La mansión Versace, símbolo de Miami Beach, a subasta
Miami Beach es un refugio hedonista de playa, sol y fiesta. Apenas una fachada de una elegante villa a pocos metros de la arena y el mar ofrece a los turistas un marco para una fotografía. Es la mansión Versace, que en septiembre sale a subasta y que en su interior esconde un parque temático de lujo, arte y ostentación.
"Quería hacer entretenimiento a gran escala", afirma Jill Eber, agente inmobiliaria de propiedades de lujo, sobre la intención del diseñador italiano Gianni Versace, que compró en 1992 por tres millones de dólares Casa Casuarina, una deteriorada villa de estilo mediterráneo construida en 1930 que remodeló invirtiendo 35 millones de dólares.
No sólo salvó la casa situada en Ocean Drive, la calle junto al mar más famosa y transitada de Miami Beach, sino que la convirtió en símbolo de la isla e impulsó la restauración de los hoteles Art Deco de color pastel aledaños, revitalizando la zona de South Beach como centro turístico mundial.
El 17 de septiembre será subastada y quien puje por ella no sólo adquirirá una de las villas más codiciadas del mundo, sino 23.000 metros cuadrados repartidos en tres plantas con diez dormitorios cuidadamente decorados de forma diferente, 11 cuartos de baño, frescos en los techos, estatuas, suelos de mármol, mosaicos y una piscina en el jardín con incrustaciones de oro de 24 kilates.
En lo más alto, coronando la casa, un observatorio con techo de cristal en forma de bóveda para contemplar el sol, la luna y las estrellas, pero sobre todo el inmenso azul del Atlántico.
"En todos los rincones sientes que Versace vivió aquí", afirma Eber, que organizó recientemente una visita para los medios. La intención es animar a que los compradores con bolsillos profundos se hagan con la casa en la que Versace puso su empeño (y su dinero) y en cuya escalinata el "serial killer" Andrew Cunanan le quitó la vida en 1997, lo que ha servido para aumentar la mística de la villa.
Su fachada simple apenas deja entrever lo que se esconde tras la puerta: un ostentoso, lujoso y barroco interior, mezcla de estilos español, griego, egipcio, marroquí...
Sus paredes podrían contar historias de modelos, diseñadores, fotógrafos y de famosos como Madonna y Sylvester Stallone, que se hospedaron allí.
En 2000 la familia Versace vendió la propiedad por 19 millones al empresario Peter Loftin. Ahora, tras 13 años de impagos sale a subasta para evitar el embargo. En junio del año pasado se puso a la venta por 125 millones, reducidos luego a 75, igualmente sin éxito.
La puja en septiembre comenzará a partir de 25 millones de dólares. Los interesados deberán hacer un depósito de tres millones y presentar una prueba de pago de 40.
Es difícil que el ganador la use como residencia, ya que más allá del barroquismo interior, la mansión se sitúa en la ruidosa Ocean Drive, en cuyas aceras camareros asaltan menú en mano al turista. En los restaurantes la música disco suena muy alta mientras turistas en bañador contemplan a bailarinas aún con menos ropa y comen hamburguesas por 20 dólares.
Quien quiera lujo y ambiente exquisito debe desplazarse un poco más hacia el norte, hasta los hoteles boutique.
A mitad de los 90, Versace podía hacer en Ocean Drive una vida normal: ir a los clubes, a las tiendas y tomar café en el cercano y famoso News Cafe. Una quimera ahora para el próximo propietario, quien seguramente usará la mansión como espacio comercial, como hotel o para albergar eventos exclusivos, como fue su fin los últimos años.
Pese a sus incovenientes y gracias a sus ventajas, "figuras conocidas en el país y compradores internacionales, sobre todo de Rusia y Sudamérica, han preguntado por ella", asegura Lamar P. Fisher, presidente de Fisher Auction, la compañía que dirigirá la subasta.
Los tabloides británicos aseguran que puede estar en el punto de mira de David y Victoria Beckham. El ex futbolista está tanteando la posibilidad de fundar un equipo en Miami que jugaría en la Major League Soccer (liga norteamericana de fútbol).
Aunque la ciudad ofrece otros muchos sitios más exclusivos, tranquilos y menos accesibles a los "paparazzi", no hay ninguno en Miami tan icónico y lujoso como la mansión Versace.