Las empresas alemanas que contribuyeron a la victoria de Donald Trump

23 / 11 / 2016 Friederike Marx (DPA)
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La estricta regulación estadounidense no permite a las compañías realizar donaciones directas a los candidatos a la presidencia pero sus empleados, a nivel particular, pueden decidir a quiénes apoyan económicamente al Congreso y al Senado.

¿Los republicanos de Trump o los demócratas de Hillary Clinton? Los trabajadores de las empresas alemanas radicadas en Estados Unidos parecen haber respondido con claridad a esta pregunta. O al menos, eso es lo que sugieren las donaciones que han ido a parar a ambos en las elecciones de 2016.

La ley estadounidense sólo permite hacer donaciones a los ciudadanos del país. En el caso de las empresas, independientemente de que sean estadounidenses o extranjeras, tienen prohibido apoyar financieramente la campaña de los candidatos a la Casa Blanca.

Se permite, no obstante, que las compañías, a nivel interno, organicen una especie de consejos mediante los cuales se realizan las donaciones, los llamados Comités de Acción Política (PAC).

Así, los trabajadores de las empresas deciden de forma individual a qué partido y en qué medida quieren colaborar mediante la aportación de fondos. Este dinero puede destinarse a los candidatos que concurren a la Cámara de Representantes y al Senado pero no a los aspirantes a hacerse con el Despacho Oval.

Los empleados de la filial de HeidelbergCement en Estados Unidos, Lehigh Hanson, optaron por una repartición desigual de sus donaciones durante la campaña electoral.

Así, la mayor parte de los fondos recaudados, más de 100.000 dólares (94.034 euros), fueron a parar a los republicanos, según investigaciones de la organización sin fines de lucro "Center for Responsive Politics". La empresa Lehigh Hanson tiene su sede en Texas, un Estado en el que habitualmente ganan los republicanos.

HeidelbergCement destacó que Lehigh Hanson obró por cuenta propia, desvinculándose de la decisión tomada por los empleados de la compañía.

"Sólo se apoyó a los candidatos al Congreso y no hubo donaciones para la campaña presidencial", indicó la empresa matriz, que opta por mantenerse al margen al no expresar ningún tipo de preferencia por ninguno de los aspirantes durante la campaña.

Los trabajadores estadounidenses de las empresas químicas alemanas Bayer y BASF también apoyaron con sus donaciones principalmente al bando republicano. BASF cuenta con más de 100 sedes en Estados Unidos y la mayoría de ellas están situadas en ciudades del sur del país, en feudos tradicionalmente republicanos.

La farmacéutica Bayer, que acaba que adquirir a la empresa estadounidense Monsanto, está presente, fundamentalmente en Pensilvania, Carolina del Norte, Nueva Jersey y California.

Tras la victoria electoral de Donald Trump, la industria química alemana se mostró un tanto desconcertada, sin saber qué rumbo iba a tomar a partir de entonces la administración estadounidense.

"Esperamos que Donald Trump, a pesar de sus posturas nacionalistas y proteccionistas expresadas durante la campaña, mantenga las estrechas relaciones políticas y económicas entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos", señaló el director general de la Federación de la Industria Química de Alemania (VCI), Utz Tillmann.

Por su parte, los trabajadores de las filiales estadounidenses del Deutsche Bank, el grupo bancario más grande de Alemania, mantuvieron el equilibrio a la hora de realizar sus donaciones.

Las aportaciones realizadas por los Comités de Acción Política de la entidad bancaria, que recaudaron cerca de 270.000 dólares, fueron repartidos a partes iguales entre republicanos y demócratas.

Menos salomónica se mostró la plantilla de la empresa de software SAP, que optó mayormente por dar su apoyo económico a los correligionarios de Hillary Clinton.

Por parte de otras compañías alemanas presentes en Bolsa, no hubo respaldo financiero a los candidatos al Congreso o al Senado de Estados Unidos. Este fue el caso de firmas como la aseguradora Munich Re o de las fabricantes de automóviles BMW o Daimler.

Otras empresas, como Allianz, apuestan por desvincularse de las citas electorales y realizan donaciones de forma regular. El PAC de la aseguradora, según datos facilitados por la propia compañía, dona entre 50.000 y 60.000 dólares al año a los diputados del Congreso.

"Allianz no tiene influencia sobre las donaciones realizadas a nivel particular por los empleados, desconoce a quién donan el dinero y no dispone de información adicional al respecto", señaló la empresa.

El presidente de Allianz, Oliver Bäte, fue muy claro una vez se confirmó la victoria electoral de Donald Trump. El alto directivo apuntó que, en su opinión, las políticas del nuevo presidente tenderán hacia el proteccionismo y causarán efectos negativos en la economía global.

"A nivel de política exterior, Trump es todavía una página en blanco y eso crea una incertidumbre añadida", declaró.

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