No sin mi perro
Hacer planes con perros no siempre es fácil. España sigue siendo poco permisiva con el acceso de animales a lugares públicos.
Los perros de la Comunidad de Madrid han avanzado un pasito más en sus derechos. Se acaba de aprobar su acceso a la red de metro de la capital acompañados de sus dueños. Para viajar tendrán que hacerlo atados con un bozal y en el último vagón. A pesar de esta novedad, a la hora de hacer planes con nuestro “mejor amigo” los canes europeos parten con ventaja. Si hay un país que puede presumir de ser un verdadero paraíso perruno ese es Alemania, donde las mascotas son bienvenidas en playas, restaurantes o tiendas. Sin embargo, en España todavía hay muchos lugares donde los perros tienen vetada su entrada y por consiguiente, también sus dueños. Cuando se trata de salir a cenar o ir de compras con la mascota es el propietario del local quien tiene la última palabra y decide si permite o no su entrada. Pero algo está cambiando. Al más puro estilo de los restaurantes de Brooklyn o Manhattan donde ofrecen como servicio añadido un menú para los perros de sus clientes, en Palma de Mallorca el restaurante Claxon cuenta con un menú canino fijo (paté de buey o de cordero y verduras de lata), por dos euros, y el agua gratis. “Le ponemos al perro un mantelito bajo la mesa de su dueño. La iniciativa ha tenido mucho éxito”, cuenta a TIEMPO Enzo Gominetti, socio del restaurante.
Lo cierto es que cada vez hay más familias y singles que conviven con un perro y que desean contar con él también en sus planes de vacaciones. Pero viajar con un animal no se improvisa. Requiere una previa planificación e informarse con tiempo, sobre todo si se trata de viajar al extranjero, ya que las normas de cada país son diferentes respecto a la entrada de animales.
Pasaporte canino.
Para conocer mundo, el animal también tiene que tener su pasaporte internacional, un sencillo trámite que gestiona su veterinario y que muchas compañías aéreas requieren a la hora de embarcar. La situación es más fácil cuando el perro es pequeño y se le puede transportar metido en su bolsa de viaje. Si pesa de 4 a 6 kilos puede viajar en cabina, en un saco, a los pies o en las rodillas, aunque, eso sí, como ningún avión se puede convertir en un pequeño zoo, las compañías aéreas limitan el número de animales por viaje, por lo que conviene reservar el billete con tiempo.
Y si se trata de viajar en tren por Europa, el perro viaja gratis, al contrario de lo que sucede en España, donde en itinerarios largos hay que sacar un billete específico para la mascota que cuesta un 25% de la tarifa ordinaria en ese trayecto. La mayoría de los países europeos han desarrollado un mercado pet-friendly que se ocupa de satisfacer todas las necesidades de los perros. Alemania, Francia o la República Checa son destinos cómodos para viajar con este animal. En Praga hay incluso tres cines donde los perros son bienvenidos, y no tienen que pagar suplemento ni usar bozal, simplemente estar atados con una correa. Y como destino vacacional, en esta ciudad checa los turistas pueden recurrir a empresas de baby-sister caninos o incluso satisfacer cualquier capricho perruno, como evitar que la mascota descuide su régimen durante las vacaciones encargando un menú saludable a través de la página Health for dog, y se la envían al hotel en el que perro y dueño están alojados.
En nuestro país, el alojamiento está dejando de ser un problema y cada vez hay más hoteles que piensan en los dueños con mascotas como potenciales clientes. Aunque todavía hay espacios que se resisten, por eso mejor que el perro no les salga caprichoso, porque alojarse en Paradores todavía lo tienen prohibido. Pero si el destino del viaje son países como Alemania, Francia o Suiza, por ejemplo, la situación es más fácil ya que desde hace años es raro encontrar problemas a la hora de pedir una habitación para compartir con el perro.