Estrenos de la semana
Al Gore vuelve a la carga con la secuela de su necesario documental sobre el cambio climático. Aronofsky firma su película más arriesgada, al límite entre lo sublime y lo ridículo.
Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca
Dirección: Jon Shenk y Bonni Cohen
Al químico neerlandés Paul Crutzen, premio Nobel por sus investigaciones sobre la incidencia del ozono en la atmósfera, se le atribuye haber acuñado el término “antropoceno” para describir la era geológica presente, caracterizada por el impacto global de las actividades humanas sobre el ecosistema. Se trata, en realidad, de una declaración más política que científica, pero logra resumir en un solo concepto la magnitud del problema a la que el ser humano se enfrenta: el planeta está cambiando y puede volverse un lugar peligroso en el que vivir. Al fin y al cabo los negacionistas del cambio climático también se abrazan a razones políticas y económicas para defender sus insensateces.
Han pasado diez años desde el estreno del documental Una verdad incómoda, escrito y protagonizado por el excandidato a la presidencia de EE UU Al Gore, y en este tiempo ni uno solo de sus cálculos ha resultado invalidado, desmentido o corregido. Por eso es tan pertinente y tan poco intempestiva esta secuela, Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca, en la que Gore se arma de paciencia para hacer pedagogía ambientalista en una contrarreloj de desenlace imprevisible.
Madre!
Dirección: Darren Aronofsky
Reparto: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Michelle Pfeiffer y Ed Harris
El cineasta neoyorquino Darren Aronofsky ha recorrido su carrera profesional pisando el límite entre la gloria y el ridículo de la única manera que puede hacerse, sin temer el riesgo, consciente de que el abucheo es una respuesta mecánica del público. Juega en la misma liga que otros autores a menudo incomprendidos, como Lars von Trier, Paolo Sorrentino o Pedro Almodóvar. Aronofsky sufrió el escarnio con su anterior película, aquel extraño Noé protagonizado por Russell Crowe que visto en perspectiva no era tan terrible: era solo una película carente de toda personalidad autorial. En cambio Madre!, que llega a los cines después de su accidentado paso por el festival de Venecia, es todo lo contrario: es una película reconociblemente suya, para bien o para mal. Y esta es casi una advertencia para el público: abandonen toda esperanza en la puerta del cine si no son auténticos iniciados.
No cabe duda de que es un filme extraño (uno de los más extraños que un gran estudio haya producido en la última década), de género y de autor al mismo tiempo, heredera de un Polanski o de un De Palma, pero al mismo tiempo profundamente personal, en todos los sentidos de la expresión: aquí el cineasta seguramente nos está hablando de sí mismo, de su arte y de cómo ha afectado a sus relaciones personales. Porque es imposible leer en la relación que establece entre la Madre del título, encarnada por Jennifer Lawrence, y Él, personaje que interpreta Bardem, como alegorías del ego masculino y el instinto femenino en conflicto. Aronofsky no ofrece una lectura fácil o inmediata de su obra, pero aporta numerosas claves de interpretación -todas ciertas, todas erróneas- de nuevo cabalgando entre lo sublime y lo hilarante.