Guerra en el órgano más discreto de la CUP

07 / 07 / 2016 Clara Pinar
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El secretariado nacional se jactaba de su segundo plano hasta la dimisión de 7 de sus 15 desconocidos miembros.

Más allá de sus caras más conocidas, como el exdiputado David Fernández o la parlamentaria Anna Gabriel, la CUP tiene un órgano más discreto, con miembros que incluso se jactan de no ser conocidos, y que en los últimos meses vive un enfrentamiento que ha terminado con la dimisión de siete de sus quince miembros. Es el Secretariado Nacional, en teoría, el encargado de ejecutar las decisiones políticas de la Asamblea Nacional. En la práctica, la necesidad de actuar con rapidez hace que ellos decidan y, después, la asamblea ratifique. Sin embargo, aunque tienen un peso mayor del mero brazo ejecutor, la identidad de sus integrantes es casi tan difusa como los miles de cuperos que votan en asamblea. No les gusta ni siquiera tener un portavoz oficial, explicaba recientemente en Catalunya Radio Xevi Generó, de 31 años y guardia de refugio de montaña.“No es por un fetiche que digamos que no queremos un líder o un portavoz concreto, queremos que la gente vaya pasando, se vaya renovando”.

El Secretariado está en pleno proceso de reforma de su sistema de elección y representatividad de las corrientes de la CUP. A finales de julio los militantes elegirán por voto telemático hacer un cambio para que, en lugar de la elección individual de los 15 miembros del Secretariado, se escoja una lista de 11, consensuada entre las distintas facciones, con una aprobación mínima del 65%. Los otros cuatro serán elegidos por libre. El objetivo es acabar con las luchas entre soberanistas y anticapitalistas que, según reconocía el propio Secretariado en una carta a los militantes, tiene uno de sus puntos clave el empate a 1.515 entre quienes apostaron por investir a Artur Mas presidente como mal menor para no detener el proceso y los que no.

Con los cambios tampoco está previsto que el Secretariado tenga una cara visible. Como mucho, apuntó Generó, “de forma temporal, de personas que en algún momento han estado en el escenario político”. En el fondo está el fin de no desmerecer la labor de otros cuadros en la CUP. En la superficie, lo que hay es un desconocido Secretariado. Si no hay más que entrar en la web del PP o de Podemos para ver quiénes forman la Junta Directiva o el Consejo de Coordinación respectivamente, los encargados de ejecutar decisiones de la CUP como no investir a Artur Mas o vetar los presupuestos de la Generalitat, se han ido conociendo, paradójicamente, casi a medida que se han sucedido las dimisiones.

Dimisiones

 Xavier Monge, 31 años, licenciado en Derecho y miembro de Endavant, la facción más anticapitalista, se marchó en diciembre diciendo que “el proceso es el mayor fraude de la política catalana”. Otros seis, en junio denunciaron “actitudes sectarias y maquiavélicas” en la decisión sobre Mas. Tomàs Sayes (31 años e ingeniero informático), Ester Rocabayera (48), Joel Jové (36 y licenciado en Ciencias del Deporte), Roger Castellanos (29, con estudios de Ciencias Políticas), Guim Pros (40, con estudios de Humanidades) y Omar Diatta (38) están vinculados a la otra gran corriente –Poble Lliure, más soberanista que anticapitalista– y con un perfil común en esta Ejecutiva de la CUP: entre 30 y 40 años, formación universitaria, activistas por la sanidad y la educación públicas o el medioambiente y algunos exconcejales. La CUP no permite que se dediquen profesionalmente al partido. Tienen sus trabajos y el Secretariado es un “voluntariado político”, explica un exdirigente, que atribuye a ello parte de los problemas de dirección en la CUP en los últimos tiempos. “Estoy convencido de que le dedican más horas que políticos profesionales, pero quien está trabajando en una empresa, una oficina o un instituto tiene que cumplir unos horarios”. El problema no es tanto de decisiones contestadas después por la militancia sino la “falta de rapidez” en tomarlas, añade y cree que se tardó demasiado en confirmar que la CUP vetaba los presupuestos. En todo caso, la CUP quiere que los cambios en su Secretariado Nacional estén listos para la moción de confianza de Puigdemont de septiembre, aunque sus miembros seguirán en un segundo plano.

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