El crucero fallido de Gómez-Navarro

17 / 07 / 2012 13:54 Antonio Rodríguez
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El exministro se arriesga a una querella por la quiebra de la empresa turística Quail Travel el pasado febrero, tras dejarla con un déficit de casi 14,5 millones de euros.

Javier Gómez-Navarro vuelve a ser noticia un año después de dejar la presidencia del Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Tras su polémica salida en los estertores del zapaterismo, parecía que el exministro de Comercio y Turismo con Felipe González podría disfrutar de un merecido retiro, pero sus negocios en el sector de los cruceros le están dando más de un dolor de cabeza.

Un despacho de abogados (Cobo Serrano Abogados) estudia emprender acciones legales contra Gómez-Navarro por su eventual responsabilidad en la quiebra de la empresa turística Quail Travel Group en febrero de este año, según ha podido saber Tiempo, tras conocer el informe que la administración concursal presentó el pasado 16 de abril al juzgado mercantil número 10 de Madrid. En este, la empresa presenta una diferencia de casi 14,5 millones de euros entre su activo y su pasivo.

Seis millones de capital.

Creada en noviembre de 2007 antes de   la crisis económica, Quail Travel empezó con un capital social de seis millones de euros y dividió su proyecto en dos líneas de negocio: la red de agencias Quail Tours y la naviera Happy Cruises, con el fin de explotar el negocio de los cruceros por el Mediterráneo desde España. Los valedores de esta compañía fueron Javier Gómez-Navarro como presidente de la misma; el presidente de Presstour, Ángel Nemesio; el director general de Ahorro Corporación, Antonio Fernández; y el presidente de Globalia, Juan José Hidalgo. Como apoderado y vicepresidente estaba Alfonso López Pérez, vinculado a empresas del expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán. Los afectados por la quiebra de Quail Travel tienen previsto pedir a la administración concursal que solicite una inspección de la Agencia Tributaria en la empresa para determinar si hay indicios de un presunto delito de apropiación indebida o estafa. Alegan que Gómez-Navarro y el resto de administradores de Quail Travel adquirieron “múltiples productos y servicios a sabiendas de que no podría atender los pagos”, según ha indicado un responsable del bufete de abogados a Tiempo.

El hilo de la investigación ha llevado a los acreedores a Panamá, donde se creó Happy Cruises “como empresa offshore”. No se han identificado instalaciones ni negocios a su nombre en dicho país, lo que ha llevado a los afectados a creer que la compañía de Gómez-Navarro quiso aprovecharse del régimen tributario panameño. “Aparentemente, [Happy Cruises] es solo una subsidiaria para manejar fondos sin impuestos, operando en España a través de Quail Travel Group SA”, señala la citada fuente.

Los problemas de esta empresa de Gómez-Navarro surgen con la compra en 2008 del crucero MV Pacific Princess por un importe de 10,2 millones a pagar en plazos. Ese mismo año tuvo que ser paralizado en Valencia para una inspección y luego fue trasladado a Génova (Italia) para ser reparado en un astillero. A medida que se fueron acometiendo las mejoras, también fueron surgiendo “vicios ocultos, como corrosión en el casco, en los tanques, en las cabinas, la sentina y los botes salvavidas”, se explica en la memoria anexa a la solicitud de concurso de acreedores. Todo ello llevó a Quail Travel a desembolsar cerca de nueve millones de euros en reparaciones que no fueron suficientes para que el MV Pacific Princess volviese a estar operativo. Los problemas de tesorería empezaron en la temporada 2009.

Llegado el momento, Gómez-Navarro decidió parar la inversión y poner una demanda por estafa en los tribunales de Florida (EEUU) contra los vendedores del buque -la empresa Flamek International-, por lo que Quail Travel ha vinculado el pago de las deudas a los proveedores con un resultado a su favor en los tribunales estadounidenses. En el informe de la administración concursal se concluye que “el arrastre de dichas deudas en las cuentas anuales de los ejercicios posteriores (a 2009), han hecho inviable la situación de la compañía, que se ha visto abocada a solicitar el concurso de acreedores”. El mismo documento reconoce que el importe total de los créditos que reclaman los acreedores afectados por la suspensión de pagos se corresponde con lo solicitado por los demandantes.

Hidalgo, “un perjudicado más”.

Estos últimos ven también responsable de la quiebra a Globalia, el grupo turístico del que forman parte, entre otras empresas, Air Europa, Halcón Viajes y Travel Plan. Sin embargo, la compañía de Hidalgo alega que ella es “una perjudicada más” en este caso, ya que aparece entre los proveedores impagados, según apuntó un portavoz de Globalia.

El fundador de Air Europa aportó 1,3 millones de euros para la puesta en marcha de Quail Travel, por lo que se quedó con el 21,5% de las acciones y el cargo de consejero, pero Hidalgo alega que nunca estuvo en la gestión de la compañía, que salió de la misma en junio del año pasado, cuando conoció las dificultades por las que pasaba y que por tanto “dio por perdida” la inversión inicial.

La posterior reclamación económica asciende a cerca de un millón de euros que varias empresas de Globalia entregaron al grupo de Gómez-Navarro durante el verano de 2011 mediante dos pagos de 400.000 y 600.000 euros como adelanto por las entradas de un crucero que nunca se llevó a cabo. Un dinero que Hidalgo, al igual que el resto de acreedores, no ha recuperado y que ahora reclama a sus exsocios. “Al quebrar, nos hemos quedado sin esta última inversión”, lamenta el portavoz de Globalia.

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