Los Trump y la moda

15 / 12 / 2016 Nativel Preciado
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Las constantes bravuconadas de Trump provocan continuos sobresaltos.

Que los Trump están de moda no solo pertenece al mundo de la observación política. La moda es mucho más; son tendencias repetitivas, ya sean de ropa, estilos de vida o modos de comportamientos que marcan y transforman la conducta de las personas. La llegada a la Casa Blanca del presidente electo Donald Trump ha supuesto un enorme impacto mediático no solo por el fracaso de las encuestas, por su antiestética melena oxigenada, sus amenazas, sus tuits sediciosos o sus rebuznos machistas y xenófobos; también por su equipo de asesores. Los tres últimos son de traca. Me refiero al congresista republicano Tom Price, secretario de Salud y Servicios Humanos, crítico feroz de la reforma sanitaria del presidente Barack Obama; al general James Mattis, secretario de Defensa, apodado nada menos que Mad Dog o Perro Furioso; y a su gurú de cabecera, Peter Thiel, administrador de fondos de inversión, que defiende el liberalismo a ultranza y la desaparición del Estado. Todos temibles, pero este último, al ser un depredador empresario de éxito, resulta aún más peligroso. Se autodefine como un libertario (no confundir con el clásico anarquismo), defiende eliminar los impuestos; es de los que creen que libertad y democracia son términos incompatibles, que el proteccionismo solo sirve para amparar a los vagos, y su proyecto más ambicioso es crear micronaciones independientes en aguas internacionales para que sus empresas puedan escapar de cualquier control público internacional.

Las constantes bravuconadas de Trump implican nuevas amenazas y provocan continuos sobresaltos, como la tensa situación creada con el primer mandatario chino tras su apresurado contacto con la presidenta de Taiwán. Pero aunque me haya dejado arrastrar por los desatinos del personaje, retomo a la familia Trump, porque mi pretensión inicial era hablar de la guerra de los modistos en torno a la primera dama estadounidense. El único que se ha mostrado dispuesto a vestirla ha sido Tommy Hilfiger. La diseñadora francesa Sophie Theallet, sin embargo, ha encabezado una campaña contra Melania con el argumento de que “su ropa es incompatible con los mensajes racistas y sexistas de su marido”. Con Theallet se han solidarizado Marc Jacobs, Tom Ford, Donatella Versace, Vera Wang, Michael Kors y el resto de los estilistas que se alinearon con Hillary Clinton y con Michelle Obama durante los últimos ocho años. No tengo nada contra la persona de Melania Trump, aunque lamento que plagie discursos ajenos, cambie de una manera drástica la actual imagen de la Casa Blanca, y que pueda ser víctima de su belicoso marido. Por cierto, quizá en una de sus ocurrencias, le recomiende que vista la moda army chic, un estilo militar acorde con la tendencia de este invierno y, por supuesto, con los nuevos aires de su Gobierno.

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