La Preysler cantó en homenaje al Nobel

11 / 04 / 2017 Jesús Mariñas
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El escritor peruano Mario Vargas Llosa celebró su 81 cumpleaños en la ciudad donde nació, Arequipa, en compañía de su novia, Isabel Preysler, que le cantó el Cumpleaños feliz.

Ya está claro que Paula y David ya no serán eternamente la “pareja ideal”. Han roto tras muchas idas y venidas, distanciamientos, rumores y hasta descontento por las salidas nocturnas del cantante, al que vimos en Cadena Dial. Parecía rejuvenecido, con un aire de libertad y los pantalones ceñidos desde el tobillo. Parecían mallas y demostraban que vuelve a sentirse joven y sin ataduras: 48 horas después anunciaba la separación tras diez años juntos. Estuvieron llenos de “desencuentros”, reconoce sin tristeza y cede el cetro a quienes los heredan como añejos románticos.

Acaso el Nobel e Isabel Preysler resultan más románticos o al menos duraderos. Y no digamos Bigote en arremetida increíble desde sus filas y la incansable María Teresa Campos, que despidió con lloros ¡Qué tiempo tan feliz! tras ocho años en antena. Son dos parejas modélicas, al menos de momento. Era lo que vendían el bellezón de Paula y el cantante que causa más furor en las Américas que entre nosotros. Tuvieron un matrimonio siempre cuestionado, quizá porque escamaba tan aparente y bien vendido entendimiento. Ella aprovecha la ruptura, ojo al detalle, para sacar una colonia propia llamada Senssuel. Nada costaría posponer el lanzamiento de la fragancia para que no apeste, y más tratándose de un perfume.

 

La eterna y el Nobel

Punto y aparte para exaltar el distinto comportamiento de la eterna Isabel y el Nobel peruano originario de Arequipa, escenario inspirador de su maravillosa La casa verde, tan retrato de aquel Perú rústico y violento. Tiene el tono denunciador de Ingobernable, nuevo arrollador serial. Es varapalo al narcotráfico que existe entre México y Estados Unidos, le zurra fuerte hasta al presidente azteca y hace desear que aquí alguien tenga la ocurrencia de hacer uno centrado en La Moncloa y Mariano Rajoy. Parece misión imposible, como al principio fue el romance Preysler-Mario. Nadie apostaba por ellos y llevan ya tres años plagados de viajes, algo que esta reina de corazones solía detestar. Nunca acompañó a Julio Iglesias en sus años matrimoniales y solo lo hizo en sus entregados primeros años recorriendo nuestra América: “Viajaba con nosotros en autocar y comíamos bocadillos porque no daba para más”, evoca exaltador Alfredo Fraile.

Isabel prodigó elegancia en este 81 cumpleaños del escritor, la ciudad a sus pies ante su sencilla coleta baja y blusa con rebequita, sin sofisticación de las que suele. Mario se acomodó sin corbata pero con rayada camisa de ejecutivo. Sorprendió que ella no probase el plato típico de ese país de tanto impacto culinario: Madrid y Barcelona están llenos de ofertas con esa cocina picantona. Recelosa, rechazó el enorme conejillo de Indias que sirven frito y entero sin quitarle la cabeza. Se disculpó con un “perdón, he almorzado mucho”, es de poco picar. Pero se desquitó con el fuerte queso de papaya. Luego impactó a coro cantándole Happy Birthday, primera vez que lo hacía ante público. Fue marcha triunfal, himno de la alegría y salmodia. Siguieron visitando Machu Pichu como dos turistas corrientes.

 

María Teresa sigue molesta

La Campos, aprovechando que Bigote inicia concurso, sigue molesta porque su amor participe y sabe lo que se avecina. Se refugia en su Málaga, donde algún día proyecta retirarse “a un chalecito con jardín”. No le basta con el pisazo mirando al mar que tiene en el paseo marítimo. La distancia como olvido, sigue fiel a su costumbre de procurar no saber posibles críticas. “Así vivo mejor”, justifica semejante postura. Pasa de lo bueno y de lo malo. Firmó gordo contrato de “larga duración” con Tele-5 y queda a la doble espera: la de reanudar contacto con el público incondicional y dispuesta a ser chica de la Cruz Roja y curar las heridas que sufra Bigote en esa ya enconada batalla de la isla. Quizá la Campos se asombre con Ingobernable, algo que muchas harán durante estas Pascuas. Sus 16 capítulos dejan a uno sin respiración ni tregua, en una combinación perfecta que hace desear algo parecido en España. Habrá que atarse los machos como zapateramente lo han hecho cinco populares en auténtica casualidad.

Cadena Dial montó cumple con la espléndida Rosana, Amaral, Vanesa Martín, Rosario y Bisbal. Emidio Tucci lanzó masculino catálogo apadrinado por Álex González que con José Coronado empieza en junio serie sobre el narcotráfico en Galicia, no todo queda en México. María José Suárez hizo su primer desfile casamentero –ella ya de cuatro meses, viene niño–, apoyada por Raquel Rodríguez y Lucía Hoyos. Faltaron misses, supuestas íntimas. Sacó  prometedora colección variada, donde lo mejor son las siluetas sirena y algunos recargados lo peor.

Vicky Martín Berrocal, Virginia Troconis, Elena Furiase, Marta Haza y Esmeralda Moya lanzaron sus ideas calzadoras: rotundas como Vicky que, además, debutó como presentadora televisiva. Le falta costumbre, tiene que soltarse y apartar la brusca humanidad que tiene, como Marta Haza rehaciendo desnudas sandalias doradas, un clásico recamando de lentejuelas sandalias y alpargatas. No pidamos suavidades a quien no las tiene.

Todo coincide, curioso, con la nueva corrida de los hijos de Manuel Benítez, otra guerra familiar donde el mito de 80 años pide dejen de urgirle reunión. La evita porque se sabe arma que usarían para promocionar publicitariamente unas corridas donde solo interesa el tardío y oportunista emparejamiento de Manuel junior y Julio. Emocionar al reunirse es lo mejor que ofrece un cartel que busca repetir el morbo en cuarteto con los hermanos Rivera Ordóñez. Pero Cayetano, que vive la mejor temporada de su carrera cobrando 70.000 euros por tarde cuando Fran se sitúa entre los 30.000 y los 40.000, se ha plantado en el no. “Ya hablaremos”, va dando largas centrado en sus grandes compromisos sevillano y malagueño como gancho principal. Tras sus dudas de hace dos años sobre si me retiro o no, hizo su mejor faena.

Mientras, a nivel familiar, sigue el culebrón de final inimaginable. Virginia Troconis ve los toros desde la barrera y se realzó vestida de amarillo con aberturas en pecho y cintura, atrevido diseño de Roberto Fiz. “Yo no me meto, es cosa suya. Cuando el Cordobés decida conocer a su hijo, se sabrá”. “Parece muy resentido por la casi presión de Manuel urgiéndole reunirse”, dije yo. “Creo que estas decisiones no se pueden forzar. Casi han pasado cincuenta años ignorándose mutuamente. Dios me libre de meterme, si ni siquiera lo conozco...”.

La distancia como buen olvido, el Cordobés la cultivó sin interés por la descendencia, a la que tarde y hasta mal, cuando ya estaban hechos y derechos, dio sus apellidos. Un parcheo.

Semeja culebrón como el que, también tarde y mal, monta Rocío Carrasco a su ex Antonio David. Ella sigue sin hablarse con sus dos hijos aunque reclame recuperar al pequeño, de ya 18 años. Tras veranear el pasado mes de agosto con su padre, la manejada criaturita resolvió –¿fue realmente decisión propia?– seguir con él. Así está, cuidado por su hermana, de 21, que a los 16 tomó esa determinación.

 

La guerra de Rocío y David

La Carrasco entonces no reclamó a su hijo, que era menor de edad, pero sin embargo hoy planta tardía batalla al exagente de la Guardia Civil. Con lo que ella discutió con la Jurado para que los dejase convivir antes de casarse. Conminó con un determinante “cuando tenga mayoría de edad, me iré con él”. Su hija cumplió la amenaza y marchó con él casi deportado en Argentona (Barcelona) tras castigarle el Cuerpo por quedarse 20.000 pesetas de una multa que había impuesto como guardia. Rocío cambió a su madre por “la bruja” Cristina Blanco –también resucitada en Semana Santa– y vivieron las dos juntas durante un tiempo. Ella era un “topo” y me daba cuenta puntual de lo que pasaba en aquel chalé: cómo David mimaba a la empleada del hogar y hasta que al abandonar aquello, trasladaron la lavadora con ropa dentro desde hacía tres días.

Pienso lo extraño y hasta ridículo es que hoy le pida cárcel por tres “maltratos sicológicos”, cuando en la ahora conmemorada Tómbola, durante hora y media –con un 37% de audiencia–, Antonio David desgranó sus agravios de traicionado. Hasta dio pelos, señales y matrículas de los coches donde presuntamente su entonces mujer introducía en casa de tapadillo a sus novios. Si entonces no lo denunció, ¿por qué 17 años más tarde? Resulta inexplicable. Es lamentable cómo se han cargado entre todos, Rociíto, su ex, Amador... el mito de la Jurado, que no los dejaba moverse y pagaba los gastos de familia hoy tan expuesta. Todavía no han empezado a decir o largar del boxeador y de Ortega Cano, que supongo algo malo tendrían. Esperen, no perdamos las esperanzas. 

Grupo Zeta Nexica