Cuando cualquiera puede espiar

27 / 02 / 2014 10:15 Fernando Rueda
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Grabar a la infanta Cristina, localizar a un hijo o pinchar un ordenador. Tiempo descubre los dispositivos usados por espías, y que cada vez más gente tiene a su alcance.

La declaración judicial de la infanta Cristina ha animado la compra de aparatos de espionaje capaces de grabar a cualquier persona, en situaciones complicadas, sin que llegue a enterarse. Mientras prestaba declaración ante el juez, alguien con un gadget adecuado –posiblemente un bolígrafo espía, captaba la imagen sin que nadie se enterase en el momento de lo que estaba haciendo. Aún más, si las imágenes no hubieran sido difundidas en la prensa escrita y en Internet, hasta este momento nadie sabría lo que había hecho.

En 1995 el exagente del servicio secreto Juan Alberto Perote se reunió en secreto, supuestamente para conspirar, con el exbanquero Mario Conde en casa de un socio de este último. Imágenes de los protagonistas entrando y saliendo de la casa fueron captadas gracias a una cámara oculta escondida en un coche aparcado en la puerta.

Este tipo de situaciones ocurren todos los días. Los servicios secretos disponen de técnicos especializados en la materia que les preparan sofisticados dispositivos capaces de fotografiar o grabar imágenes sin que nadie se dé cuenta. Son pruebas contra las personas que vigilan que casi nunca ven la luz y duermen en sus archivos secretos.

Algo similar llevan a cabo los servicios de información de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Controlan los movimientos de narcotraficantes o terroristas, les graban cometiendo su delito y luego terminan deteniéndoles y presentando esas imágenes ante el juez que instruye el caso. Son pruebas que por sí solas pueden condenarles a muchos años de cárcel.

Parecido es el comportamiento de los detectives privados, aunque el fin es bastante distinto. Personas que sospechan que su pareja les está siendo infiel, empresarios hartos de un trabajador que cada vez falta más al trabajo o industriales que creen que alguien les roba las patentes, acuden a los detectives buscando pruebas contra los sospechosos.

Indispensables.

Los profesionales de la investigación lo tienen claro. Según Vicente Fernández, director del Grupo SAI, “sin esos mecanismos serían difíciles de demostrar  muchas de nuestras investigaciones, casi se podría decir que son indispensables”. Algunos de los clientes que se ponen en contacto con Fernández, en lugar de contratar sus servicios, preguntan “por el alquiler de este tipo de equipos o cuánto dura una batería o si es legítimo su uso”.

No hay ningún problema en adquirir cualquier equipo de espionaje, pues son absolutamente legales, en las tiendas especializadas que los venden en muchas ciudades españolas. El problema se suscita cuando se usan en momentos y lugares en que están prohibidos, como es el caso de la declaración de la infanta Cristina en Palma de Mallorca.

Varios especialistas consultados por Tiempo coinciden, tras analizar la grabación, en que lo más probable es que se hiciera con un bolígrafo similar al que aparece en estas páginas. Como se puede comprobar, es parecido a muchos de alta gama, escribe igual que ellos, aunque en su interior contiene un micrófono y unos cables. Además, permite posteriormente pasar las imágenes grabadas al ordenador.

Hablan de un fallo de seguridad en los juzgados, que solo se podría haber evitado si en el control de entrada hubieran estado alerta ante la presencia de equipos de grabación. Para detectar un bolígrafo de este tipo, los agentes deberían haberlos examinado uno a uno, porque al pasar por el detector pitan, pero como cualquier otro bolígrafo de ese estilo.

La única forma de “desnudar” el bolígrafo habría sido pasarlo por el escáner, algo que evidentemente no se hizo. Además, como tapadera, lo lógico es que la persona que lo introdujo llevara varios del mismo estilo. Los especialistas consultados dudan de que la grabación de la declaración de la infanta se hiciera con unas gafas espía como las que mostramos sobre estas líneas. “Las gafas se notan mucho más”, afirma uno de ellos.

Los dispositivos mostrados por Tiempo han sido cedidos por La tienda del espía, que los vende tal cual. Pero si la persona que hizo la grabación acudió a algunos otros establecimientos que colocan micrófonos en objetos que lleva el propio interesado, entonces la personalización dificulta aún más su localización.

Estos gadgets se caracterizan por su facilidad de uso. En su gran mayoría tienen un botón de encendido y apagado que se pulsa discretamente antes de empezar la escena que se quiere inmortalizar. Más tarde, ya sin presión, se pasa lo grabado al ordenador. En los últimos años, el auge de su uso ha permitido desarrollar la tecnología. Las cámaras son más reducidas, proporcionan imágenes de mayor calidad, con baterías de mayor duración y memorias más largas.

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