El Puerto Rico que no quiere ser parte de Estados Unidos

08 / 08 / 2008 0:00 Clara Pinar
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Voces en la isla caribeña denuncian que no es Estado libre asociado, sino colonia de Washington. Piden más soberanía, y hasta la independencia.

A Estados Unidos le ha salido otra isla rebelde en el Caribe. Es Puerto Rico, que desde 1952 es un Estado libre asociado con Washington pero donde existen voces que denuncian las intromisiones estadounidenses y reclaman una soberanía real o incluso la independencia. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses y están sometidos, en último término, a las leyes federales de Estados Unidos, a pesar de que también tienen su propia Constitución –aprobada por el Congreso estadounidense y sancionada por su presidente– y gestionan sus asuntos internos. A cerca del 35% de su casi medio millón de habitantes le gustaría ser un Estado más de Estados Unidos, afirma Hermenegildo Ortiz, vicepresidente de la Asociación Democrática Puertorriqueña que, por el contrario, denuncia que Puerto Rico “ni es un Estado, ni es libre ni está asociado” y no es más que una “colonia” de Estados Unidos. Ortiz viajó recientemente a Madrid en compañía del abogado residente en Washington Manuel Rivera para denunciar las “injerencias” de Estados Unidos en la política de la isla y para persuadir a España y, a través de ella, a toda la Unión Europea, de que voten a favor de su causa en Naciones Unidas.

El 9 de junio el comité de la ONU encargado de vigilar la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales “analizará la cuestión con una propuesta de resolución de Cuba y Venezuela para que se reconozca a Puerto Rico el derecho de autodeterminación, a decidir su independencia si la quiere y a instar a Washington a que facilite este proceso”. Según explicaron Ortiz y Rivera a ‘Tiempo’, esta comisión recomendará que la Asamblea General de la ONU se pronuncie, pero no lo hará por las “presiones” de Estados Unidos.

Soberanía o independencia

Rivera defiende que Puerto Rico se proclame país independiente y cuente también con los cerca de cuatro millones de puertorriqueños que como él viven en Estados Unidos. Ortiz pide una soberanía real, que cree que es la “opción más fácil”, puesto que “Estados Unidos no quiere darle la estatalidad y los puertorriqueños no están a favor de la independencia”. Según dicen, Washington no quiere un nuevo Estado, que sería el más pobre de los 52 actuales, pero tampoco dejar escapar un territorio que en el pasado tuvo un gran valor geoestratégico y hoy, “una vez que Cuba ha dejado de ser una amenaza”, lo es de tipo comercial. Todas las importaciones de Puerto Rico vienen de Estados Unidos y, en caso de tener otra procedencia, han de ser transportadas por la Marina estadounidense con elevados aranceles. Quieren ser “socios de Estados Unidos en lugar de su empleado”, con buenas relaciones con Washington y con otros países valedores de su causa ante la ONU como Cuba y Venezuela. Pero estas aspiraciones chocan con que, tanto para demócratas como para republicanos, Puerto Rico es una cuestión “interna” que no debe discutirse en foros internacionales. En cuanto a las elecciones en Estados Unidos, también tienen preferencias. Rivera, experto en “cabildear” en Washington contra los intentos de convertir Puerto Rico en un Estado más, dice que tradicionalmente el Partido Republicano ha entendido mejor sus reivindicaciones, pero su favorito en esta ocasión no es John McCain, sino el demócrata Barack Obama, “el candidato que puede cambiar la imagen de Estados Unidos”.

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