Estrenos de la semana
13 / 03 / 2015 Antonio Díaz
Borja Cobeaga dirige Negociador, una comedia del absurdo sobre la negociacion con ETA. Paul Thomas Anderson adapta la novela de Thomas Pynchon Puro vicio.
Negociador.
Dirección: Borja Cobeaga.
Reparto: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces y Óscar Ladoire.
En el futuro, si ETA finalmente se disuelve y entrega las armas y desaparece de una vez por todas la violencia en el País Vasco, no sería nada descabellado analizar en qué medida el humor ha funcionado como catalizador del terror y como herramienta para la cohesión social. En ese caso, si la incidencia de espacios televisivos como Vaya semanita o el filme Ocho apellidos vascos hubieran contribuido realmente a la reconciliación de vecinos enfrentados a través de las carcajadas compartidas, sería de justicia nombrar al cineasta Borja Cobeaga como uno de sus principales artífices. Con Negociador, su tercera película como director, el donostiarra da un nuevo paso hacia adelante y construye una impecable comedia del absurdo inspirada de manera lejana en las auténticas negociaciones de 2005. Con esta película que apuesta por el diálogo Cobeaga se ha comprometido por la paz sin renunciar a su identidad artística. Y merece reconocimiento y aplauso.
Puro vicio.
Dirección: Paul Thomas Anderson.
Reparto: Joaquin Phoenix, Josh Brolin y Owen Wilson.
El guionista y director Paul Thomas Anderson ha sido el primer intrépido en atreverse a adaptar al cine una novela de Thomas Pynchon, creador de ricos universos crípticos y simbólicos que parten de una visión muy personal de Estados Unidos. Puro vicio, publicado en 2009, es lo más cercano que Pynchon ha estado nunca a una narración lineal y en su versión cinematográfica Anderson ha enfatizado el humor del texto original sin despreciar su densidad y su relevancia.
El director también respeta el peso de los diálogos e incluso cuenta con una narradora que recita algunos pasajes de la prosa omnisciente del libro para evitar que el espectador se pierda en esta trama laberíntica que tiene como subtexto la corrupción inmobiliaria en la California de los años sesenta. Aunque no es tan hermética e impenetrable como The master, probablemente la mejor película del director, Puro vicio requiere un público cómplice que se deje sumergir en el submundo retratado.
