Concejales insólitos

24 / 06 / 2015 Miriam V. de la Hera
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Las candidaturas de unidad popular han llenado los ayuntamientos de ediles muy variopintos: okupas, actores, falleros, piratas informáticos…

Lo más seguro es que Guillermo Zapata pasará a la historia por ser el concejal más breve del Ayuntamiento de Madrid. Su mandato al frente de la Concejalía de Cultura apenas ha durado 48 horas. Si el sábado 13 se convertía en el más original de los ediles al apostillar en su promesa del cargo la coletilla omnia sunt communia (“todo es de todos”, en latín), el lunes convocaba a los medios de comunicación para anunciar, con gesto compungido, su dimisión. La causa de su desgracia han sido una sucesión de tuits de dudoso gusto que le han fulminado antes, siquiera, de pisar su despacho. “¿Cómo meterías a cinco millones de judíos en un 600? En el cenicero”, era uno de los comentarios escritos en 2011 en lo que según Zapata era un contexto de “debate sobre los límites del humor”. Aquel día derrochó creatividad también para lanzar a la Red comentarios ofensivos contra Irene Villa o Marta del Castillo. “Algunos chistes que he hecho están produciendo enfado, siento si es así. El Holocausto me parece deplorable y terrible”, escribía el fin de semana. Tras su dimisión, Antonio Miguel Carmona, candidato socialista que apoyó la investidura de Manuela Carmena, reconocía estar solo “satisfecho a medias” ya que Zapata no entregó en ese momento también su acta de concejal. No obstante, fuentes del PSM han reconocido a esta revista que Carmena “ha ido tan lejos como le permite la ley”.

Zapata no solo fue original con la fórmula que utilizó para prometer su cargo. Su trayectoria, ligada al cine y a la televisión, nada tiene que ver con la de un concejal al uso. De su cabeza salieron varios de los ácidos diálogos del doctor Vilches en la serie Hospital central y ha tenido una fuerte vinculación con el proyecto comunitario Patio Maravillas, un edificio okupado en pleno centro de Madrid, que fue desalojado dos días antes del cambio de Gobierno en el Consistorio. El edificio se había convertido en cuartel general de Ganemos, uno de los movimientos integrados en Ahora Madrid. Javier Barbero, que dos días después del desalojo se convertía, paradojas de la vida, en concejal de Salud, Seguridad y Emergencias, y por tanto responsable ahora de la Policía Municipal, también fue uno de los promotores del proyecto.

Pablo Soto, concejal de Transparencia, es más conocido como el héroe de las descargas. En 2008 ganó la batalla legal a varias discográficas que le pedían una indemnización de 13 millones de euros por ser el creador de varios programas para descargar archivos en Internet. Ahora varios tuits ofensivos que escribió en 2013 contra Alberto Ruiz-Gallardón o María Dolores de Cospedal han puesto en cuestión su idoneidad para el cargo. Algo similar le ha ocurrido a Jorge García Castaño, número diez en las listas de Ahora Madrid, que en febrero de 2013 animaba a sus seguidores a “empalar” a Toni Cantó en un tuit que pretendía responder al desafortunado comentario del actor acerca de supuestas denuncias falsas de mujeres maltratadas. Para el PSM los casos de Soto y García Castaño no son “equiparables” a los chistes ofensivos de Zapata. “Hay que diferenciar las críticas políticas, aunque sean desagradables, de los comentarios ofensivos”, explican desde el partido.

Lo cierto es que el tándem Carmona-Carmena no ha ganado para sustos en las primeras horas de legislatura. El pasado martes el dirigente socialista volvía a pedir una dimisión, en este caso la de Rita Maestre, tras conocer su imputación por el asalto a la capilla de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense en 2011. Según atestiguan varias fotos colgadas en Internet, las manifestantes entraron gritando consignas como “vamos a quemar la Conferencia Episcopal” o “sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios” y una vez en el altar se desnudaron de cintura para arriba. La fiscalía acusa a Maestre de un delito contra los sentimientos religiosos y pide un año de cárcel. Sin embargo, Maestre ha recordado que se trata de una acusación antigua que no considera que “merme” su capacidad para formar parte del Gobierno municipal.

La alcaldesa okupa. Más tranquilo está siendo el arranque de Ada Colau, una alcaldesa atípica, al frente del consistorio de Barcelona. Activista cuasi profesional, nunca terminó sus estudios de Filosofía y en estos años ha tenido ocupaciones diversas; incluso ha hecho sus pinitos como actriz en una serie de Antena 3 titulada Dos + una, con escaso éxito. Fue años más tarde, durante la campaña municipal de 2007, cuando dio rienda suelta a su vena artística. Aquellas semanas se dedicó a reventar mítines disfrazada de una superheroína que se hacía llamar “Supervivienda”. Todavía hoy es posible verla de esta guisa en varios vídeos subidos a YouTube.

Aunque ahora vive de alquiler, Colau ha confesado que en el pasado fue okupa en un antiguo cuartel de la Guardia Civil del barrio de la Barceloneta. Allí coincidió con Gala Pin, ahora concejal de Participación. Jaume Asens, otra de las personas de máxima confianza de Colau, también está fuertemente vinculado al movimiento okupa. Hasta su nombramiento como tercer teniente de alcalde y concejal de Participación Ciudadana, Asens, abogado de profesión, siempre ha aparecido ligado a las causas más mediáticas de Barcelona, como el asalto al Parlament de 2011. Su último hito ha sido intentar mediar, durante la jornada de reflexión y con escasa fortuna, en el conflicto de los trabajadores de Movistar que se habían encerrado en un local de Telefónica en Barcelona.

El núcleo duro de Ada Colau lo completa Gerardo Pisarello, convertido en el primer argentino que ostenta el cargo de teniente de alcalde en Barcelona, un hecho que le ha llevado a protagonizar titulares en la prensa de su país. Llegó a Barcelona en 2011 y en apenas cuatro años ha conseguido hablar un catalán perfecto e incluso se ha involucrado en el movimiento independentista Procés Constituent.

En el PSC, partido que apoyó a Colau en su investidura, son conscientes de los perfiles dispares, e incluso chocantes, de la nueva corporación municipal, pero hacen un llamamiento a huir de los prejuicios. Aseguran estar “satisfechos” con los nombramientos y piden dar “un margen de confianza”. Y es que para todas las fuentes consultadas el mayor acierto de Ada Colau ha sido mantener al equipo técnico del Ayuntamiento de anteriores legislaturas. Así lo confirma Juan Carlos Jiménez, profesor de Sociología de la Universidad CEU-San Pablo, que destaca las evidentes diferencias entre las situaciones que se están viviendo en Madrid y Barcelona. “Ada Colau ha hecho de la excentricidad su razón de ser, pero es muy diferente a Carmena, a quien veo desubicada y desbordada”, asegura.

No obstante, Colau se ha descolgado esta semana con la creación de una concejalía completamente novedosa en España: Ciclo de la vida, feminismos y LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales). Esta cartera sustituye a la anteriormente denominada Juventud, y será dirigida por la periodista Laura Pérez.

Un alcalde enamorado. Las diferencias entre José María González y su predecesora al frente del consistorio gaditano, Teófila Martínez, han sido evidentes ya desde la noche electoral. Tras conocer los resultados electorales, Kichi, como todo el mundo le conoce en Cádiz, mostró su vena carnavalera al arrancarse junto a sus compañeros de comparsa con una chirigota. Durante la campaña también ha demostrado constantemente su amor por su compañera Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía, con quien se fundió en un apasionado beso tras recibir el bastón de mando.

“El despacho es más grande que mi casa”, reconocía con sorpresa en su primer día de trabajo. Cuenta con un equipo igualmente novato en gestión política. La más polémica promete ser Ana Camelo. La limpiadora, de 63 años, fue una de las activistas que reventó un pleno del Ayuntamiento gaditano en diciembre pasado para protestar en contra de la Ley mordaza, a pesar de ser competencia del Gobierno central. También ha tenido que vérselas con las redes sociales, como ocurrió el día en que cuestionó las ayudas a la Semana Santa.

Joan Ribó, el alcalde de Compromís que pasará a la historia por haber destronado a Rita Barberá en Valencia, también ha querido marcar diferencias con su antecesora. Prefiere trasladarse en bici y en su programa recoge medidas tan sorprendentes como crear la Concejalía de la Huerta para fomentar los huertos urbanos, prohibir los espectáculos con animales o establecer menús escolares ecológicos. De implementarlas se encargará un equipo de concejales de lo más variopinto. Destacan varios falleros, como Carlos Galiana, licenciado en Arte Dramático, que, según su currículum, empezó en el mundillo como “acróbata sobre zancos” en un espectáculo callejero. Aunque quien podría darle algún dolor de cabeza a Ribó es Giuseppe Grezzi. La pasada legislatura, en la que era asesor de Compromís, se convirtió en la pesadilla de muchos ediles a los que perseguía cámara en mano para grabarles utilizando el coche oficial cuando no debían. La anterior corporación incluso intentó recusarle por presentarse en el consistorio con una camiseta en la que una caricatura de sí mismo fustigaba con un látigo a Rita Barberá.

Las redes sociales también han traído de cabeza estos días a Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza, debido a las fotos que compartieron sus concejales de las celebraciones posteriores a la investidura. En una de ellas se les ve bailando y ondeando las bandas de concejal. En otra el edil Pablo Hijar aparece con la banda atada a la cabeza, en una escena que recuerda más a una boda que a un acto institucional.

Para el profesor Juan Carlos Jiménez uno de los principales problemas radica en que los nuevos concejales, muchos de ellos inexpertos, se están viendo obligados a asumir rápidamente “la institucionalidad” que exige el cargo. “Tienes que asumir que cuando eres concejal no puedes ser un tuitero reivindicativo”.  

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