SOS refugiados

Por si no fuera suficiente agravio el acuerdo con Turquía, la Comisión Europea da un paso más y plantea “incentivos negativos” para contener los flujos migratorios. Se supone que un incentivo debería ser un estímulo para realizar una acción positiva, pero en este caso se emplea como si fuera un oxímoron, pues resulta contradictorio que el incentivo sea para sancionar, limitar ayudas y otros beneficios a los países que sean incapaces de contener a los inmigrantes. Todo les parece bien con tal de evitar que entren en Europa, pero no deja de ser una decisión mezquina, primero por insolidaria y después por ineficaz. Buscar países gendarmes dispuestos a emplear cualquier método para frenar a los solicitantes de asilo con el fin de obtener beneficios es una indignidad, y vulnera, además, los convenios internacionales sobre derechos humanos, la Convención de Ginebra para los Refugiados y directivas europeas en materia de asilo. Hemos visto el trato vejatorio que reciben los inmigrantes retornados a Turquía. A España le salió bien suscribir acuerdos con países como Marruecos, Senegal, Mauritania o Nigeria para que, a cambio de distintas ayudas, contuvieran la salida masiva de personas en busca de asilo. La mejor política, a medio plazo, es aumentar la financiación de los países de los que huye la gente por miedo al hambre o a las guerras, pero a corto plazo no hay más remedio que resolver de manera inmediata el drama humanitario. Dejarlo pasar, hacer como que se ignora el problema, no sirve más que para agravarlo. Los informes revelan que unas 25.000 personas han muerto, en los últimos 15 años, sin llegar a su destino. Conocemos la intolerable proliferación de las mafias que obtienen cada vez más beneficios con su repugnante negocio. Sabemos que Libia, convertido en Estado fallido, acoge a más de 230.000 inmigrantes cuyo único objetivo es entrar en la Unión Europea. Más pronto que tarde, muchos entrarán y es probable que no intenten conseguirlo, como ahora, de manera pacífica.

Con motivo del Día del refugiado del próximo 20 de junio, SOS refugiados ha elaborado un manifiesto en el que se exigen habilitar vías legales y seguras para que las personas refugiadas no tengan que arriesgar su vida en peligrosas rutas. Garantizar que las mujeres no estén sometidas a violencia sexual y de género, y que los menores reciban la protección adecuada. Garantizar la protección de las organizaciones y personas que apoyan a la población refugiada. La complejidad de la situación hace que su trabajo sea absolutamente necesario y debe ser complementario al que las instituciones europeas están obligadas a realizar. Son peticiones cargadas de tanta racionalidad que todo el mundo debería suscribir. De lo contrario, Europa irá a la deriva.