La muerte del riesgo
Una de las características del año que finaliza en los mercados financieros ha sido la ausencia total de percepción de riesgo.
Una de las características del año que finaliza en los mercados financieros ha sido la ausencia total de percepción de riesgo. Ocurriese lo que ocurriese, nada parecía afectar a las cotizaciones. Las tensiones geopolíticas apenas han provocado mínimas caídas en las bolsas. Los atentados en Europa, a pesar de causar la muerte de decenas de personas inocentes, no tienen ningún impacto en las valoraciones. El lanzamiento de misiles que atraviesan el cielo de Japón ha pasado desapercibido para los inversores.
Una de las bolsas que más sube en el año, un 25%, es la surcoreana, pese a la amenaza bélica con su vecino del Norte. Los mercados financieros han dejado de considerar los riesgos geopolíticos como generadores de volatilidad. Adicionalmente, cualquier caída en el precio de las acciones se considera una oportunidad de compra. Así, las caídas cada vez son de menor intensidad. Por primera vez el índice que engloba todas las bolsas mundiales (MSCI All-County Index) acumula doce meses consecutivos de subidas.
En los mercados de renta fija la tónica es similar. Países como Argentina han sido capaces de emitir un bono a 100 años, a los pocos meses de volver a los mercados de emisión. Una energética danesa es capaz de emitir a 1.000 años (sí, vencimiento 3017) a un tipo del 2,25% con una demanda que superaba más de cuatro veces el volumen emitido. Pese a todo, el riesgo no ha muerto. Reaparecerá.