Obsesión por la inflación

03 / 10 / 2017 Jesús Sánchez-Quiñones
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Una y otra vez Draghi insiste en mantener la actual política de estímulos monetarios y mínimos tipos de interés, mientras la inflación no alcance el objetivo del 2% en la Eurozona.

La inflación (IPC) mide la variación de precios de una cesta de productos de consumo de un mes respecto al mismo mes del año anterior. 

Son varios los factores estructurales que presionan los precios a la baja. La globalización, que hace que la mayoría de productos tengan que competir en precio con empresas de todo el mundo. La tecnología, que permite a los consumidores comparar precios de forma sencilla a través de Internet, también limita la capacidad de subir precios a las empresas.

Las dos últimas veces que el BCE subió tipos de interés (en 2008 y 2011) lo hizo por subidas de la inflación motivadas, fundamentalmente, por escaladas del precio del petróleo. El alza del indicador de precios no se debió, en ninguno de los dos casos, a una fortaleza de la demanda interna que requiriera un alza de tipos. En lo que llevamos de año el petróleo ha pasado de 44 a 59 dólares el barril. De mantenerse en estos niveles la inflación subirá, sin que implique ninguna mejora de la economía. De producirse un rebrote inflacionista, tendrá su origen en un efecto pernicioso para la economía, la subida de precios de un bien importado como el petróleo. La obsesión por la inflación sin distinguir su origen es difícil de entender.

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