España o el declive del fútbol que asombró al mundo
Diez meses pasaron entre dos derrotas ante Holanda. Diez meses en los que la selección de fútbol de España, cuyo fútbol asombró al mundo durante años, entró en un declive que nadie sabe aún si llegó a su fin.
Atrás quedaron los tiempos en los que España no sólo provocaba la admiración por su preciosista estilo de juego, sino también el temor por su efectividad. Entre 2008 y 2012 conquistó consecutivamente dos Eurocopas y un Mundial, un logro inédito hasta la fecha.
Los tiempos cambian a velocidad de vértigo en el mundo del deporte, y más en el caso del fútbol, una actividad sometida al escrutinio constante de los torneos y los juicios de los hinchas. Lo que nadie pensaba es que ese vértigo iba a apoderarse de la selección española con tanta crueldad.
El Mundial de Brasil marcó el paso del todo a la nada para España. Acudió a la cita como campeona y se marchó como una selección del vagón trasero. Bastaron dos partidos para su eliminación, saldada prematuramente con las derrotas 5-1 ante Holanda y 2-0 ante Chile. Su victoria final 3-0 ante Australia sólo sirvió para la estadística.
A Brasil viajó con los jugadores que fueron básicos en los éxitos anteriores, futbolistas como Xavi Hernández, Xabi Alonso, Iker Casillas, David Villa, Fernando Torres o Andrés Iniesta.
Todos se acercaban o superaban ya la treintena y hacía tiempo que daban síntomas de estar alejados de su mejor rendimiento. Pero es verdad que casi nadie esperaba un fracaso de esa magnitud.
La crítica fue despiadada y el puesto del seleccionador, Vicente del Bosque, estuvo en el aire, principalmente por sus propias dudas de continuar. Finalmente, el técnico decidió afrontar la renovación de la selección, pero ésta permanece todavía entre sombras.
Así se comprobó en el último partido del equipo en marzo, una nueva derrota ante Holanda, esta vez por 2-0 en un amistoso en Ámsterdam. Cuatro días antes, sólo había podido ganar escuetamente 1-0 ante Ucrania en su camino hacia la clasificación para la Eurocopa de Francia 2016, donde espera defender el título.
El prestigio ganado durante su época dorada está agotándose. El balance de seis derrotas en los últimos 11 partidos habla de una selección que se ha acostumbrado no sólo a perder, sino también a mostrar dificultades para competir. Desde el Mundial de Brasil, cayó ante equipos como Chile, Francia, Alemania y Holanda en dos ocasiones. También ante Eslovaquia en la fase de clasificación para la Eurocopa.
España no gana a un grande desde el 1-0 ante Italia en un amistoso en marzo de 2014 previo al Mundial de Brasil. Tras la Copa del Mundo, sólo se impuso a Macedonia, Luxemburgo, Bielorrusia y Ucrania.
En marzo de 2015, España quedó fuera del "top 10" del ranking mundial de la FIFA por primera vez desde 2007.
No obstante, frente a la crítica general de la prensa, el grupo español muestra optimismo y el seleccionador insiste en la actitud comprometida de sus jugadores.
"Tenemos una estabilidad en cuanto al comportamiento de los jugadores ante cualquier adversario. No se seleccionan los partidos. Podemos jugar mejor o peor, pero todos quieren jugar. Es compromiso", aseguró Del Bosque en una reciente entrevista con dpa.
Gerard Piqué, central del Barcelona y uno de los hombres más veteranos ahora en el equipo, intentó quitar importancia a las derrotas.
"No me preocuparía en exceso por este partido porque también perdimos (amistosos) con Argentina y Portugal y después ganamos (la Eurocopa)", dijo el defensa tras la derrota ante Holanda en Ámsterdam.
Mientras, la crítica intenta encontrar explicaciones -aunque también culpables- a lo que le pasa actualmente a la todavía campeona de Europa.
El consenso general es que son irreparables las ausencias de futbolistas como Xavi, Alonso, Villa o Torres. Tanto por el liderazgo que ejercían como por su nivel competitivo y futbolístico. España sigue pendiente de que jóvenes como Isco, Álvaro Morata o Koke sean capaces de asumir el relevo, pero si éste llega necesitará su tiempo.
Las ausencias también están lastrando el reencuentro con la identidad perdida, pues se duda de la capacidad de los nuevos futbolistas para mantener erguida la entorcha del estilo de pase corto por el que España fue conocido en la última década.
Mientras, los números son incontestables y hablan de una España incapaz de meter goles. Nunca fue un equipo goleador, ni siquiera en sus mejores tiempos, pero lo suplió con una enorme capacidad para competir y defender con el balón en los pies.
En los últimos 11 partidos jugados, España sólo fue capaz de marcar más de un gol en cuatro ocasiones. Y lo hizo ante selecciones tan alejadas de la elite como Australia, Luxemburgo, Bielorrusia y Macedonia.
Del Bosque ha probado de todo en la delantera -Diego Costa, Morata, Juanmi, Michu, Paco Alcácer o Munir-, pero nadie tomó el relevo de Villa o Torres. Mientras, sus centrocampistas -Iniesta, Cesc Fábregas, Santi Cazorla o David Silva- aportan poco o nada en la estadística goleadora.
Del Bosque sigue buscando soluciones a problemas que se le acumulan en el cajón de deberes pendientes. Mientras, los fans quieren resultados o, en su defecto, buenas sensaciones. Y las derrotas aumentan en la misma medida que se afianza la desesperanza. Porque la caída no se detiene.