Errejón e Iglesias

Podemos nació con enorme velocidad de las llamaradas del 15-M. Hace tres años eran un grupo de jóvenes de ímpetu irresistible que iban a derribar lo viejo para traer lo nuevo y que irrumpieron en el Parlamento Europeo y en el Congreso de los Diputados con la fuerza de un tsunami. Tres años después ha funcionado lo que la escritora Rosa Montero llamaba “la función Delta”: cuando la intensidad tiende a infinito, la duración tiende a cero. Los personalismos han enfrentado a los dos máximos dirigentes y han ahuyentado o enfadado a los demás. Esta segunda Vista no tiene nada de alegre.