La última finta de Oriol Junqueras

16 / 11 / 2017 Luis Calvo
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

La negativa de ERC a una lista independentista única culmina su estrategia para desplazar a la antigua Convergència como primera fuerza catalana.

Asamblea de la CUP en 2015, con sus dirigentes Anna Gabriel y David Fernández en primera fila. Foto: Joan Cortadellas

Cuando Oriol Junqueras se hizo con el mando de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en 2011, el partido acababa un año antes de firmar su peor resultado autonómico desde los años 80, diez escaños. El Gobierno tripartito catalán dejaba a los republicanos tocados, sin un liderazgo claro y con la necesidad de armar un proyecto casi de cero. Por el contrario, su gran rival dentro del catalanismo, la CiU de Artur Mas, volvía a las aplastantes victorias de las primeras décadas de democracia: 62 escaños, a solo seis de la mayoría absoluta. El heredero político de Jordi Pujol fue investido con la abstención del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) y el voto en contra del resto del Parlament, ERC incluida.

Fue entonces cuando la crisis económica se recrudeció. Para ocultar los recortes, criticados con dureza por la izquierda, Mas comenzó un viaje al soberanismo que le hizo envolverse en la bandera catalana. Señaló a Madrid como origen de todos los problemas y nació el “Espanya ens roba”. En 2012 el fracaso de la propuesta del pacto fiscal le hizo saltar de la senyera a la estelada. Allí le esperaban los republicanos de Junqueras. En pleno enfrentamiento con el Estado, ambos partidos, enemigos acérrimos, firmaron un pacto de gobernabilidad. Comenzaba una carrera hacia el independentismo que por el camino, además de meter a medio Govern en la cárcel, ha desarmado a los herederos de Convergència, hundido a Unió Democràtica de Catalunya y consolidado a ERC como primera fuerza catalana.

Sin lista única

La decisión de Junqueras de negarse a una lista única del independentismo no es sino el último movimiento de una partida que lleva años jugando contra los convergentes. Desde la cárcel, el exvicepresidente de la Generalitat hizo oídos sordos a la súplicas del expresidente Carles Puigdemont y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para reeditar el pacto de Junts pel Sí. ERC ya no necesita a ninguno de los dos. Aunque un independentismo dividido puede perder algo de fuerza electoral en su conjunto, las listas separadas certificarán electoralmente lo que hace ya muchos meses pronostican los sondeos. Todas las encuestas publicadas desde la convocatoria electoral coinciden en situar a los republicanos por encima de los 40 escaños, algunas incluso rozando los 50, como primera fuerza catalana y a mucha distancia de la segunda. Nunca desde la Segunda República el partido había conseguido cifras similares. Lo máximo que está dispuesto a ceder es un frente común, con puntos soberanistas compartidos en los programas, pero que incluirán también diferencias ideológicas importantes. Si gana el independentismo podrá seguir tensando la cuerda con Junqueras en la presidencia. Si no, se empezará a hablar de otras alternativas, frentes de izquierda por una solución pactada (referéndum incluido) y otras opciones políticas que ya empiezan a fraguarse en otros partidos. En este sentido es significativo que Oriol Junqueras haya ofrecido al exsecretario general de Podem, Albano Dante Fachin, que se autocalifica de no independentista, formar parte de su candidatura.

El PDECAT, principal víctima del procés

Si la jugada de ERC en contra de la lista única deja a los republicanos como principal vencedor del procés, el PDECat es, sin duda, su principal derrotado. En solo cinco años, la carrera hacia el independentismo ha apartado a Artur Mas de la primera línea política, obligado a su sucesor, Carles Puigdemont, a huir a Bélgica para burlar la acción de la Justicia y acabado con 38 años de unión entre los dos partidos que formaban CiU. Y no ha habido un solo paso en el que voces internas no advirtieran de los riesgos de esa deriva y de las ocultas intenciones de sus socios de Gobierno. Ninguna ha sido escuchada.

El empuje de ERC y la CUP durante estos años ha conseguido apartar de su línea política a los convergentes hasta solaparse con el independentismo más radical. Y ante esa disyuntiva, los votantes prefieren el original a la copia. Las encuestas publicadas tras la convocatoria de elecciones dan al PDECat entre 13 y 15 diputados, quinta fuerza política. Hasta ahora su peor resultado histórico era de 43 diputados, en 1980, y a pesar de ello primera fuerza catalana. Pero ni las encuestas son capaces de romper con la inercia del partido. La dirección nacional cerró el paso a Santi Vila, el exconsejero de Puigdemont que se había postulado como el líder capaz de reconducir al PDECat hacia el catalanismo político moderado, y no descarta tomar medidas contra él por criticar a otros miembros del partido.

COLAU-DOMENECH-F

Coalición. Xavier Domènech y Ada Colau durante una de las reuniones fundacionales del partido de la alcaldesa. Foto: Elisenda Pons

La posición de la CUP, aún en el aire

Falta por definir qué planteamiento tendrá ante las elecciones la CUP, tercera pata del órdago independentista al Estado. El partido que con solo diez diputados ha sido capaz de condicionar durante la última legislatura la carrera hacia la declaración unilateral de independencia parece haber salido casi indemne del procés. Es el único de los tres que no tiene líderes imputados y sigue manteniendo en las encuestas un apoyo significativo de sus bases. Conseguiría entre 7 y 8 diputados, algo menos que en 2015, pero más del doble que en su debut parlamentario, con 3 en 2012. De carácter asambleario, serán sus afiliados quienes definan el domingo su posición entre cuatro opciones: mantener su rechazo a la convocatoria electoral y no presentar candidatura, trabajar por un frente nacionalista de izquierdas a pesar de las reticencias de Esquerra Republicana, presentarse con sus propias siglas o tratar de armar una “lista ciudadana” sin políticos de carnet, que incluya sin embargo a personalidades del independentismo como Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, los encarcelados presidentes de la ANC y Òmnium Cultural, respectivamente. En ninguna de esas opciones tendría cabida en todo caso el PDECat, que vuelve a quedar apartado de todas las posibles alianzas.

Los comunes, clave en el día después

En un escenario de dos bandos compactos, el independentista y el constitucionalista, los comunes de  Ada Colau tenían difícil tender alianzas estables y se movían en un terreno ambiguo, de apoyo al derecho a decidir pero no al independentismo. En uno con el bloque independentista fracturado, pueden ser la llave para poder armar un frente de izquierdas que aparte a Esquerra Republicana de Catalunya, si no del independentismo, sí al menos del unilateralismo. En este sentido son significativos los movimientos que se han producido los últimos días en Podemos y el partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Pablo Iglesias se ha empleado a fondo para decapitar a Albano Dante Fachin, exsecretario de Podemos en Cataluña y el principal escollo para pactar con Cataluña en Común. Aunque las encuestas les dan entre 10 y 13 diputados, desde varios partidos de izquierdas (PSC y ERC) ven a los comunes y a su probable candidato, Xavier Domènech, como el cemento que podría acabar uniendo una alternativa similar al Ejecutivo tripartito que gobernó Cataluña entre 2003 y 2010.

La caída del PDECat también ha permitido sacar la cabeza ligeramente al catalanismo político, alejado del independentismo del último Govern. Son precisamente aquellos que se han ido apartando del partido ante la deriva de Mas y Puigdemont quienes aspiran a liderar social y electoralmente esta opción, heredera de la desaparecida CiU. Antoni Fernández Teixidó, exconsejero convergente de la Generalitat, y Roger Montañola, exdiputado de Unió, lideran Lliures, un espacio que trata de retomar el soberanismo de CiU como representante de la tercera vía. Pero, en plena polarización entre bloques, ese catalanismo moderado no conseguiría representación a tenor de las encuestas. Queda por ver si, una vez cerrado el paso a su liderazgo en del PDECat, Santi Vila decide encabezar una alternativa fuera del partido. Aunque no deja de oírse la posible operación Macron del exconsejero, parece poco probable que esta aventura sea determinante en los resultados. 

santi-vila-F

 El exconsejero Santi Vila a la salida de la cárcel, tras pagar la fianza. Foto: Víctor Lerena/EFE 

TEIXIDO-F

 El líder de Lliures y exconsejero Antoni Fernández Teixidó. Foto: Jorge Botella

La tercera vía del psc

Fuera del ámbito convergente, también el PSC peleará por liderar esa tercera vía, que reclama como propia desde el principio del procés. Para reforzar ese mensaje, los socialistas han integrado en su candidatura a Units per Avançar, una de las plataformas que surgieron ante la disolución en marzo de este año de Unió Democràtica de Catalunya. De hecho, será el último secretario general de ese partido y exconsejero de la Generalitat, Ramón Espadaler, el que ocupe el número tres de la lista del PSC para el 21 de diciembre. Los socialistas, tanto en Cataluña como en Madrid, están comprometidos con una reforma constitucional que permita una solución negociada a la crisis catalana.

El terremoto catalán remueve las encuestas nacionales

El tremendo terremoto que desde hace unos meses mantiene en vilo a la política catalana, ha tenido también sus réplicas en el resto del país. Las encuestas reflejan que no solo en Cataluña hay ganadores y perdedores claros del procés. Con un solo tema abriendo día tras día los informativos y los periódicos, los partidos han sido incapaces de colar en la agenda mediática ninguna de sus propuestas más allá de la crisis catalana.

El último sondeo del CIS, publicado en la segunda semana de noviembre, muestra movimientos importantes entre los cuatro grandes partidos. Ciudadanos es, sin duda, el más beneficiado. Su discurso duro respecto a Cataluña ha conseguido atraer a un sector importante de votantes. Aunque no avala el sorpasso a Podemos pronosticado por otras encuestas durante las últimas semanas, el CIS sí recoge un ascenso importante del partido naranja, de tres puntos respecto al anterior trimestre. Es en realidad el único que sube y se queda a solo un punto de Unidos Podemos, que cae cerca de dos. Además, su líder, Albert Rivera, es el mejor valorado de los cuatro grandes. Obtiene un 3,75. Por el contrario, Pablo Iglesias, muy desdibujado por la crisis catalana, cae hasta el líder peor valorado, con un 2,57. Podemos no ha conseguido encajar bien su discurso en pleno órdago independentista. Opuesto a la aplicación del artículo 155 y a la declaración unilateral de independencia a partes iguales, no ha conseguido ofrecer a los votantes, en palabras de su fundadora, Carolina Bescansa, “un proyecto para España”.

Más estables se mantienen las dos principales fuerzas nacionales. El PP cae ocho décimas frente a las siete que retrocede el PSOE. Hay, sin embargo, también una diferencia importante en la valoración de sus líderes. Mientras que Mariano Rajoy se mantiene en la parte baja de la lista pese a subir unas décimas hasta el 3,02, Pedro Sánchez cae ligeramente hasta el 3,61 y sigue en la parte alta de la clasificación.

Tanto el CIS como las encuestas publicadas por medios de comunicación coinciden en una cosa: la crisis catalana ha dado alas, sea con las siglas que sea, a la derecha política. Aunque no sean fiables sin un escenario electoral a corto plazo, de convocarse elecciones PP y Ciudadanos se acercarían a la mayoría absoluta  gracias al desplome de Unidos Podemos, en el que coinciden todos los sondeos. Eso dejaría fuera cualquier posibilidad de una alternativa de izquierdas al actual Gobierno. El impulso de los partidos más conservadores es tal que casi por primera vez algunos medios dan a Vox, el partido ultraderechista de Santiago Abascal, representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados. 

RIVERA-ARRIMADAS-F

Albert Rivera e Inés Arrimadas en la manifestación por la unidad de España de Barcelona

Grupo Zeta Nexica