Manuela Carmena
Alcaldesa de Madrid
La amabilidad da un puñetazo
Crisis en el ayuntamiento. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, apretó las tuercas a las cuentas del consistorio. El concejal encargado de ellas, Carlos Sánchez Mato (de Izquierda Unida), quiso hacer valer que Madrid reduce su deuda más que nadie y consigue superávit sin que ello impida un incremento muy significativo de la inversión y el gasto social. La ley que impide usar ese superávit, si no es para amortizar anticipadamente más deuda, amenazaba con que el ministerio se hiciera con las riendas del ayuntamiento. La alcaldesa optó por obedecer. Sánchez Mato no quiso votar a favor de ese plan. Carmena, que personificaba la imagen más amable del cambio político en ese ayuntamiento, dio un puñetazo encima de la mesa y cesó al concejal.
El compromiso político. Manuela Carmena se labró una imagen respetada por los progresistas a lo largo de toda su vida. Fue militante del Partido Comunista de España y superviviente de la matanza de los abogados laboralistas de la calle Atocha de Madrid por parte de ultraderechistas en 1977. En su etapa como jueza de vigilancia penitenciaria se ganó el aprecio de los presos. Los reclusos contaban cómo contestaba a sus cartas y se interesaba sinceramente por su situación. Fue fundadora de Jueces para la Democracia y vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de Izquierda Unida.
La desjubilación. Carmena usa este término para describir su opción por volver a la actividad. Monta una tienda que vende productos elaborados por los presos, a los que van a parar los beneficios y escribe el libro Por qué las cosas pueden ser diferentes. En las primeras elecciones municipales tras el 15-M, acepta encabezar la lista de Ahora Madrid. Tras la crisis en su Gobierno, señala que no quiere que los partidos que lo componen influyan en él.