Reliquias de santo

11 / 01 / 2017 Sophie Pedder
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Dos nuevos museos rendirán homenaje a Yves Saint Laurent.

En el climatizado piso superior abovedado de la antigua casa de moda, 5.000 vestidos de alta costura, chaquetas, trajes pantalón y abrigos diseñados por Yves Saint Laurent se guardan, primorosamente envueltos en papel, en armarios estancos. Muchos son legendarios: el mini-vestido Mondrian presentado en 1965; le Smoking, el traje pantalón que en 1966 rompió los códigos del vestir de la mujer; el escandaloso look años 40 de 1971; las piezas intrincadamente bordadas inspiradas por Picasso, Matisse o Van Gogh.

En el otoño de 2017 los visitantes podrán ver por primera vez estas piezas en la colección permanente de dos nuevos museos dedicados al icónico diseñador de moda francés. Uno está en la remodelada casa de alta costura de la avenida Marceau de París, donde Saint Laurent mantuvo su estudio de diseño durante casi 30 años. Los visitantes pasearán por el estudio, por delante del desordenado escritorio del diseñador tal cual lo dejó, y verán bocetos, patrones y prendas de sus 81 colecciones.

Un segundo museo abrirá en Marrakech, cerca del Jardín Majorelle, restaurado por Saint Laurent y su compañero, Pierre Bergé, en la ciudad que llamaron su segunda casa. Diseñado por dos jóvenes arquitectos franceses, Olivier Marty y Karl Fournier, conocidos por sus minimalistas trabajos en Marruecos, albergará un centro cultural y una colección permanente. Cientos de prendas, accesorios, bocetos y fotos serán enviados desde París.

El motor de los proyectos es Bergé, 86 años, presidente de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, propietaria de la colección. Se financiarán con parte de lo recaudado por la venta de la colección de arte de la pareja en 2009, un año después de la muerte del diseñador, por 411 millones de dólares (374 millones de euros).

“Siempre quiso guardarlo todo”, dice Bergé, detrás de cuyo escritorio cuelga un retrato del diseñador de 1972 por Andy Warhol: “Siempre dije que debíamos hacer algo con ello”. París era la elección natural, Marrakech “descubrió a Yves el color”. La alta costura, opina Bergé, murió con Saint Laurent, las casas de moda de hoy son “dinero y marketing”. Saint Laurent animó a las mujeres a romper convencionalismos y fue, según Bergé, “el último de los grandes”.

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