El acuerdo de la OPEP vuelve a los matices
Los países exportadores de crudo han pactado mantener los recortes de producción, pero sin mucha convicción.
Los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebraban en Viena (Austria) el pasado 30 de noviembre su reunión número 173. Y las cosas terminaron como suele ser costumbre en estas asambleas de socios que pretenden fijar el precio mundial del petróleo. Vuelven a irse a sus países sin saber cuándo se celebrará la reunión número 174, porque nadie se fía de nadie.
Formalmente Rusia y el resto de los países exportadores miembros de la OPEP llegaron al acuerdo de prolongar el recorte global de 1,8 millones de barriles diarios de crudo hasta finales de 2018, en lugar de darlo por finalizado en marzo próximo. El objetivo, claro está, es seguir reduciendo la oferta para que la demanda suba el precio o, al menos, lo mantenga en los niveles actuales, del entorno de los 60 dólares por barril. Sin embargo, el documento final incluye una cláusula de revisión en junio si los países miembros de la organización ven signos de sobrecalentamiento del mercado. En pocas palabras, que quieren que el petróleo no baje, pero tampoco quieren que suba demasiado, porque entonces puede estallar una nueva crisis que nadie sabe cómo acabaría.
De momento, los mercados que juegan con pedidos futuros reaccionaron con ligerísimas alzas de precios. Y mientras los más pesimistas hablaban de la reducción de reservas en Occidente como un peligro, los optimistas argumentaban que Estados Unidos puede seguir haciendo su particular agosto extrayendo crudo del fracking, que es rentable a partir de 41,5 dólares el barril.