La industria relojera se enfrenta a la amenaza de los smartwatch

03 / 04 / 2017 Andrei Sokolov (DPA)
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Los fabricantes de relojes tradicionales también empiezan a atreverse a entrar en el mundo de los smartwatch ante el comienzo de las caídas de ventas. 

Dos años después del lanzamiento del Apple Watch, el dispositivo sigue siendo el líder del mercado

En Baselworld, una de las ferias más importantes del sector, la marca Montblanc presentó su primer reloj inteligente. TAG Heuer ya va por la segunda generación de su modelo Connected y el gigante Swatch quiere incluso desarrollar con marcas como Tissot un sistema operativo propio para relojes y competir con Apple y Google. 

Sobre todo los fabricantes suizos esperan atraer así a nuevos clientes que de otra manera no llevarían nunca reloj, dada la continua caída de ventas. 

Cuando aparecieron estas minicomputadoras portátiles para la muñeca, la primera reacción desde Suiza fue más bien de incredulidad. El director general de Swatch, Nick Hayek, dijo hace cuatro años que no creía que se produjera una revolución. Según él, sería difícil sustituir un iPhone por un terminal en la muñeca, en primer lugar por el tamaño de la pantalla. 

Dos años después del lanzamiento del Appel Watch, que se convirtió en líder del mercado y sigue siéndolo, está claro que los relojes inteligentes no consiguen convertirse "en el siguiente gran dispositivo" tras los smartphones. Pero también es cierto que han llegado para quedarse. 

La empresa analista del mercado IDC estima que el año pasado se vendieron más de 49 millones de relojes inteligentes y calcula para 2021 un aumento hasta los 150 millones de dispositivos. Sin embargo, es un cálculo difícil dado que incluso en el mejor de los casos las empresas cuentan solo con vagos indicadores de futuras ventas. 

Además, las estimaciones varían, puesto que la definición de smartwatch no está exactamente establecida. ¿Se trata de un reloj en el que se pueden utilizar distintas apps como en un smartphone? ¿O cuenta si posee podómetro y otros chips? 

Por esta razón, otro analista del mercado tecnológico, Strategy Analytics, calculó que el año pasado se vendieron muchos menos smartwatch, en concreto 21 millones, con una participación de Apple en el mercado del 55 por ciento. Las ventas subieron sobre todo en Navidad con la segunda versión del Apple Watch, más dirigido al fitness y al deporte. 

Los relojes inteligentes son un desafío para los fabricantes tradicionales, dado que la mayor parte de los relojes vendidos son modelos baratos, mientras que la mayoría de la facturación procede de los modelos de lujo, más escasos. Todos los productos del mercado que tengan precios similares afectan directamente a los fabricantes. 

Las cifras hablan por sí solas: de los 25,4 millones de relojes suizos exportados el años pasado, casi dos tercios costaban menos de 200 francos (186 euros). Sin embargo, casi dos tercios de los 18,2 millones de francos ingresados procedían de las ventas de solo 1,4 millones de relojes de más de 3.000 francos. 

Por lo tanto, no pasó desapercibido el alivio que sintió la industria suiza cuando Apple fracasó estrepitosamente con su versión del Apple Watch de oro de 10.000 euros y lo retiró del mercado poco más de un año después. 

Pero el inútil intento de Apple de entrar en el segmento más elevado del mercado no debe interpretarse como que los fabricantes de relojes no corren peligro. La subida de los impuestos para los productos de lujo en China, el descenso del turismo de compras en las grandes ciudades europeas y la fuerza del franco suizo hicieron que los ingresos de los fabricantes suizos descendieran ya casi un diez por ciento el año pasado. 

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