Un Julio Iglesias cruel es descubierto por sus íntimos

20 / 12 / 2013 10:50 Jesús Mariñas
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Alfredo Fraile, antiguo mánager del cantante, arremete contra él 30 años después en un libro que recoge su experiencia a su lado.

El setentón cantante que siempre mira de lado ya puede prepararse. Empezará el año con mal pie, siniestramente retratado, desmitificado y zurrado por sus más íntimos como en tiempos lo fue el fidelísimo AlfredoFraile, que, 30 años después –ya es tiempo para madurar y exprimir lo mejor de tanto mal– lanza libro de 500 páginas recogiendo su larga, entrañable, abnegada y finalmente triste experiencia de toda una vida con Julio. Nadie como él conoce lo más secreto, recóndito e inédito de quien aún  presume de semi Quijote tras alardear de ser un truhán casi un señor. Lo mismo hará TonxoNavas, acuciado por necesidades económicas tras despido improcedente, al dejarlo Julio sin el apartamento miamero presuntamente regalado, como también hizo RocíoJurado en Chipiona con JuanLópezdelaRosa. Parece que ambos estuvieran cortados por idéntico patrón engañador después de que Tonxo –al que conoció de baloncestista en los tiempos juveniles del Real Madrid– le sirviese leal y con altibajos durante 30 años y acompañará en los últimos años a CharodelaCueva, madre del artista.

Exhumando lo que guardaban, le arrean de lo lindo, recomponen su historia y revelan lo acaso ingrato del personaje mientras a su exIsabelPreysler la proclaman “joyón de joyas” –que suena a letanía mariana como la Torre de David, el arca de la Alianza y mater amantísima, Dios me perdone tal impía comparación– en noche exaltadora de los mejores accesorios del año. Incombustible y exacta, pero evitando que la retraten de un perfil de nariz ya inexistente –no podría figurar en medallas–, Isabel se recompuso cual burbuja Freixenet recubierta de dorados luminosos.

Una elegante Isabel Preysler.

Destacó sobre una mayoría recurriendo al socorrido negro siempre cansino pero recurso facilón que no compromete. Lo exhibió también bajo arrepollada falda con añeja capa de visón del armario materno su hija la dulce Tamara. Va de tonta sin serlo. La madurada CarmenLomana, rebosando perlones, no se pierde una y exhumó fondo de armario; la sosaina AnaGarcíaSiñeriz iba en plan superviviente y SimonetaGómez-Acebo, geometrizando su forzada sonrisa. La vendedora CaryLapique, tan experta en exclusivas familiares, hizo nueva una túnica brillosa dotándola de un cinturón rasado y modernizador, mientras GenovevaCasanovas aseguraba, repetía y confirmaba para dolor de Cayetana: “Ni loca vuelvo con Cayetano. Somos más amigos ahora que de casados”. Marchaba a México para fiestas familiares: “Porque mami ya está casi repuesta y lo celebraremos más”, anticipó ante la aún espléndida AnneIgartiburu bajo encaje insinuador y una AriadneArtiles de escote en la cintura, también adicta al no color en el que nadie reparó, todos centrados en admirar tal exhibición pectoral, muy medida sobre un pijama tachonado de lentejuelas. HelenLindes acudió tan minifaldera y cautivadora como MalenaCosta, y LeticiaDolera, en verde oliva.

Anticipadamente celebraban las vívidas revelaciones que Fraile hace en una especie de autobiografía donde no se limita a Julio y repasa cómo y cuánto colaboró con el president JordiPujol y su asunto con Cullell; su amaño o más bien apaño del desembarco español de SilvioBerlusconi; la idea de “Marruecos, paraíso de los sentidos”, buen gancho turístico usado por HassanII bajo su ministro Zulay; la dorada época Kio precursora de las actuales tropelías económicas y donde JavierdelaRosa se anticipó a los encarcelamientos actuales. Cómo no recordar los campeonatos de golf encabezados por SeverianoBallesteros, entonces esperando su primer hijo de la dulce CarmenBotín en el monegasco Mont Angel, la fiesta de Los del Río sobre la terraza del apastelado Casino Garnier, el poderío del millonario de RicardoSucre dándole a la lambada con AnitaObregón. Ahí inventaron el inexistente amor con el príncipeAlberto, ella no se quedó sin ganas de verse cual GracedeMónaco. Fraile evoca que hubo sofoco colectivo –que aún le dura a la estupenda CristinaValls-Taberner, ya a punto de ser joven abuela– tras una recepción palaciega. Realizado el besamanos, ante Seve, Cary Lapique y otros, Rainiero los dejó helados lavándose ante los estupefactos invitados en una palangana como medida purificadora, regeneradora e incontaminante. Fue exhibición despreciadora y sonó a afrenta. Fraile la detalla bromista como el monumental cabreo de Julio en su 40º cumpleaños parisiense: “Se enteró que Nathalie, su ex con canción propia, andaba liada con MohamedAlFayed, tío del que fue novio póstumo de LadyDi. Llenamos el Ritz de Place Vendôme de su propiedad, había 200 invitados y, ofendido, pretendió cambiarlos [de establecimiento] ante lo que tomaba por traición inadmisible. RafaAnsón y yo sudamos para calmarlo y convencerlo porque no había plazas libres en hoteles de esa categoría. Julio nunca permitió que sus ex se enredasen con otros, temiendo que contasen de más. Pero ya ves, a Vaitiare yo la recuerdo aniñada pero sexy en su primer viaje juntos a Sun City, paraíso jugador de Sudáfrica. Un aburrido oasis en el apartheid. Ella, que está a punto de desembarcar en España desde su actual residencia de Los Ángeles, con apenas 17 años realzados por dientes muy salientes. Incomodaban a Julio y durante una semana de actuaciones no la dejó  abandonar la suite, todos malpensando que estaban consumidos por la naciente pasión, éramos así de ingenuos. Años después, residiendo en Marbella, la exótica tahitiana me confesó que ‘de amor, poco, Julio y yo pasábamos el tiempo jugando en las maquinitas”. Obsesionaban a Julio, que en su casa de Indian Creek tenía una junto a la cabecera donde –¿protector de sus dulces sueños tal ángel de la guarda?– sobresalía un busto de FranciscoFranco revestido de capitán general. Asombraba. Julio nunca disfrazó sus chocantes devociones políticas: lo mismo cantó para François Mitterrand en la Casa Blanca invitado por RonaldReagan, que en Chile usaba el avión privado de AugustoPinochet repleto de marisco, frutas únicas y exquisitos vinos de la región que ni probaba. Lo mismo hacía –bueno, o no consumaba limitándose a mirar, admirar– con su bien pagada corte femenina de pechugonas escorts escogidas por catálogo.

Julio Iglesias y las mujeres.

Animaban los desplazamientos tal si fuesen un decorativo harén, acaso como aquellos egipcios rememorados cuando visitó a Sadat en Alejandría un septiembre antes de que en octubre asesinaran al presidente, padre de la risueña Jahinn, supuesta novieta entusiasta bien aprovechada publicitariamente, como tantas otras. Suponían fuego avivador de la llama alicaída y musicalmente exprimida –“me olvidé de vivir, por el amor de una mujer”– tras ser dejado por Isabel Preysler, bien aconsejada por su vecina CarmenMartínez-Bordiú, entonces duquesa de Cádiz, que no dejó de abrirle los ojos: “Mientras aquí cuidas de vuestros hijos, él se divierte. No seas tonta”. Ella estaba enamorada y entregada tras su aparatosa boda en Illescas, pagada a plazos al restaurador José Luis, que en gloria esté, por hacer las mejores tortillas de patatas que puedan comerse, tan distintas a las emblemáticas, jugosas y únicas de Las Casillas coruñesas (Betanzos), que enloquecen a MaríaDoloresPradera, récord con su nuevo disco de dúos tal la rehecha BelénEsteban con sus recuerdos literarios. Lleva mas de 100.00 libros vendidos.

Exhuman que Isabel se casó estando embarazada, algo inaceptable para el tiempo y la sociedad de entonces. De ahí que Chábeli naciese en Lisboa huyendo de la previsible quema de censores de aquella España pródiga en golpes de pecho y mea culpas, ¡cuánto hemos cambiado! Estremece recordar la manera en que Isabel rompió la relación telefónicamente estando él en Buenos Aires: “Te dejo, adiós’. Ella fue una gran víctima de Julio, la que más padeció. Y cuidado que se había esforzado por estar a su lado, incluso en nuestros primeros tiempos mexicanos. Recorríamos el país en autocar porque no había para más. Comíamos de bocadillo”, dice Fraile, y se le va un suspiro, quizá añorando desde Miami el joven y proustiano tiempo perdido pero tan bien ganado al universalizarse. No hay acritud en esta evidente nostalgia. Y podría darse, porque Julio se portó mal cuando se vio forzado por su hermano Carlos, que no entendía mucho de música y resultaba antipático, irrespetuoso, chuleta y prepotente. Julio se adueñó de la casa miamera de Fraile, llamada El Convento porque allí vivían  entrañables en envidiado clan familiar que Julio no concebía.

La usó para mantener a distancia –y quizá también a raya–, relativamente tutelados por la crispadora abuela Charo a sus hijos Chábeli, JulioJosé y Enrique, bien alejados deI Indian Creek ahora aumentado al comprar la parcela 5, agrandadora de la 7 que ya le pertenecía. Allí hoy campan Miranda y sus cinco preciosos hijos pequeños mientras él casi se aísla –cuesta creerlo– creativo y distanciado en la dominicana Punta Cana. Una extraña pareja que solo se ve para posar cual armoniosa familia. Julio arrastra y no supera el desapego de la suya, donde Charo alardeaba de sábanas sin estrenar, que, muy nostálgica y suspirando vengativa, no dejaba de mostrarnos. Es una bonita historia romántica frustrada. Julio debería hacerla canción. O quizá lamento.

Estreno de La Cubana.

No hubo rememoración melancólica sino fiesta en el cumpleaños de Shangay, adalid defensor de lo gay español. Representaron las Campanadas de boda, nuevo éxito escénico de La Cubana, donde rieron desde el sombrío e indumentariamente descuidado FernandoTejero, ahora recuperado por el arrollador La que se avecina donde se hace estrellón AntoniaSanJuan. Stella Reynolds es el personaje de su vida, anula a los demás. Tejero, cuyos hermanos son banderilleros de Ponce, habló de su ruptura amorosa con MiguelOrtiz, Mister Gay Europa, le reclama un dinero adeudado por el guaperas doblemente titulado muy en su sitio de chico imponente. Lo oyeron lamentarse desde la añeja EncarnitaPolo, bajo el consabido pelucón, a una histriónica y recargada Terremoto de Alcorcón, que en Barcelona flojea porque hablan diferentes idiomas. Hubo gritos descalificadores para AnaBotella en parodia oficiadora de enlace gay. Gritaron a la réplica regidora –collarcito de perlas sobre rojo, melena alborotada, visón sobre los hombros– desde “¡bruja!” a un inadmisible “¡hay que quemarte!” que sorprendió a Soraya y dio de lleno a las recuperadas Baccara, en postura bien diferente a la vista ante una ovacionada EsperanzaAguirre. Aseguró que “solo aspiro a ser abuela” causando decepción. Con FernandoRamírezdeHaro, su marido y madre a la que nunca llama mamá, esa Esperanza desesperanzadora vio subastar a la estupenda FlaviadeHohenlohe, directora de Sotheby’s mientras MichiPrimodeRivera y Oriol –será por apellidos– desde su 1,95 no quitó ojo a la estupenda Anne Igartiburu –otra vez de obsesionante negro combinando tules– a quien muchos hincarían el diente, cual si fuese un apetitoso capón de seis kilos, tasado en 1.400 euros que destinaron como otros 30.000 a la Asociación de Síndrome Down. En ella militan desde ÁlvarodelBosque –ya trabajando– a su radiante madre, Trini, que no alardea de estirada marquesona con deportivos visones, recuerdo de Estambul.

Grupo Zeta Nexica