Cirugía estética a precio de saldo

05 / 06 / 2009 0:00 Heriberto Araújo
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Casi medio millón de personas de 190 países acude cada año a un hospital de Bangkok para arreglarse el cuerpo sin dejarse una fortuna. Decenas de españoles ya lo han probado.

Mohammed Abdulá, su turno es justo después. Ahora le toca a usted, señor Matsuki. Se puede dirigir al doctor directamente en japonés”. Con un acento tailandés, la enfermera se ajusta el velo y acompaña a uno de los cientos de pacientes extranjeros que cada día afluyen al hospital Bumrungrad International, situado en el corazón de Bangkok. Las salas de espera del Bumrungrad, el centro sanitario más importante de todo el sudeste asiático y principal institución receptora de turismo médico del mundo, son un ejemplo inapelable de que la globalización ha colonizado ya la sanidad. El año pasado más de 400.000 extranjeros desfilaron por este hipermercado de la salud para recibir transplantes de riñón, operarse de una hernia o quitarse unos kilos de más.

Y la mayoría de pacientes pudieron comunicarse en su lengua materna, gracias al ejército de 70 traductores que forman parte del personal. “Cada día vienen unos 300 pacientes, el 95% foráneos, para hacerse un chequeo general”, explica Vinyaratana Ruk, uno de los coordinadores del servicio de medicina preventiva. “Tenemos pacientes de todo el mundo: japoneses, jordanos, saudís, norteamericanos... Y a todos debemos darles un servicio de calidad que además satisfaga sus exigencias culturales y religiosas”, agrega. Para responder al desafío que supone tener pacientes de 190 países, el historial médico de cada cliente está acompañado de su inclinación religiosa. Marcar en el formulario la casilla “musulmán” supone por ejemplo que la enfermera atribuida lleve velo, hable árabe, que la dieta del convaleciente esté exenta de cerdo y que en el parto sólo haya personal sanitario femenino.

Un negocio en pleno auge

Pálido aún por la operación de apendicitis, Kelsey Simmonds escucha las palabras del último discurso del presidente Barack Obama en la pantalla de plasma de su habitación. Este neoyorquino de 45 años, casado con una filipina de 25, viajó a Tailandia para costear una operación de aumento de mamas a su cónyuge. “Quería pagarle a mi mujer unos pechos nuevos y Tailandia fue el destino elegido por la calidad del servicio, la rapidez y el precio –relata a Tiempo–. Cuando llegamos me dio un ataque de apendicitis y no lo dudé: ‘Me voy al mejor hospital que existe’, me dije. La intervención me habría costado una fortuna en mi país”. El bajo coste y la calidad del servic son los principales incentivos del turismo médico en los países en desarrollo, con Tailandia e India a la cabeza. Los estadounidenses son los principales consumidores, porque en su país de origen el precio de la sanidad es prohibitivo. El sector generó en Asia 1.000 millones de euros en 2007, una cifra que se triplicará en 2012. Según el norteamericano Centro Deloitte para Soluciones Médicas, el año que viene seis millones de estadounidenses viajarán al extranjero para recibir tratamiento. En 2017 esta cifra alcanzará el 5% de la población actual de Estados Unidos, unos 16 millones de personas, a causa del aumento de jubilados –unos 100 millones en los próximos años- que carecerán de un seguro médico que les cubra la sanidad en el país del mundo donde más caro cuesta enfermar.

Un estudio reciente de la Asociación Médica Estadounidense asegura que una operación de cirugía en Tailandia, Singapur o Costa Rica supone el 20% de lo que vale en Estados Unidos y con las mismas garantías de éxito. En Europa el turismo médico es mucho menos frecuente, porque el sistema sanitario público es de gran calidad y, como en España, gratuito en casi su totalidad. Pero algunas empresas, como la española NTC, ofrecen operaciones de cirugía plástica a precios de ganga. “El coste es varias veces menor, las instalaciones son fantásticas, no hay lista de espera, no hay colas, te atiende un traductor en español...”, argumenta Nicolás Tena, fundador de la compañía que hoy tiene oficinas en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Bangkok. Este empresario zaragozano empezó a ofrecer el turismo médico para responder al aumento de la demanda. Por 1.200 euros, Tena ofrece una liposucción en un hospital de cinco estrellas con sólo una noche de internamiento. Por 2.600 euros, un aumento de pechos. Si se dispone de 14 días y se desembolsan 6.500 euros, se puede practicar una operación de cambio de sexo. Estos precios suponen menos de la mitad del coste en una clínica de garantías en España, asegura la fuente en una entrevista con Tiempo.

El año pasado llevó a 28 españolas –la práctica totalidad de este tipo de viajeros son mujeres- a someterse a cirugía estética en Tailandia. El perfil genérico, asegura, es el de una mujer separada, de clase media-alta y de unos 40 años. La operación preferida: la mamoplastia. “Aprovechan las vacaciones para pasar un par de días en el hospital, hacerse unos retoques, estar una semana en la playa y venir hasta arriba de compras”. Prueba de que también en España el sector está en auge es que su página web (www.ntc1958.com) ha recibido más de 12.000 visitas sólo en el mes de marzo. La sanidad no atrae sólo a aquellos españoles que quieren quitarse unos años.

A Cristina Martí, una barcelonesa de 40 años residente en Asia, le permitirá que su hermana Marta pueda conocer a su nuevo sobrino. Embarazada de su segundo hijo, Cristina ha vuelto a salir de China, su país habitual de residencia, para dar a luz al pequeño. El primero lo tuvo en Singapur, pese a que por entonces residía en Shanghai. “He venido a Bangkok a tener a mi segundo hijo porque es más barato y los médicos son de primer nivel. En Pekín un parto con cesárea cuesta unos 12.000 euros, y en Bangkok, 1.700”, asegura. Este acceso rápido, barato y de calidad posibilitará que su hermana Marta, que sufre insuficiencia renal, pueda asistir al parto. “Ella necesita sesiones de diálisis tres veces por semana. Desde mayo de 2007 sólo ha podido viajar una vez fuera de España y durante dos días, pero en Bangkok puede seguir el tratamiento que sigue en Barcelona por un precio razonable, unos 180 euros por sesión, y el equipamiento médico es el mismo que en Barcelona. La calidad está asegurada, así que podrá conocer a Bosco”.

Internet, el nuevo bisturí

Impulsado sobre todo por la demanda estadounidense, el turismo médico es un sector que muta a gran velocidad. “Lo que estamos viviendo es una auténtica revolución”, asegura a Tiempo Ruben Toral. Este norteamericano, ex director del departamento de Marketing del hospital Bumrungrad, no duda en afirmar que el turismo médico es sólo el inicio de un gran cambio en la forma de entender el sistema sanitario. “En el pasado uno acudía al médico del pueblo o al que conocía a la familia de toda la vida. En la actualidad la sanidad se concibe en grandes hospitales que ofrecen todo tipo de servicios, como un supermercado. El futuro será digital y supranacional: tendremos un dermatólogo en India, un cardiólogo en Tailandia y un oculista en México. Y muchas de las visitas se harán por Internet con webcam”, pronostica este hombre, con más de 15 años de experiencia en el sector. “En India, donde existen hospitales excelentes, ya se practica este sistema para asistir a pacientes que viven en áreas remotas. Que se extienda por el resto del mundo es cuestión de tiempo”.

Especialista.

Según la fuente, el contacto personal entre doctor y paciente seguirá inevitablemente existiendo, pero Internet permitirá la comunicación entre las partes. “Si un paciente necesita ver a su médico diez veces para curarse, en el futuro recibirá seis consultas en persona y cuatro por videoconferencia. Y todo ello a 10.000 kilómetros de distancia”, asegura. Asistido por el español Nacho Tena, conocedor también del sector, este emprendedor se prepara para lanzar su último negocio: Medeguide, una página web (www.medeguide.com) que pondrá en contacto a pacientes con los mejores especialistas mundiales de todas las disciplinas médicas. “El paciente podrá buscar cuál es el mejor cardiólogo para su problema, contactar con él directamente y fijar una primera cita que seguramente se llevará a cabo por Internet. El servicio será gratuito para paciente y doctor”, subraya. Toral ve en la actual crisis un ejemplo de lo que puede suceder con la medicina privada en los países desarrollados, donde los costes son inasequibles para la mayoría de la población. “Lo que le está sucediendo a General Motors o Ford le sucederá un día a la sanidad privada norteamericana.

India, Tailandia, México y otros serán la próxima Toyota, Nissan o Suzuki. La competencia estará asegurada y eso supondrá el fin de la hegemonía de la sanidad cara”, anticipa, antes de lanzar un guiño a los empresarios de nuestro país. “España, por su clima, su buen vivir y su buena sanidad puede ser sin duda un núcleo importante de turismo médico de Europa”. El potencial de esta industria es excepcional: los turistas médicos gastan 270 dólares diarios, mientras que uno convencional se deja una media de 110 dólares al día.

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