Un tifón sobre el laborismo británico

21 / 09 / 2015 Algonso S. Palomares
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La contundente victoria de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista, con un programa claramente escorado a la izquierda, sacude a la clase política británica y preocupa a muchos de sus compañeros de formación

Cuando el diputado Jeremy Corbyn presentó el pasado mes de junio su candidatura para liderar el laborismo, nadie daba un penique por él, todos consideraron su actitud como un gesto testimonial.

No era nuevo en el paisaje político, ni en la andadura vital. Tiene 66 años y lleva 32 como parlamentario representando a Irlington North, un barrio del noroeste de Londres. Siempre jugó un papel secundario, ni Tony Blair, ni Gordon Brown se acordaron de él a la hora de formar sus Gobiernos ni para situarle en otra posición relevante. Era lo que se llama un verso suelto, crítico habitual de las decisiones del partido. Hasta 500 veces llegó a votar en contra de la disciplina partidaria. Le situaban en la izquierda lírico-radical. Todos le reconocen como personaje entrañable y como ciudadano intachable. Sobrio y esquemático, se mueve por Londres en bicicleta.

El Partido Laborista llevaba años a la deriva bajo la alargada sombra de Blair, que solo ve para el laborismo la línea centrista y neoliberal. Ed Miliband no supo darle una nueva identidad, de ahí la estrepitosa derrota frente a David Cameron en las últimas elecciones. En este paisaje de frustración se inició la búsqueda de un líder el pasado junio, en la que quedaron cuatro en la carrera. Tres respiraban con más o menos intensidad los efluvios del blairismo y solo uno apostaba decididamente por un corrimiento claro hacia la izquierda. Trataba de aposentar al partido lejos del llamado Nuevo Laborismo. Era Jeremy Corbyn. Las casas de apuestas pagaban 200 libras por cada libra apostada por su liderazgo. Los que lo hicieron, poquísimos, se forraron. No es un orador brillante, pero sí fogoso y apasionado. Poco a poco fue atrayendo a su discurso y a sus planteamientos a quienes se alineaban con la izquierda. Y acabamos de ver cómo a la hora de votar escribió su nombre el 60% de los electores, algo insólito. Piensen que en 1994 Blair obtuvo el 57% y se dijo entonces que había barrido. Los electores de las tres ramas le votaron mayoritariamente: los representantes de los sindicatos, los militantes y los simpatizantes que pagaron tres libras por el derecho a participar.

Es desafío de la realidad. ¿Cómo se produjo el milagro de pasar de la nada a una mayoría absoluta? Denunció apasionadamente las desigualdades sociales, tronó contra los dogmas de la austeridad de Cameron y de Angela Merkel, tachó de especulaciones las privatizaciones y defendió recuperar las gestión pública en ciertos sectores económicos clave. Es decir, las nacionalizaciones. Apuesta por la subida de impuestos a los ricos y que Irlanda del Norte se una a Irlanda del Sur. Se ha declarado pacifista, republicano, antinuclear y a favor de abrir las puertas a los refugiados. En el discurso de la proclamación como nuevo líder del laborismo, dijo: “Mi victoria ha demostrado que nuestro movimiento es apasionado, democrático, unido y absolutamente determinado a construir una sociedad decente y abierta a todos. Estamos hartos de desigualdades, injusticias y pobreza. Todos estos problemas nos unen en un espíritu de esperanza y de optimismo”. Bellas palabras, pero ahora llegarán los desafíos de la realidad. Ha obtenido una victoria contundente, pero según los datos, la mayoría de los diputados no está de acuerdo con su línea radical. ¿Cómo les integrará para llevar a la práctica este novedoso planteamiento a la hora del debate y del voto en la Cámara de los Comunes? Ahí veremos si tiene cintura.

También tendrá que elaborar un programa económico creíble y posible. En su Gobierno en la sombra ha nombrado como ministro de Finanzas a John Donnell, situado en el ala izquierda y que fue ministro de Comunicaciones en el Ejecutivo de Brown. En el día a día se verá cómo algunas de las grandes definiciones toman cuerpo. Se confiesa republicano, pero ¿cómo serán las relaciones con la reina? ¿Se permitirá algún desplante a una soberana tan popular? No opino, lo veremos. El próximo año también veremos qué significa eso de ser antinuclear, porque en el Parlamento se votará la renovación de créditos presupuestarios para mantener el arsenal atómico Trident. ¿Qué hará? Es pacifista y pronunció un discurso implacable contra la política de Blair cuando apoyó a Bush en la invasión de Irak, pero, ¿qué hará a la hora de decidir combatir al Estado Islámico?

También es una incógnita qué postura tomará dentro de dos años cuando voten el referéndum sobre la permanencia o la salida de Europa. Dicen que quiere permanecer en la UE, pero en una Europa social que rechace las políticas de Merkel. Blair ha dicho que la elección de Corbyn lleva el partido al suicidio y Cameron ha tuiteado que el Partido Laborista es ahora una amenaza para la seguridad nacional, la seguridad económica y la seguridad de las familias británicas. El liderazgo de Corbyn despierta muchos interrogantes que despejaremos al verle tomar decisiones. ¿Será la tumba o la resurrección del laborismo? Veremos. Se admiten apuestas en una casa de Londres.

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