Kouachi estaban vinculados a AQAP, parecía que Al Qaeda estaba tocando fondo en la carrera por la yihad. Sin embargo, el juramento de fidelidad de Coulibalys a Al Bagdadi supone entre los círculos islamistas un nuevo impulso también para el EI.

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