Famosas sonrisas, no tan perfectas

07 / 06 / 2013 10:22 Celia Lorente
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Presumen de dentaduras impecables, de una blancura y un brillo deslumbrantes, pero no siempre fue así. Muchas celebrities han tenido que recurrir a la ayuda de un especialista para poder lucir la mejor de sus sonrisas.

El desarrollo de nuevas técnicas de odontología estética como blanqueamiento dental, carillas ultrafinas o brackets invisibles puede convertir un desastre de boca en la boca ideal. Una bonita sonrisa que muestre unos dientes blancos y cuidados puede embellecer y rejuvenecer el rostro más que otros agresivos tratamientos estéticos. Los resultados son, además, espectaculares.

¿Y cuál sería la sonrisa perfecta? Según el doctor Fernando Moraleda, dueño de las clínicas Smilelife y experto en este tipo de tratamientos, “si trazamos una línea imaginaria que pasa por el borde de los dientes anteriores-superiores, lo bonito es que sea una línea curva de convexidad inferior, y así quede paralela al borde superior del labio inferior. Eso es un signo de juventud, ya que se consigue cuando los incisivos centrales, palas, son algo más largos que los incisivos laterales y los caninos están a medio camino entre ambos. Según pasan los años, el borde de los dientes se va desgastando y esta curva se convierte en una línea recta”.

Si seguimos el consejo de este especialista y nos fijamos en las fotos de las modelos de las revistas, comprobamos que es así. Aunque no siempre lo ha sido, ya que dejar que la naturaleza siga su curso no garantiza la perfección bucodental. La mayoría de los famosos que hoy nos deslumbran con sus sonrisas impecables han pasado por las manos de expertos odontólogos. Es el caso de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que se partió uno de los comúnmente llamados paletos cuando era niña. Tras comenzar a aparecer con asiduidad en los medios, decidió que ya era hora de ponerse unas carillas y lucir una sonrisa sin imperfecciones. Su compañera de partido Alicia Sánchez-Camacho también presenta unos dientes mucho mejor alineados que antes de ser elegida presidenta del PP catalán, junto con otros retoques estéticos. Y la socialista Leire Pajín muestra ahora juntos los paletos centrales, que tenía muy separados.

Pero si hay una profesión en la que tener una sonrisa impecable es casi una obligación es la de actor. Penélope Cruz, Demi Moore, Nicole Kidman, George Clooney, Ben Affleck, Nicolas Cage o Tom Cruise lucen ahora una dentadura que nada tiene que ver con la de sus primeros debuts en la gran pantalla.

Históricamente, la necesidad de tener la mejor sonrisa en el cine surge entre los actores y actrices cuando, a partir de los años 50, comienzan a usarse planos más cortos y sus caras aparecen con detalle en la gran pantalla. Es la época con más glamour de Hollywood, y es en Beverly Hills donde la consulta del doctor Peter K. Thomas se convierte en un lugar de culto para conseguir la mejor sonrisa. Por ella pasan la mayoría de las estrellas de Hollywood a lo largo de décadas. Su reconocimiento es mundial, no solo por sus pacientes sino por toda la profesión odontológica, que siguió sus doctrinas en la realización de la anatomía dental.

Escultura dental.

Desde este pionero, la odontología estética ha avanzado a pasos agigantados. A mitad de los años 80 se empiezan a usar los composites (material utilizado para hacer los empastes blancos) como esmalte artificial, recubriendo los dientes oscuros o rotos hasta transformarlos en dientes perfectos. Esta técnica dio pie a la llamada escultura dental a principios de los 90. Un procedimiento restaurador estético de los dientes con materiales cerámicos, es decir, con las conocidas carillas o láminas de porcelana usadas hasta el día de hoy. Estas carillas ultrarresistentes cierran los espacios entre dientes, igualan desigualdades y blanquean dentaduras manchadas. Se colocan sin tener que modificar el diente y sin la necesidad de extraer ninguna pieza. No necesitan anestesia, no producen sensibilidad y ofrecen una unión perfecta con la encía, por lo que el resultado estético es muy natural.

Unos dientes oscuros, desordenados y antiestéticos pueden arruinar el más bello rostro. Hay personas que confiesan a los dentistas que no sonríen prácticamente nunca por su “complejo de dientes feos”, lo que acaba repercutiendo en su vida social. Aunque en principio pueda parecer frívolo, unos dientes bonitos pueden resultar, para el bienestar de un paciente, tan importantes como unos dientes sanos y sin caries. “Comprobé que existía un camino para devolver a los pacientes su seguridad y autoestima, para transformar y mejorar sus sonrisas. Y que la estética, además de todos los tratamientos para solucionar dolores, infecciones, caries, puede ser tan importante para el paciente como curar estas enfermedades odontológicas”, cuenta Fernando Moraleda.

Y por la clínica Villaboa, que regentan las doctoras Deborah y Beatriz Villaboa, pasan pacientes con nombres muy importantes de la política y la sociedad. Estas odontólogas han sido de las pioneras en España en utilizar ordenadores y sofisticados programas para poder enseñar al paciente el resultado final de su tratamiento. Ahora estas técnicas similares al Photoshop “nos parecen ya prehistóricas, porque el resultado final que se nos mostraba en pantalla no solía corresponder exactamente con lo que habíamos diseñado; no dejaba de ser una simulación virtual”. Ahora utilizan una técnica en la que hacen un estudio completo de la boca y esculpen un prototipo estético de la dentadura hasta darle el brillo, la personalidad y la anatomía que necesita. El paciente puede incluso llevarse a casa ese prototipo o maqueta que “viene a ser como esa toile o prueba que se realiza de un traje de novia antes de confeccionarlo. Incluso puedes enseñárselo a tus familiares, mirarte en el espejo y ver cómo vas a quedar finalmente. Es decir, puedes probar antes de decidir. También permite incorporar, si es posible, las sugerencias o deseos del paciente”, cuenta Beatriz Villaboa.

El blanco ideal.

Otra de las técnicas más demandadas es la del blanqueamiento dental. Para la doctora Beatriz Villaboa “el blanqueamiento dental no consiste en pintar de blanco el diente. El color taza de váter se lleva más en América, en Europa gusta un blanco más natural”. Y explica: “Los dientes tienen una tonalidad de nacimiento que se va tiñendo con el café, el tabaco, los colorantes... Estos productos dejan sustancias químicas adheridas y hay que eliminarlas”. En la sesión de blanqueamiento se aplica primero un agente blanqueador –oxígeno activo– en el exterior del diente con luz ultravioleta. El gel transparente blanqueador, con peróxido de carbamida o peróxido de hidrógeno, ataca y disuelve esas sustancias químicas nocivas y aclara la superficie del diente, devolviéndole su blanco natural. Se aplica con un pincel y se enfoca un haz de luz halógeno ultravioleta (también los hay de plasma o de luz de diodos, LED) hacia los dientes. Una sesión dura unos 40 minutos y viene a salir por unos 200 o 300 euros, dependiendo de dónde se realice.

Pero también hay otras técnicas que están revolucionando la estética dental, como los brackets invisibles o la cirugía plástica gingival para efectuar recontorneados de encías retraídas o que se vean en exceso. La nueva estética dental combina los cuatro factores más importantes de la sonrisa perfecta: color, forma, posición y labios. Y los pacientes ya no se conforman con una sonrisa sana, sino que además demandan una sonrisa bonita.

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