Merkel, la esperanza conservadora

07 / 02 / 2017 DPA
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En las papeletas electorales de los comicios generales del 24 de septiembre en figurará de nuevo en cabeza de lista el nombre de Merkel, una candidata curtida en la batalla política que intentará lograr su cuarto mandato consecutivo.

Fuente: EFE

La mandataria alemana ya lo adelantó al anunciar su cuarta candidatura a la Cancillería a finales de noviembre. Serán las elecciones "más difíciles" que haya vivido el país desde la reunificación en 1990, dada la gran polarización que reina en la sociedad germana.

Tras 16 años como presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y más de once al frente de la Cancillería, la mandataria está dispuesta a igualar los récords establecidos por dos figuras emblemáticas de su partido, Konrad Adenauer y Helmut Kohl, quienes ejercieron el cargo de canciller durante 14 y 16 años, respectivamente.

La historia de uno de los fenómenos políticos más fascinantes del siglo XXI comenzó el 17 de julio de 1954, cuando Angela Dorothea Kasner nació en Hamburgo como hija de un pastor protestante y una maestra de inglés.

La familia se trasladó pronto a la Alemania comunista (RDA), donde la futura canciller pasó la infancia y estudió Física "porque el gobierno de la RDA no podía inmiscuirse en las leyes de la naturaleza". De un breve matrimonio con el físico Ulrich Merkel le quedó el apellido.

Su llegada a la política fue tardía. Merkel tenía ya 35 años cuando entró en la CDU tras la Reunificación alemana en 1990, pero pronto aprendió mejor que nadie la dinámica del poder guiada por su mentor, el mítico canciller Helmut Kohl, al que terminó dándole la espalda y empujando al retiro tras el escándalo de la financiación ilegal de la CDU.

Protestante, inexperta y con un pasado "extranjero" en la RDA, en sólo diez años Merkel se convirtió en la primera mujer en presidir la CDU, un partido hasta entonces arraigado en la Alemania occidental, dominado por varones y basado en valores católicos.

"Sabía lo que quería: llegar a la cima, a la cima total", resumió el líder cristianosocial Horst Seehofer. La "cima total" llegó con la victoria electoral en 2005 que hizo a Merkel la primera canciller mujer en la historia de Alemania y la primera crecida en la RDA.

Merkel tomó de la física su pragmatismo. A diferencia de otras "damas de hierro" como la británica Margaret Thatcher, con la que fue comparada, Merkel carece de convicciones inamovibles o de grandes visiones. Sus ideas son como las leyes científicas: meras hipótesis que mantiene hasta que demuestran ser erradas.

La Merkel privada es un misterio. Se sabe que le gusta la cocina, la jardinería, la música clásica y el fútbol. Son famosas sus fotos celebrando goles de Alemania y sorprendió en 2012 cuando le preguntaron con quién querría cenar a solas: "Con el entrenador español Vicente del Bosque", respondió sin sombra de duda.

La canciller disfruta además los paseos por la montaña con su segundo marido, el no menos enigmático Joachim Sauer, y sueña con un retiro plácido en el Uckermark, la región donde creció. Una victoria en las elecciones de septiembre la obligará a posponer ese descanso otros cuatro años.

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