La Pantoja y sus privilegios
Las noticias contradictorias que nos llegan sobre el llamado “Caso Pantoja” son un vez mas síntomas de los mimbres con lo que estamos construyendo esta sociedad.
No es un tema de gran relevancia ni social ni tampoco psiquiátrica, pero si creo que merece alguna reflexión, ya que las noticias contradictorias que nos llegan sobre el llamado “Caso Pantoja” son un vez mas síntomas de los mimbres con lo que estamos construyendo esta sociedad.
Vaya por delante mi opinión. Un servidor es de los que piensa que la reclusa Isabel Pantoja se encuentra en prisión no tanto por los delitos que ha cometido, aspecto este incuestionable en un estado derecho cuando así lo ha decidido un tribunal legitimo, sino mas bien por ser quien es y lo que representa. Ese parecer no es sólo mío, profano en la materia, sino también se lo he oído a eminentes juristas y expertos en derecho penal.
Isabel Pantoja esta en prisión como se le “escapo” al propio tribunal para “ejemplarizar”. Para demostrar al pueblo que el que la hace la paga, aunque sea famoso; que todos somos iguales ante la ley, aunque sea un personaje televisivo; que este es un estado democrático y de derecho donde no hay privilegios, aunque sea folclórica popular. No obstante, insisto, no todos opinan lo mismo y hay quienes piensan que Isabel Pantoja ha ingresado en Alcalá de Guadaira mas por su fama, personalidad y relevancia mediática, que por el tipo penal que se le ha condenado. Si aceptamos este presupuesto, no se le debería considerar como una reclusa mas y los presuntos privilegios que se le han dado, si fuere ese el caso que yo creo que no lo es, hasta podrían estar justificados.
Cuando un sujeto ingresa en prisión lo único que debe perder es su libertad y aquellos derechos que estén tasados en la norma legal. El ingreso en el sistema penitenciario español no significa que nadie deba perder dignidad, respeto, consideración, salud, ni ninguna otra circunstancia que no sean las que marca la ley. En el caso “Pantoja”, con la que, repito, no me une nada ni a favor ni en contra, creo que se esta dando una situación, rara, anormal y extraña desde la ejecución de la condena hasta la actualidad.
Me cuesta creer que la dirección del centro sea tan torpe y osada que, sabiendo que iba a ser observada con lupa y que iba a estar en el centro de la información, dispensara ningún trato de favor a esta reclusa. Sería de necios, de estúpidos, de zotes. Y no me parece que la directora del centro y el equipo directivo lo sean. Además si hay privilegios, es decir si se ha producido un delito de prevaricación, ¿Por que no se ha ido al Juez de Vigilancia o al Juez de Guardia, si llega el caso? ¿Por qué se ha acudido a un importante medio de comunicación, en lugar de a los tribunales? ¿No será una forma de presión mas que de denuncia? ¿Qué hay de cierto de la imputación de un funcionario por delitos graves y el enfrentamiento de un sindicato con la dirección por ello? Uno que sólo es un ciudadano corriente y moliente no llega a entender lo que está pasando y convendría que nos dieran una explicación sencilla y clarificadora.
La salud mental que debemos tener nos obliga a ser bien pensados, a no anticiparnos al futuro, a ser reflexivos y no impulsivos, a tomar distancia de los hechos para verlos con mas claridad, a confiar en la autoridad, a huir de la critica parcial, sectaria e interesada, a esperar que los que tienen que decidir lo hagan con sosiego, objetividad y ponderación. Lo contrario sería actuar con imprudencia o con maldad. Y no se cual de las dos opciones sería peor.