Un año en la Casa Blanca

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El presidente de EEUU celebró esta semana el primer año de su sorprendente victoria electoral y no parece haber aprendido modales. En su visita a Japón provocó incomodidad entre sus anfitriones por su estilo directo y desenfadado. El momento más tenso se produjo con el emperador Akihito. Trump no hizo ninguna reverencia y al terminar la reunión le golpeó el brazo repetidamente con su mano izquierda. Un gesto impensable para los japoneses, que no pueden tocar a la pareja imperial o darle la mano. Luego participó con Shinzo Abe en el ritual de alimentar a las carpas koï de un estanque. Había que espolvorear la comida con una cuchara, pero él decidió volcar toda la cajita de golpe ante la sorpresa del primer ministro nipón.