Alerta ante el rearme de Marruecos

04 / 06 / 2014 Fernando Rueda
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Marruecos moderniza sus Fuerzas Armadas mientras España cada vez gasta menos en defensa. Los militares han dado la alerta.

La seguridad es un fenómeno subjetivo. En el inconsciente del ciudadano español subyace una histórica e indefinida percepción de amenaza procedente de Marruecos. País valorado como de incierto futuro, su régimen es capaz de generar y exportar inestabilidad hacia España. O, en otros términos, de amenazar la seguridad y los intereses españoles. Los dos talones de Aquiles más evidentes son Ceuta y Melilla, ciudades españolas históricamente reivindicadas por Marruecos”.

Quien así habla a Tiempo sobre la amenaza que hoy en día puede suponer Marruecos para España es el teniente general Pedro Pitarch, un prestigioso militar que ya está fuera del Ejército, y cuyas opiniones son muy respetadas en la institución.

Una idea general que comparte Leopoldo Seijas, director de la Cátedra de Estudios sobre Defensa y Seguridad Abelardo Algora de la Universidad CEU-San Pablo. Para él, “los últimos acontecimientos que se han producido en el Magreb han dejado una herida abierta y la depredación autárquica pone de manifiesto una sorprendente ceguera cuando la historia se ha puesto en movimiento en el mundo árabe”. Según este profesor agregado de periodismo especializado, “aunque en menor medida, al menos aparentemente, Marruecos no ha sido ajeno a este fenómeno, y si bien se presenta en un universo escrupulosamente codificado y endulzado, se siguen dando ataques a la persona del rey y al sistema político establecido, lo que lo convierte en un país con unos signos de inestabilidad preocupantes”.

Seijas explica sobre la amenaza marroquí: “Estamos asistiendo a un nuevo capítulo de reivindicaciones de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos, cuando los escándalos de corrupción afloran, mientras sus Fuerzas Armadas, con el fin de dar una imagen de estabilidad y control de la situación, invierten grandes sumas de dinero en compra de material bélico y en programas de modernización, que han hecho saltar las alarmas en Europa y, por supuesto, en la OTAN”. Como bien señala, los estrategas españoles han dado la voz de alarma ante las continuas compras de material de nuestro vecino del Sur en los últimos años.

Entre esa potenciación cabe destacar la adquisición a Holanda de tres fragatas multimisión nuevas con unos sistemas de combate dotados de la más moderna tecnología. Respecto a su fuerza aérea, el país ha modernizado sus aviones de combate F-16, lo que le permite combatir a una mayor distancia y lanzar misiles de última generación. Unos aparatos que tendrían sentido en un conflicto con sus vecinos africanos, pero que, llegado el caso, podrían utilizar contra España. También han comprado a Francia tres drones con la última tecnología, diseñada en Israel, para disponer de aviones espía con los que controlar las actividades de los países que están en su zona de interés.

Las buenas relaciones de Marruecos con Estados Unidos le están facilitando el acceso a tecnología puntera. Periódicamente realizan ejercicios conjuntos en el país alauita, en uno de los cuales se ha sabido que habían realizado una demostración del funcionamiento de la tecnología de los Raven, aviones no tripulados para vigilancia y observación en los que el Gobierno marroquí está interesado. Esos aparatos son de los más modernos del Ejército estadounidense, que los utilizó en 2009 en Irak y al año siguiente en Afganistán.

Estas compras y otras realizadas en los últimos años por las Fuerzas Armadas marroquíes muestran que para ellos no hay crisis económica en lo que se refiere a dotarse del armamento necesario de cara a un conflicto bélico.

El teniente general Pitarch especifica a este respecto que “en cualquier plan de contingencia o estudio geoestratégico serio se contempla la ‘amenaza no compartida’. Eso, además de indicar la potencialidad de un conflicto hispano-marroquí, significa también que, en su caso, España no podría esperar apoyo militar de nuestros aliados de la OTAN. Es desde esta perspectiva como corresponde valorar el actual y ambicioso programa de rearme de Marruecos. Tal programa, al menos en términos cuantitativos, no puede considerarse todavía como una amenaza que no pueda ser disuadida o enfrentada por las teóricas capacidades militares españolas”.

En los últimos tiempos, Marruecos no ha sacado a pasear su reivindicación sobre las dos plazas españolas debido a que el nivel de colaboración en otras facetas es bueno. También tiene que ver, según fuentes diplomáticas, el hecho de que la reivindicación española de Gibraltar no va por buen camino. Si esto cambiara, estas fuentes no dudan de que el rey Mohamed VI se consideraría legitimado para entrar a saco en la soberanía sobre Ceuta y Melilla.

Hay otra causa, incluso más determinante: el asunto del Sáhara. Esa sí es una carta que despierta las sensibilidades en el Gobierno marroquí. En el Ministerio de Asuntos Exteriores español saben que si despiertan el tema del derecho a la independencia del pueblo saharaui, Marruecos se levantará inmediatamente intentando devolver el golpe y utilizando todas las armas a su alcance. Quizás colaboraría menos en el control de la inmigración ilegal, pero lo que dan por seguro es que pasarían a la ofensiva en lo referente a las dos plazas africanas.

Las relaciones entre los dos países marcharán bien, y Marruecos lo ha dejado claro, mientras España no actúe activamente en el tema del Sáhara. El antecedente más desagradable tuvo lugar en el año 2000. El entonces ministro de Exteriores Josep Piqué mantuvo una tensa reunión con el rey Mohamed VI, en la que este criticó abiertamente la política exterior del presidente José María Aznar, especialmente en lo referente al asunto de la soberanía en el Sáhara. Antes de finalizar el encuentro, el marroquí no se anduvo por las ramas y le advirtió que aunque España no tenía problemas con el terrorismo islamista en esos momentos, no se podía descartar que los tuviera en el futuro. El enfrentamiento no quedó solo en palabras: tras el apoyo posterior de Aznar al plan Baker para el problema del Sáhara –que contemplaba la celebración de un referéndum entre el pueblo saharaui–, la respuesta marroquí fue la ocupación del islote de Perejil.

Gasto militar en España.

Leopoldo Seijas recuerda que “el cinturón del Sahel, donde Al Qaeda se ha instalado, pues Afganistán ya no resulta rentable desde el punto de vista operativo, ha iniciado un proceso de expansión hacia el norte de África de consecuencias impredecibles. Por ello –concluye Seijas, Marruecos quiere demostrar ante Estados Unidos y la OTAN que puede ser el garante de la seguridad en el norte de África, ante la debilidad de países como España que, a causa de la crisis económica, se han visto obligados a suspender los programas de modernización de sus Fuerzas Armadas. Y todo ello puede tener unas consecuencias nefastas para la seguridad y estabilidad de las posesiones españolas en África y también para la seguridad de Europa”.

El teniente general Pitarch lo explica desde su punto de vista: “España ha recortado fuertemente sus gastos de defensa a lo largo de estos últimos años. Por ejemplo, en 2013, fue el tercer país del mundo, después de Omán y Madagascar, en porcentaje de recorte. En semejante escenario, la operatividad de las unidades militares españolas ha alcanzado un estado lamentable, del que tardará mucho tiempo en lograr recuperarse”.

Pero el militar va todavía más allá: “Incluso, para poder subsistir, los ejércitos y la Armada han tenido que consumir reservas de guerra. Me gustaría equivocarme, pero creo que tal deriva no se va a corregir en los próximos años. Eso supone una situación de fuerte debilidad operativa y un peligro frente a cualquier necesidad sobrevenida de empleo del poder militar español en un caso real”.

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