Inquietud ante la política de defensa de Trump
13 / 01 / 2017 Fernando Rueda
Los expertos coinciden en que el nuevo presidente anulará los acuerdos de Obama en política exterior.
Donald Trump con Barack Obama en el Despacho Oval de la Casa Blanca días después del triunfo electoral del primero
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el próximo 20 de enero está causando enorme preocupación en todos los ámbitos de la política de defensa mundial. ¿Cuáles de los compromisos ya firmados cumplirá el nuevo presidente de Estados Unidos? Todos dudan de él: los responsables en temas de inteligencia y defensa en Estados Unidos, los Gobiernos integrados en la OTAN y, de una forma especial, aquellos países con problemas de seguridad por su proximidad a Rusia: Polonia, Rumania, Bulgaria, Estonia, Letonia y Lituania.
Nadie quiere dar el primero paso, todos esperarán a que pise el Despacho Oval y ver qué hace. España, por ejemplo, firmó el año pasado un documento con la Administración de Obama en el que esta dejaba patente su voluntad de resolver, 50 años después, el grave asunto del material radioactivo acumulado en Palomares (Almería) tras la caída de las bombas nucleares de un bombardero estadounidense. Nadie en España adelanta una postura, pero en privado todos están convencidos de que el principio de acuerdo se convertirá en papel mojado.
Lo mismo que ocurrirá con las principales políticas antiterroristas y de defensa impulsadas por Obama en los últimos ocho años, de las que Trump apenas quiere oír hablar. Comenzando con el cierre de la base de Guantánamo, una de las promesas electorales del líder demócrata que no ha podido cumplir por la férrea oposición del Partido Republicano. La prisión instalada en Cuba, en la que todavía quedan 59 detenidos que carecen de los derechos fundamentales establecidos en un régimen democrático, no solo no cerrará a corto plazo sino que los expertos estadounidenses dejan la puerta abierta a que en el futuro, en lugar de reducirse el número de internos, pueda aumentar.
