Peleas en el PP y la sombra de Gescartera

03 / 12 / 2014 Javier Otero
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El chaval que embelesaba a políticos, cargos públicos y empresarios no ha sido siempre la persona encantadora que se sirvió de sus dotes para las relaciones públicas para trepar. Francisco Nicolás Gómez Iglesias enseñó los dientes en una ocasión. Cuando aún era un chaval de 18 años se encaró a uno de los concejales del distrito madrileño de Moncloa-Aravaca que se presentaba como candidato en unas elecciones internas de la agrupación madrileña del PP en este distrito. Por este asunto se encuentra imputado en una querella. Fran, como le conocían, acusó al candidato José Carril de estar imputado en un caso judicial, según el relato de este. Una imputación que no existe. En el conflicto llegó a circular un documento falsificado sobre esa imputación. El pequeño Nicolás era conocido como “Fran”. José Carril lo recuerda a menudo alrededor de Álvaro Ballarín, su contrincante en esas elecciones y presidente de este distrito de Madrid. Llegó a pensar que se trataba de un chaval de buena familia que habían llevado a esta agrupación del PP para comenzar en la política desde abajo... José Carril escuchó entre sus filas que Francisco Nicolás es presidente del club juvenil del PP de Moncloa-Aravaca, una manera de conseguir que los menores (que no pueden formar parte de Nuevas Generaciones del PP) tuvieran contacto con el partido. Pero el club, según Carril, no existía como tal dentro de la organización del partido.

A Francisco Nicolás Gómez Iglesias se le empezó a ver por la sede del PP de este distrito madrileño desde el año 2010. Eran sus comienzos más tiernos, porque entonces no tenía más que 16 años.

En esta pelea interna del PP Fran se alineó con una facción concreta del PP. La colaboración con Ballarín lo colocaba en la órbita de las relaciones de este cargo popular.

Carril recurre entonces al comité de derechos y garantías del PP para buscar amparo en el proceso electoral en el que era candidato, ya que aprecia “una campaña de difamación” contra él para evitar que sea elegido. El comité no atiende las demandas de Carril y este expresa por carta a Esperanza Aguirre, presidenta del PP madrileño, que la amistad manifiesta entre la presidenta del comité de garantías, Cristina Cifuentes, y Álvaro Ballarín interfiere en la decisión. Esperanza Aguirre tampoco ampara en este caso al concejal José Carril.

El incidente que protagonizó Francisco Nicolás en la votación en el seno de esta agrupación del PP se produjo cuando se dedicó a repartir papeletas en una zona cerca de las urnas que se había pactado que no se iba a utilizar para ello. Cuando la presidenta de la mesa electoral se lo recrimina Fran no hace caso y, según Carril, insulta a los miembros de su equipo: “Los llamó ‘viejas’, les dijo que tenían que irse a su casa”. Cuando la presidenta de la mesa le requiere su DNI para identificarlo en el acta que va a levantar sobre el incidente, Fran se niega. Álvaro Ballarín le convence de que se lo entregue a la presidenta: “Dáselo que no pasa nada”, según recuerda José Carril. Este cree que era un Fran aún verde, que todavía no había experimentado la seguridad que le dio la sensación de impunidad de no ser descubierto en sus aventuras posteriores, en las que se identificaba con desparpajo, que sabía que podía hacerlo porque, como le había dicho Ballarín en aquella ocasión, “no pasa nada”.

Carril se querelló por injurias contra las personas que le acusaron de ser un estafador. El abogado que defendió a los querellados, incluido Fran, fue Jesús Martín Vázquez. Este letrado reconoció a Carril que lo hizo como un favor a Ballarín, al que conocía desde que hicieron juntos la milicia universitaria. El abogado Jesús Martín es jefe de la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Boadilla del Monte. Martín también es portavoz de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil. El pequeño Nicolás negó ante la jueza del caso haber llamado delincuente a José Carril.

Las amistades, las relaciones del pequeño Nicolás, están llenas de curiosidades. Las personas que lo introducen en los grandes asuntos tienen relación con dos grandes escándalos. Entre sus andanzas destaca la que protagonizó cuando se puso en contacto con Manos Limpias, la organización personada como acusación en el caso Nóos, para interceder a favor de la infanta Cristina. Fran no solo convenció a Miguel Bernard, el secretario general de Manos Limpias, por sus alardes (despliegue de escoltas, coches oficiales o cuando le reproduce una conversación telefónica privada de Bernard) sino porque aparece con una buena tarjeta de visita. Va recomendado por José Luis Balbás. Pero, sobre todo, va acompañado de Juan Munguira, vocal asesor de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Balbás se hizo famoso cuando los socialistas perdieron la presidencia de la Comunidad de Madrid (lo que se conoció como el Tamayazo), por la traición de dos tránsfugas del PSOE pertenecientes a la corriente Renovadores por la Base, que él lideraba.

Por su parte el nombre de Juan Munguira salió a la palestra hace unos años en el caso Gescartera, el escándalo de corrupción más importante que estalló durante el Gobierno de José María Aznar en el que fue clave la falta de vigilancia de la CNMV sobre esta agencia de valores. El principal acusado en esta trama, Antonio Camacho, se gastó una cantidad importante de dinero en agasajar con regalos a cargos del supervisor bursátil. A Juan Munguira le regaló un portatrajes de 99.000 pesetas y una bolsa de viaje de 89.000 pesetas en el año 2000. Además, según las investigaciones, Munguira era amigo de Jaime García Morey, un cantante que llegó a representar a España en Eurovisión en 1972. Munguira colocó a la hija de García Morey en Gescartera. Jaime Morey figuró finalmente como relaciones públicas en la misma empresa y su hija se terminó casando con Camacho.

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