Clinton y Trump, frente a frente

28 / 03 / 2016 Alfonso S. Palomares
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La ex primera dama demócrata y el multimillonario republicano se perfilan como ganadores en sus respectivas primarias para elegir candidato a la presidencia de Estados Unidos.

Nadie hubiera apostado un centavo por Donald Trump cuando saltó a la arena electoral para correr las primarias por el Partido Republicano. Más que un gesto serio todos lo consideraron como otro show del pintoresco multimillonario que constantemente hace alarde de su fortuna. Creyeron que lo hacía por notoriedad coyuntural, pero iba en serio. Y ahora que se ha demostrado que puede ganar la partida, hay un gran desconcierto entre los dirigentes del Viejo Gran Partido, pero ya podrán hacer muy poco si se presenta en julio con los 1.237 delegados necesarios para obtener la nominación. Si lograra menos podrían hacer algunos juegos malabares para desplazarle, pero a estas alturas de las votaciones en las primarias no parece probable.

Con Hillary Clinton sucedió lo contrario, desde que anunció su candidatura se la vio como presidenciable. Tiene experiencia después de su paso por la Secretaría de Estado, donde dejó algunos borrones como la muerte del embajador estadounidense durante las revueltas de Bengasi. Sus detractores la acusan de esa muerte. Tiene una sólida base electoral entre los afroamericanos, los latinoamericanos y parte de las clases medias y pobres blancas.

Después del pasado martes 15 de marzo, conocido como el pequeño supermartes, ya que se celebraban primarias en cinco Estados (Florida, Ohio, Misuri, Carolina del Norte e Illinois), la señora Clinton dio un gran salto adelante al ganar en los cinco y Donald Trump confirmó su sólida marcha al ganar en tres. Pero fue muy significativa su victoria en Florida, donde arrasó con unas consecuencias muy positivas para su causa, ya que uno de sus principales rivales, el cubano-estadounidense Marco Rubio, senador por Florida, perdía en su feudo y se veía obligado a dimitir. Es un católico providencialista y por eso en su discurso dijo: “No está en el plan de Dios que sea presidente de los Estados Unidos en 2016, o quizá nunca”. Para este tipo de providencialistas todo lo que sucede en el mundo forma parte de los planes de Dios. Una doctrina tremenda, ya que una tragedia como la de los refugiados formaría parte del plan de Dios. Terrible. Vaya planes que tiene El Señor.

Insultos y descalificaciones.

  La verdad es que sorprende la imparable ascensión de Trump, teniendo en cuenta la zafiedad rastrera de sus discursos y su capacidad de insulto contra gran parte de la población. El superviviente que queda entre los republicanos es Ted Cruz, conservador sin fisuras, alineado con la derecha en los planteamientos financieros ultraliberales. El senador John Kassich, por su parte, ya no tiene nada que hacer, porque aunque ganara en los Estados que quedan no lograría los votos necesarios. El balance electoral hasta ahora en el Partido Republicano es: Donald Trump, 621 delegados; Ted Cruz, 396; y el senador Kassich ya no cuenta. Para lograr la nominación se necesitan 1.237 de los 2.472 que asistirán a la convención de Cleveland que se celebrarán el próximo mes de junio. Con la retórica primaria de Trump, que ha llamado a las mujeres perras, zorras y alimañas sorprende que tenga muchos votos femeninos. A los mexicanos, y en general a los latinoamericanos, los ha descalificado de las maneras más diversas, entre otras, tratándolos de delincuentes. Del Estado Islámico, dijo: “No solo vamos a bombardearles, vamos a patearles el culo”. Sostiene que prohibirá la entrada a los musulmanes en EEUU y controlará a los chinos. También dice que expulsará a 12 millones de inmigrantes ilegales y levantará un muro en la frontera con México para que no puedan pasar. En la campaña en Florida, el ya excandidato Marco Rubio hizo una broma sobre lo pequeñas que eran las manos de Trump, quien rápidamente contestó: “Les aseguro que lo otro no es tan pequeño”. Sorprende que un hombre así pueda estar en la final de las presidenciales.

Hillary Clinton suma hasta ahora 1.561 delegados y el socialista Bernie Sanders, 800. Necesitan 2.382 de los 4.763 que acudirán a la convención de Filadelfia. Clinton mantiene el discurso de sumar votantes, de tender puentes. Como resumen de la última confrontación, la señora Clinton ha dicho: “Estamos cada día más cerca de ganar la nominación por el Partido Demócrata y vencer las presidenciales de noviembre”. Sorprende que un socialista radical como Bernie Sanders haya resistido el pulso con Hillary.

Otra observación que conviene hacer es sobre la edad de los candidatos: mientras que en países como el nuestro se practica un culto excesivo a la juventud y uno ya es viejo para la política a partir de los 50 años, en Estados Unidos los años no son un inconveniente. Bernie Sanders, el candidato más seguido por los jóvenes, tiene 74 años; Donald Trump, 69; y Hillary Clinton, 68. Gente madura. En el caso de Clinton, va a poner su experiencia y sensatez frente a Trump, que no duda en apoyar el uso de la tortura y todas las prohibiciones de que antes hablamos. Sobre esto Clinton afirma: “Lo que dice Trump no significa que sea un líder fuerte, significa que está equivocado”. Desde luego, el duelo final, el cuerpo a cuerpo de Clinton con Trump va a resultar apasionante. 

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