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La guerra de las ondas

21 / 04 / 2015 Miriam V. de la Hera
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La previsible marcha de Carlos Herrera a la COPE y su precipitada sustitución en Onda Cero ha provocado un terremoto en la radio española. Esta es la historia de todos los cambios que se avecinan.

Carlos Herrera es de esos periodistas que sabe lo que es estar al pie del cañón cuando la ciudad todavía duerme. Durante los 11 años que estuvo al frente del programa matinal de Onda Cero, su jornada comenzaba cuando las farolas aún iluminaban el paseo del Guadalquivir de Sevilla. A las seis en punto de la mañana daba los buenos días a los más madrugadores desde los estudios de la emisora en la capital hispalense. Solo se trasladaba a Madrid para las grandes ocasiones. El último viaje fue el pasado 16 de marzo. Aquel día entrevistó a Mariano Rajoy desde el palacio de la Moncloa y posiblemente aprovechó su estancia en la capital para cerrar con los directivos de la cadena los detalles de su despedida. “Ha quedado como un señor”, confirman fuentes de la emisora de Atresmedia, que niegan que la suya haya sido una ruptura traumática, a pesar de que su salida se haya producido en mitad de la temporada.

Fue el propio Carlos Herrera quien anunció a su audiencia lo que ya era un secreto a voces en la redacción: había decidido poner punto final a su etapa en Onda Cero. “Todo lo que empieza, normalmente acaba”, se despedía de sus oyentes el pasado 27 de marzo, convencido de haber cumplido un ciclo. Para entonces, Herrera ya se había convertido en el protagonista de un culebrón radiofónico como no se vivía en las ondas desde la convulsa salida de Paco González y Pepe Domingo Castaño de la cadena SER. “Les doy mi palabra de que no sé lo que voy a hacer”, aseguraba Herrera aquel último día en el aire, reconociendo que tenía sobre la mesa “algunas alternativas dentro y fuera de España”. Sin embargo, todo el mundo en los pasillos de Onda Cero da por hecho que Herrera comenzará septiembre frente a los micrófonos azules de la COPE.

Para los expertos no hay duda de lo que persigue la emisora participada por la Conferencia Episcopal. Manuel Fernández Sande, profesor de Empresa Informativa en la Universidad Complutense de Madrid, explica que es una vieja estrategia de sobra conocida en el sector, que denota “falta de innovación”. Al contrario de lo que ocurre en la televisión, el oyente radiofónico es, por lo general, más fiel al comunicador que a la cadena, de manera que “al fichar a una estrella radiofónica se produce el efecto flautista de Hamelín consiguiendo que el comunicador arrastre antiguos oyentes a su nueva emisora”.

Es una forma de ganar audiencia rápidamente para una franja, el llamado prime time radiofónico, en el que la cadena COPE no termina de encontrar su sitio. Con la salida de Federico Jiménez Losantos en 2009, la emisora perdió casi la mitad de su audiencia y en el último Estudio General de Medios (EGM) sus mañanas parecen haber tocado fondo. Apenas consiguen reunir 981.000 oyentes; muy lejos de los 3,1 millones de Hoy por hoy (SER) o de los dos millones de Herrera en la onda (Onda Cero), su más directo competidor.

Así las cosas, Carlos Herrera se habría convertido ahora en el último cartucho de la COPE. Fernández Sande calcula que la audiencia podría incrementarse más de un 20% a corto plazo, algo “necesario” para la emisora, que no atraviesa su mejor momento económico. Mario Alcudia, profesor experto en radio de la Universidad San Pablo-CEU y buen conocedor de cómo funciona la COPE, también cree que será un éxito. “Captó mucho dinero con los anunciantes que atrajeron Paco González y Pepe Domingo Castaño”, recuerda, y ahora podría repetir la experiencia.

Es una incógnita si durante aquella visita a Madrid Herrera también reservó un hueco en su agenda para visitar la sede de la que, según las fuentes consultadas, podría ser su nueva emisora, pero lo cierto es que hace meses que se venían escuchando las indirectas acerca de este posible cambio empresarial. Uno de los primeros en tenderle la mano fue Fernando Giménez Barriocanal, presidente de la COPE, el pasado mes de febrero. “El Atlético ya tiene una plantilla excelente pero si le ofrecen un jugador mejor, probablemente diría que toda buena incorporación es estupenda”, dijo. Fuentes oficiales de la cadena insisten en que no hay nada firmado y que “la normalidad” es la tónica general, pero los trabajadores ya hacen cábalas acerca de los cambios que habrá en septiembre.

Adelantar la temporada. Ante la salida prematura de Carlos Herrera, Onda Cero no ha tenido más remedio que mover ficha en mitad de la temporada. Consciente de las dificultades que entraña rellenar el hueco que ha dejado “uno de los grandes”, ha apostado, como ya hace la competencia, por dividir la mañana en dos bloques, uno informativo y otro con contenidos más sociales, con el tándem Carlos Alsina-Juan Ramón Lucas. Más de uno comenzaba sus emisiones después de Semana Santa, rompiendo por tanto el esquema habitual de las temporadas radiofónicas, que suelen reservar los cambios de programación para el mes de septiembre. Fuentes de la cadena aseguran que el objetivo ha sido intentar “que los oyentes se acostumbren al nuevo producto” antes del verano y así contrarrestar el efecto arrastre que se pueda producir cuando Carlos Herrera aterrice en la competencia. “Es la mejor opción porque así la gente ya estará acostumbrada al nuevo programa cuando el periodista andaluz vuelva a la radio”, explica Alcudia.

Uno de los más beneficiados con el cambio ha sido Carlos Alsina, que llevaba tiempo esperando este movimiento de ficha. Según confirman fuentes de Onda Cero, una de las cláusulas de su contrato garantizaba que en caso de producirse la marcha de Herrera la cadena le ofrecería a él hacerse cargo del prime time antes de tantear cualquier otra opción. Al parecer, la condición se incluyó en 2008 en un intento de retener al periodista cuando estaba a punto de fichar por Punto Radio, y ahora se ha puesto en marcha. Tiempo conversó con los comunicadores de Más de uno el pasado 8 de abril, minutos después de su debut. Extenuados por la tensión, aseguraban estar “satisfechos” con el resultado pero reconocían que todavía necesitarán varias semanas “de rodaje” para sacar conclusiones. Los dos periodistas afrontan la nueva etapa conscientes del reto que supone sustituir a Herrera. “Queremos hacer una mañana que siga interesando a los oyentes, a la altura de la segunda cadena de radio del país”, explica Alsina. “Carlos Herrera tenía su estilo y nosotros tenemos otro diferente”, añade Lucas, convencido de que tienen una oportunidad de hacer “una radio nueva”.

“Son dos personas que se complementan muy bien y que ya habían trabajado juntos”, explican desde la cadena. Cuentan con prácticamente el mismo equipo que su antecesor y mantienen a muchos de los colaboradores, pero han conseguido hacer un programa más informativo y menos ideológico. “Nuestro objetivo es mantener a los oyentes y atraer nueva audiencia”, explica Lucas. “Que Carlos Herrera sea nuestro competidor en septiembre será un aliciente más”, se enorgullece Alsina. Su lugar en La brújula lo ocupa de forma provisional María Hernández, su segunda de a bordo, aunque las fuentes consultadas aseguran que lo más probable es que se busque otra alternativa para dicho programa en septiembre, esta vez sí, coincidiendo con el inicio de la nueva temporada.

Efecto dominó. Para Carlos Herrera volver a la COPE supondría volver a sus orígenes. Lo haría, además, en un momento en el que la emisora ha aumentado su capacidad de difusión gracias a los repetidores que ganó tras la fusión con Punto Radio. Pero su llegada causará un efecto dominó que afectará, principalmente a Ángel Expósito y Javi Nieves, ahora al frente de La mañana de COPE. Desde la emisora aseguran que, pase lo que pase, los dos han confirmado su renovación. Reconocen que estarían “encantados” de recibir a Carlos Herrera, “porque nos gusta tener a los mejores”, pero piden prudencia porque todavía“no hay nada cerrado”. “Se les buscará una solución porque son comunicadores muy valiosos que han hecho un trabajo admirable”, cree Alcudia. Una de las opciones podría pasar por reubicar a Ángel Expósito en otra franja o bien devolverlo a los servicios informativos, donde ya fue presentador del mediodía. En cuanto a Javi Nieves, lo más probable es que regrese a Cadena 100.

Algunas fuentes apuntan a que Carlos Herrera podría encontrarse con otra dificultad añadida. Su programa se tendrá que adaptar a los dictados del informe Radio Intelligence, que desde 2012 se ha convertido en una suerte de Biblia radiofónica para la COPE. Se trata de un método puesto en marcha por una consultora sueca que apuesta por restar relevancia a las preferencias y gustos del comunicador para adaptar los contenidos a la demanda del público. Ya ha demostrado ser eficaz en numerosas radios alrededor del mundo, incluyendo Cadena 100, también perteneciente al grupo radiofónico participado por la Conferencia Episcopal, pero a priori, parece estar alejado de la radio de autor que reivindica el periodista andaluz.

Fabricar una estrella. En medio de este maremágnum radiofónico, la cadena SER, que parte de una posición mucho más acomodada en lo que a audiencia se refiere, prefiere mantenerse a la expectativa. “Le da un poco igual si Carlos Herrera está en Onda Cero o en la COPE, porque antes ya le tenía como competidor”, explica Fernández Sande. La cadena del grupo Prisa vivió uno de sus momentos más complicados en 2005, cuando tuvo que sustituir a Iñaki Gabilondo. “Entonces apostaron por otra fórmula: fabricar una estrella radiofónica desde la televisión”, explica el experto, una estrategia que ha funcionado con Àngels Barceló, Montserrat Domínguez, Carles Francino o Pepa Bueno.

Precisamente la continuidad de esta última se ha puesto en entredicho en las últimas semanas debido a su fichaje por Mediaset para sustituir a Risto Mejide al frente de Viajando con Chester. Se especula con la posibilidad de que Àngels Barceló se haga con el control de las mañanas, Javier del Pino ocupe su lugar en Hora 25 y Gemma Nierga quede relegada al fin de semana. “No hay nada de cierto”, aseguran tajantes fuentes oficiales que niegan que haya sobre la mesa ningún cambio para la nueva temporada. Los analistas creen que es lo más adecuado para una emisora con una audiencia consolidada: “Únicamente debería plantearse cambios en su parrilla si alguno de sus comunicadores abandonara la cadena”, explican.

También lo ha descartado Pepa Bueno en cada una de sus apariciones durante la promoción de su nuevo programa. Una y otra vez ha repetido que Hoy por hoy sigue siendo su principal “proyecto profesional”. Niega que su decisión haya creado malestar con la dirección de la cadena y repite sin cesar que su incursión televisiva es totalmente compatible con su programa diario en la radio, al tratarse de un espacio grabado. “No ha habido ningún desencuentro”, insiste. En cualquier caso, no hubiera sido la primera estrella de la SER que se ve obligada a elegir entre la radio y la televisión. Un comunicado oficial anunciaba el pasado verano la salida de Manu Carreño “por incompatibilidad” para compaginar los dos medios. Sin embargo, parece que ahora la COPE le ha dado más facilidades porque acaba de convertirse en la única pieza confirmada del rompecabezas radiofónico en que se ha convertido la próxima temporada. Según explican desde la cadena, su incorporación es “un reajuste económico” que no supondrá un gasto extra. Su sueldo estaría incluido en la asignación global del equipo de deportes, que según algunas fuentes podría rondar los ocho millones de euros, y que ya ha confirmado su renovación hasta 2020.

Precisamente dar más protagonismo a los espacios deportivos es una de las opciones que están sobre la mesa para atraer oyentes a las preciadas mañanas radiofónicas. “La gente escucha estos espacios por cómo lo hacen los comunicadores deportivos y no tanto por la ideología de la cadena”, explica Alcudia. Los expertos aplauden iniciativas como esta en un panorama radiofónico donde robar audiencia a la competencia se ha convertido en la única alternativa para crecer. “Si no captas oyentes con una oferta nueva lo que queda es fichar a alguien a golpe de talonario”, lamentan.

La desaparición de grandes voces radiofónicas, como Iñaki Gabilondo o Luis del Olmo, no ha hecho sino crear un problema añadido para los encargados de diseñar las parrillas. “Ya no quedan tantos grandes comunicadores con ese efecto arrastre”, destaca Fernández Sande. Tanto es así, que la apuesta por el tándem radiofónico que se ha impuesto en los últimos años es, para los expertos, consecuencia directa de la extinción de ese modelo de estrella radiofónica. El pionero fue Luis del Olmo, cuando encargó a Julia Otero que se hiciera cargo de la última hora de Protagonistas. Después llegó el dúo Pepa Bueno-Gemma Nierga y, ahora, tras el estreno de Más de uno en Onda Cero, es el esquema de todas las cadenas, a excepción de Radio Nacional. Para Carlos Alsina es una decisión “muy racional”. “Es la tendencia también en otros países porque los oyentes demandan cosas diferentes a las ocho de la mañana o a las diez”, añade Juan Ramón Lucas.

Entre tanto, desde el 27 de marzo poco o nada se sabe de Carlos Herrera. El periodista, que tiene contrato con la emisora de Atresmedia hasta julio, ha optado por mantener un perfil bajo. Solo se ha pronunciado para desmentir las informaciones que apuntaban a un contrato de varios millones de euros: “Yo no he fichado por nadie, y menos por esas cantidades”, escribía en su cuenta de Twitter. Gracias a la red social sabemos que ha disfrutado de la Semana Santa andaluza y que ahora pasa unos días de descanso recorriendo Estados Unidos, alejado del foco mediático. Según su entorno, tendría alguna oferta laboral allí, pero todos dan por hecho que volverá en septiembre a las ondas españolas. Su principal reto será demostrar a su regreso que tantos meses desconectado de la audiencia no le han pasado factura y que, como buena estrella radiofónica, sigue manteniendo la fidelidad de sus oyentes.

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