El enigma del tenis sueco

29 / 10 / 2014 Sebastián Fest (dpa)
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"Bienvenidos a mi hogar", dice Bjorn Borg al viajero que ingresa al vestíbulo principal del aeropuerto de Estocolmo. Pero la enorme foto del gigante del tenis engaña, porque Suecia no es la misma Suecia que él conoció: de ser el país con los mejores tenistas pasó a ser uno sin jugadores.
 
 Por ese aeropuerto desfilaron durante décadas exitosos tenistas suecos que regresaban al país con trofeos de todo tipo en individuales y dobles, también con la codiciada Copa Davis.
 
 Hoy no hay nada de eso, el tenis sueco es un páramo. El mejor jugador del país se llama Christian Lindell. Nació y vive en Río de Janeiro, y a los 22 años tiene un ranking de 230. Lo sigue como número dos Elias Ymer, hijo de un ex atleta etíope.
 
 Ymer, de 18 años, es la mayor esperanza del tenis sueco, pero como número 237 del ranking aún necesita tiempo de maduración.
 
 El panorama es inusual para un país que le dio tres número uno al tenis: Borg, Mats Wilander y Stefan Edberg. Un país que igualó lo hecho por el australiano Rod Laver, el último ganador del Grand Slam, la conquista de los cuatro grandes torneos del tenis en una misma temporada.
 
 Fue en la temporada 1988, cuando Wilander conquistó el Abierto de Australia, Roland Garros y el US Open mientras Edberg se coronaba en Wimbledon. Salvo Australia con Laver, ningún otro país logró en la era profesional llevarse en un mismo año los cuatro grandes.
 
 "El tenis ya no es más popular en Suecia. No aparece en los medios, porque no tenemos resultados", explicó a dpa Robin Soderling, el último gran jugador sueco.
 
 Soderling habla en una sombría oficina con vistas al tradicional estadio con sillas de madera del club Kungliga, en la zona noble de Estocolmo. Una mononucleosis lo expulsó del tenis hace tres temporadas, pero confía en volver. Mientras tanto dirige el torneo de Estocolmo y diseña una pelota con su nombre.
 
 "Todo era fácil entonces, porque teníamos un gran jugador como Borg. Y entonces todos querían jugar al tenis, también los niños. Repentinamente ya ninguno quería jugar al hockey sobre hielo. Y llegaron Edberg y Wilander, y la sed por el tenis creció más aún. Teníamos un buen sistema y miles de chicos jugando tenis".
 
 Otros nombres de altura se sucedieron en los '80, '90 e inicios del tercer milenio: Mikael Pernfors, Joakym Nystrom, Anders Jarryd, Kent Carlssen, Jonas Bjorkman, Thomas Enqvist, Thomas Johansson o Magnus Norman. Johansson llegó incluso a ganar el Abierto de Australia en 2002, pero desde entonces, Suecia está fuera del radar del éxito en el tenis.
 
 "Creo que es también un problema económico y social. Cuando se llega a cierta edad, el tenis es snob", explicó a dpa Johan Olsson, un dependiente de 27 años que trabaja en un centro comercial de grandes marcas en la céntrica calle Götgatan y que en su juventud jugó al tenis en buen nivel.
 
 "De jóvenes juegan porque los padres los financian, pero a los 18 tienen que elegir entre seguir en el tenis o la Universidad, y la educación universitaria importa mucho aquí", añadió Olsson, nacido en Gotemburgo, la segunda ciudad del país y en la que jugar al tenis es más sencillo que en la capital.
 
 "En Estocolmo hay menos oferta de canchas, sí", aseguró Olsson, que sin saberlo coincide con Soderling.
 
 "No hay muchas canchas techadas en la ciudad, pero en mi pueblo podía jugar cuando quería".
 
 Lo que le sucede a Suecia no es excepcional. Estados Unidos, otra gran potencia del tenis, tampoco pasa por su mejor momento, al igual que Argentina, que descendió en cuanto a calidad y variedad de jugadores, y por lo tanto, éxitos.
 
 Pero ninguno de esos países sufrió una caída tan profunda como la sueca. Los dos continúan en el Grupo Mundial de la Copa Davis y sus jugadores siguen ganando torneos, aunque en los últimos años ya no de Grand Slam.
 
 Lo de Suecia es diferente: a efectos tenísticos, el país prácticamente no existe en el panorama internacional, salvo por los torneos de Estocolmo y Bastad, este último altamente popular entre los jugadores, que saben apreciar la vida nocturna sin límites que ofrece la localidad durante el verano sueco.
 
 Soderling es crítico con la federación de tenis de su país.
 
 "Pierden patrocinadores todo el tiempo y no entra ninguno nuevo. No sé cómo trabajan, pero algo hacen mal".
 
 ¿Soderling presidente? El aún tenista no quiere saber nada. "No, no. Es un trabajo duro, porque tienes críticas todo el tiempo aunque trabajes fuerte. No es el trabajo que quisiera tener".
 
 Bjorkman, que es ahora subcapitán del equipo de Copa Davis, cree que Suecia murió de éxito.
 
 "Teníamos un sistema, todos venían a verlo y a copiarlo", recordó a dpa.
 
 "Pero entonces los demás comenzaron a tener éxito y nosotros seguimos igual. Nuestro sistema no evolucionó. Y nos quedamos atrás".

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