Carmen Posadas
lugar de nacimiento:
Montevideo (Uruguay)
edad: 58
Una vida llena
Para mucha gente, el hecho de que el propio padre tenga un trabajo que le obligue a cambiar de país cada cierto tiempo es una tragedia. Para Carmen Posadas Mañé fue un privilegio, porque la niña, inteligente y primogénita de cuatro hermanos, tuvo el privilegio de ver mundo y aprender a vivir deprisa y a manos llenas. A los 22 años ya había estudiado en Oxford, se había casado y había tenido a su primera hija. Antes de los 30 comenzó a escribir en serio, al principio para niños (El señor Viento Norte, de 1984) y a hacer muchas otras cosas, como presentar programas literarios en TVE: fue el legendario Entre líneas, que echó a andar a finales de los 80 y del cual lo mejor que puede decirse es que ninguna de sus posteriores imitaciones ha llegado siquiera a parecérsele... y no hablemos de las de hoy. Llegaron los guiones para cine y televisión. Aquella mujer sorprendente, que tenía dos nacionalidades pero que parecía ser de todas partes, escribía con una calidez y con un humor tan certeros (Yuppies, jet-set, la movida y otras especies) que muchos críticos, habituados a las solemnidades y a las reverencias a que se consideraban acreedores por derecho, la desdeñaron. Además, era “demasiado hermosa como para escribir bien”, llegó a decir (con palabras algo más gruesas) cierto intemperante y ambicioso columnista. Eso a Carmen Posadas le dio igual. Alternaba cuento y novela y producía cosas tan sorprendentes como ¡Quién te ha visto y quién te ve! (ensayo), Nada es lo que parece (relatos) y Cinco moscas azules. El peor momento de su vida llegó en 1999: le costó mucho recobrarse de la muerte de su padre y de su segundo marido, Mariano Rubio, exgobernador del Banco de España. Ese segundo matrimonio y su completa naturalidad para aceptar lo que va trayendo la vida la hicieron caer en el pozo negro de las revistas rosas: Carmen Posadas sabe lo que es tener que soportar a los paparazzi, pero también sobrevivió a eso. Los críticos archisolemnes y algún columnista de mala baba se tuvieron que tragar que ganase el Planeta con Pequeñas infamias (1998) y que Newsweek la catalogase entre las escritoras más brillantes de su generación. Se rio de quienes quiso en su recopilación de artículos periodísticos, La hernia de Viriato. Y sigue escribiendo como siempre: con tesón, con humor, con brillantez, mientras la vida la va llenando.