Putin deja de ser un marginado
Obama tiende la mano al presidente ruso en la cumbre del G-20 para intentar desbloquear una posible solución en Siria. Los rusos van por delante de Washington
Cómo cambian los tiempos: en la cumbre del G-20 de Brisbane (Australia), en 2014, Vladimir Putin se encontró aislado y tuvo que soportar agrias críticas, mientras Angela Merkel emergía como brillante mediadora; en la de este año, en Turquía, la canciller alemana se ha visto sometida a fuerte presión y el presidente ruso, en cambio, ha vuelto a ganar relevancia.
De hecho, los atentados de París del viernes 13 de noviembre han permitido a Putin ser visto como una tabla de salvación para contener el avance del Estado Islámico (EI) en Siria. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, contra todo pronóstico, mantuvo en la cumbre de Turquía un breve encuentro con Putin para acercar posiciones. Y Francia también ha tendido la mano a Moscú para coordinar mejor los ataques.