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El show de Donald Trump

06 / 08 / 2015 DPA
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Las cadenas NBC y Univisión, el rapero Pitbull y el alcalde de Nueva York, entre otros, no quieren tener ya nada que ver con Trump.

La Torre Trump en la ciudad de Nueva York.

"¡Está despedido!" Así concluía Donald Trump cada programa de "The Apprentice" (el aprendiz), el "reality show" que protagonizaba y en el que jóvenes empresarios competían por ganar un puesto para dirigir durante un año una de las empresas del multimillonario.
 
 Una frase similar debió usar la cadena NBC en junio cuando decidió cortar lazos con Trump, que de alguna manera sigue siendo el protagonista de un "reality" mucho más real: el de su campaña para ser presidente de Estados Unidos. 
 
 Las cadenas NBC y Univisión, el cocinero español José Andrés, el rapero Pitbull y el alcalde de Nueva York, entre otros, no quieren tener ya nada que ver con Trump, quien monopoliza de momento la larga campaña a la presidencia de Estados Unidos con sus controvertidos comentarios contra los inmigrantes mexicanos, contra el héroe de guerra John McCain e incluso contra el "establishment" del Partido Republicano, al que quiere representar en las elecciones de noviembre de 2016.
 
 A tenor de las reacciones y las críticas, su campaña podría considerarse un fiasco. Todo lo contario: diciendo lo que muchos quieren escuchar y con un discurso más sentimental que racional, Trump lidera de momento las encuestas entre el nutrido grupo de candidatos republicanos, que primero lo vieron como una anécdota, luego como un peligro y ahora como una clara amenaza.
 
 "Creo que es un candidato serio y que va a tener mucho dinero (para la campaña). Está apelando a los miedos de la gente", dijo Jeb Bush, que era (o es) el gran favorito gracias a su estirpe presidencial, lo que le permite recaudar fondos con facilidad.
 
 Bush, cuya mujer es mexicana, aseguró tomarse "personalmente" el ataque de Trump a los inmigrantes cuando en junio anunció su candidatura. "Cuando México envía a su gente no envía a lo mejor, envía gente que tiene muchos problemas. Traen drogas, crimen, son violadores y asumo que algunos son buena gente", afirmó. 
 
 El multimillonario ha hecho de la inmigración ilegal su eje de campaña e incluso plantea construir un muro en la frontera con el vecino del sur.
 
 Desde aquel 16 de junio y esas incendiarias declaraciones todo gira en torno a Trump, inevitable. Casi la mitad de la información sobre los candidatos republicanos durante el último mes se centró en Trump, según el estudio del experto en estadística Nate Silver.
 
 "¡Don Voyage!", escribió "The New York Post" con un juego de palabras con el que daba por concluida la carrera de Trump tras poner en duda los méritos de guerra del senador McCain. Pero ni siquiera atacar a un veterano, un sacrilegio en Estados Unidos, le ha hecho perder impulso. Trump, de 69 años, ha llegado para quedarse.
 
 A través de los mítines, de Twitter y de las numerosas entrevistas televisivas, Trump es omnipresente, y eso es algo de lo que están disfrutando los demócratas, entre los que Hillary Clinton parece no tener oposición como candidata.
 
 Trump lo acapara todo y se espera que sea el eje del debate del 6 de agosto que organiza la cadena Fox, amiga de Trump. Sólo podrán acceder diez de los candidatos, por lo que todos se esfuerzan en conseguir el apoyo necesario en las encuestas para estar en el escenario de un programa que promete una gran audiencia y que girará en torno al millonario.
 
 "Necesitamos soluciones de verdad (para la inmigración ilegal), no lanzar ideas para conseguir reacciones como si fuera un 'reality show'. Yo tengo que trabajar en el mundo real", dijo Rick Perry, uno de los candidatos, que se ha dado cuenta de que no puede no ignorar a Trump, porque saltar a la arena y pelear con él también da exposición mediática.
 
 "Todos me van a atacar. No sé cómo lo voy a hacer. Yo no soy un político acostumbrado a debatir, yo soy un creador de puestos de trabajo", afirma Trump con fingido victimismo. 
 
 Trump, que está a favor del aborto, temá tabú entre los republicanos, y que en el pasado aportó económicamente a campañas demócratas, está ganando adeptos gracias a su posición de "outsider", de hombre alejado de las tramas políticas de los partidos y de Washington, de hombre de éxito.
 
 "No necesitamos otro político, necesitamos un hombre de negocios", escribió en Twitter el ex jugador de baloncesto Dennis Rodman, siempre fue tan controvertido como Trump.
 
 Muchos incluso lo ven como un "caballo de Troya" de los demócratas. Otros aseguran que puede favorecer al candidato que gane la carrera republicana porque a su lado siempre parecerá una figura moderada.
 
 Pero la mayoría en el GOP (Grand Old Party), como se conoce al Partido Republicano, teme que Trump corteje a los votantes más escorados a la derecha, pero aleje a los de centro y sobre todo a la minoría hispana, cada vez más decisiva para llegar a la Casa Blanca.
 
 Los hispanos apoyaron al demócrata Barack Obama claramente en 2008 y sobre todo en 2012, cuando logró el 71 por ciento de respaldo frente al 27 por ciento de su rival, Mitt Romney. Los republicanos saben que tienen que remontar esos números si quieren ganar en 2016, al menos hasta el 40 por ciento que obtuvo el republicano George W. Bush en 2004.
 
 Sin embargo, hasta un 62 por ciento del voto latino iría para el candidato (o candidata) demócrata, según la última encuesta de la cadena de habla hispana Univision.
 
 Trump confía en ganar adeptos entre los latinos, pese a su retrato de la inmigración ilegal. "Quitaré trabajos de China y de Japón. Los hispanos conseguirán esos trabajos y van a querer a Trump", dijo el millonario hablando de sí mismo en tercera persona durante una reciente visita a Laredo, Texas, junto a la frontera con México.
 
 El temor de los republicanos es que decida presentarse como independiente por un tercer partido, algo que de momento no quiere hacer. Sabe que sin el respaldo del GOP no tendría posibilidades de batir a Hillary Clinton, a la que ve como su rival final. Y el partido es consciente de que le quitaría votos importantes como hizo Ross Perot en 1992, que fue una de las causas de la derrota de George Bush padre ante Bill Clinton.
 
 Su omnipresencia es tal que hasta el rapero Pitbull entró en campaña para atacarlo. "Marco Rubio, ponte las pilas; Jeb Bush, ponte las pilas; Hillary Clinton, ponte las pilas, porque Donald Trump no puede ser presidente", dijo el músico en una reciente entrega de premios.
 
 El show de Trump llega al mundo del espectáculo y ha reforzado su papel de "celebrity" y de "clown". "The Huffington Post" ya no informa de él en la sección de política, sino en la de entretenimiento.
 
 La revista "Time" ha creado un "generador de insultos" en el que se puede introducir el nombre de una persona y ver los ataques que ha recibido de Trump. En otro artículo de la publicación se dan consejos para disfrutar de la misma tupida cabellera blanca del millonario, en la que Homer Simpson se pierde en un universo paralelo en un reciente episodio de "The Simpsons".
 
 "Atacar a Trump sólo parece hacerle más fuerte", advirtió el diario "The Washington Post".
 
 "Dejen de reírse de Donald Trump", coincidió William Fry, del Brookings Institute, un laboratorio de ideas especializado en política. Fry pide tomar en serio ya a Trump, que es real, ha llegado para quedarse y ha convertido la política de Estados Unidos en su propio espectáculo.

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