Una negociación a cara de perro

21 / 03 / 2017 Alfonso S. Palomares
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La primera ministra británica, Theresa May, ha decidido activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que inicia el proceso del brexit: dos años de negociaciones en las que la Unión Europea y el Reino Unido se juegan su futuro.

En la foto izquierda, Michel Barnier, y al lado, David Davis, los negociadores de la salida del Reino Unido de la UE por la parte europea y británica, respectivamente. Foto: Peter Nicholls/Reuters

Los grandes cambios y rupturas en los procesos históricos suelen ser traumáticos y dolorosos, incluso los que se hacen por procesos democráticos como el brexit. El pasado 23 de junio, los británicos acudieron a las urnas para votar en referéndum, si salían o se quedaban en la Unión Europea. Venció la opción del brexit, la salida, por una exigua mayoría de menos de dos puntos. Estaba claro que la sociedad estaba dividida en dos mitades, pero por unos cuantos votos se imponía un drástico viraje histórico. Se quebraba la convivencia del Reino Unido como parte de la UE.

Algunos pensaban y, según los medios de comunicación británicos, siguen pensando, que un giro histórico de tanto calado debería tener un apoyo más amplio, una mayoría más cualificada. No fue así porque así lo arbitraban las reglas del juego. El prestigioso científico británico Richard Dawkins sostiene que no tenemos derecho a condenar a futuras generaciones a acatar irrevocablemente los transitorios caprichos del presente, porque este tiene ramificaciones y consecuencias complejas que ya iremos viendo. Y empezaremos a verlas este mismo mes de marzo por la decisión de la primera ministra, Theresa May, de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa para poner fin a la Ley de Comunidades Europeas de 1972, que abría las puertas al Reino Unido para entrar a formar parte del bloque europeo, con el cual compartió desde entonces los distintos avatares.

Ahora el Reino Unido ha decidido decir adiós, pero podemos asegurar que no será una transición suave, ni un divertido cóctel de despedida, veremos a lo largo de dos años periodos de negociaciones traumáticas, porque ambos, Reino Unido y UE, nos jugamos mucho en esta desconexión. No es un fugaz clic de interruptor. En dos años las negociaciones tienen que estar terminadas, si no, esos dos años pueden extenderse, pero solo si lo acuerdan los 27 Estados de la UE, pero si no hay acuerdo una vez concluidos los dos años, los tratados de la Unión dejaran de aplicarse en Gran Bretaña.

 

Dos hombres clave

Ahora recuerden estos dos nombres y memoricen estas dos caras, las van a ver mucho en el futuro inmediato. Me refiero a los jefes de la negociación por la Unión Europea y el Reino Unido. Michel Barnier, excomisario de Comercio Interior, por la Unión Europea, y David Davis, con el título de ministro para la Salida de la Unión Europea, por el Reino Unido. Son dos negociadores duros, conocen muy bien lo que se traen entre manos, pero a día de hoy no sabemos, ni siquiera aproximadamente, cómo van a quedar las relaciones entre ambos. La primera ministra británica, que votó en su día por la permanencia, ahora se considera abanderada del brexit y por eso repite: “Brexit significa brexit”, pero ignoramos cómo será el alma y la anatomía de esa palabra mágica y gaseosa.

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