Los alcaldes, contra Artur Mas

La elección de la cúpula del Partit Demòcrata Català (PDC), heredero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) es la última pieza del puzle independentista. El bloque que aboga por la secesión de Cataluña ya está, pues, completo: izquierda y derecha cuentan, por primera vez, con partidos netamente soberanistas. Y ello coincide con el relevo generacional en CDC, el partido que ha sido el punto de equilibrio en la comunidad autónoma durante las tres últimas décadas. El reparto de poder dentro de la nueva formación materializa lo que algunos ya conocen como “la rebelión de los alcaldes”: nuevos líderes que han barrido a la vieja guardia y que han optado por la independencia como eje ideológico, lo que justifica posicionamientos radicales como la última votación en el Parlamento catalán aprobando la hoja de ruta que lleva a la separación de España.

Los principales ejes programáticos de la nueva formación se alinean con las tesis separatistas mantenidas por Artur Mas desde 2012 y asumen la hoja de ruta de Junts pel Sí (JxS), la formación que CDC creó junto a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para concurrir a las últimas autonómicas. Ya no hay medias tintas, balbuceos ni ambigüedades. Las bases fundacionales del PDC comienzan diciendo: “Somos una nación y, por tanto, titulares del derecho de autodeterminación”. Es toda una declaración de principios que deja entrever la que se avecina. El país que quieren construir los herederos de Convergència es “una nación catalana con Estado propio,
 una república independiente con la misma soberanía que las naciones de la Unión Europea”.

El PDC se autodefine como “un partido político demócrata, catalanista, independentista, europeísta, humanista y republicano” y avisa que “no renunciará a la vía unilateral para conseguir que Cataluña sea un Estado independiente”.

La vieja guardia. El componente humano del PDC es, de momento, una prolongación de Artur Mas. Pero la vieja guardia de CDC ha quedado relegada en pro de nuevos valores que representan un cierto relevo generacional. La nueva coordinadora general, Marta Pascal, fue la presidenta de las juventudes convergentes hasta hace un par de años, lo que indica bien a las claras por dónde van los tiros. Y en la ejecutiva se alinean una docena de dirigentes jóvenes que, en muchos casos, ya ostentan las alcaldías de algunas ciudades catalanas: Valls, Sallent, Besalú, Martorell, Calella, Igualada...

Pero, ¿es esto una regeneración de Convergència? “Ojalá sea así, aunque no lo podemos asegurar todavía. La mayoría de dirigentes del PDC son recién llegados y han pasado la criba de unas primarias. Pero lo cierto es que el aparato del partido sigue estando en manos de Artur Mas. Ninguno de ellos llegó sin el visto bueno del presidente del partido”, explica a Tiempo un ya ex alto cargo de Convergència. Otro dirigente crítico subraya que “Artur Mas intentó crear una segunda Convergència y ese fue su fallo. De ahí que la militancia se rebotase ya el primer día del congreso fundacional. Su peor decisión fue pensar que el PDC tenía las mismas familias que CDC, por lo que intentó un equilibrio de fuerzas que es falso”.

Es cierto que Artur Mas fue elegido presidente no ejecutivo (aunque seguirá maniobrando para conseguir algunos poderes ejecutivos) mientras que dejó a su fiel escudera Neus Munté (portavoz del Gobierno catalán) como vicepresidenta también no ejecutiva. Pero entre la militancia ya se mira hacia otros líderes de futuro. ¿Está Artur Mas amortizado? “No –admiten desde posiciones críticas–. Artur Mas es un símbolo y puede seguir al frente del partido como presidente el tiempo que quiera. Pero hemos de pensar en otros líderes de futuro”.

Y se apunta al actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, como el relevo natural. Además, proviene de la gestión municipal (era alcalde de Gerona hasta el mes de enero). Y algunos de los ilusionados militantes del nuevo PDC ya comienzan a hablar de la “rebelión de los alcaldes”, porque ellos son los que están copando los cargos de responsabilidad en la nueva formación. Los hijos políticos de Artur Mas ya piden paso.