Jordi Sevilla

10 / 04 / 2017 José María Vals [Foto: Paco Llata]
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

Exministro socialista y vicepresidente de Llorente & Cuenca

“Podemos ha tocado techo electoral claramente y va a iniciar su declive”

Foto: Paco LLata

Jordi Sevilla, exministro socialista, formó parte del equipo negociador que puso en marcha Pedro Sánchez tras las elecciones generales del 26 de junio de 2016. En un libro titulado Vetos, pinzas y errores, en el que se pregunta en portada por qué no fue posible un Gobierno del cambio, explica cómo se desarrollaron las negociaciones con Ciudadanos y Podemos, sin que al final cuajaran en algo positivo, y cómo fue la abrupta salida del propio Sánchez de la secretaría general del partido.

Alguna vez ha hablado usted de la pinza PP-Podemos. ¿Cree que eso impidió gobernar al PSOE?

Esto no es una opinión. Es un hecho que los diputados de Podemos, pudiendo votar sí o abstenerse, votaron no a una investidura de Pedro Sánchez y es un hecho que lo hicieron no, como cuentan ahora, porque el PSOE se echó en manos de la derecha, sino porque no quisieron negociar con nosotros. Y lo contó la prensa del momento, no me lo he inventado para escribir un libro.

Y, ¿por qué no quisieron negociar?

No quisieron sentarse a negociar con nosotros porque tenían otra prioridad, que era presentarse a otras elecciones que les dieran el sorpasso. Y por tanto primó el interés personal y de partido frente al interés colectivo. Y esto es innegable.

¿Cree usted que en Podemos se dejaron llevar por el vaticinio de triunfo que les daban las encuestas?

Yo creo que las encuestas, y eso lo aprendí de alguien que sabía mucho de esto, son correctas en el momento en el que se hacen. Y en la medida en que se pregunta por opiniones, los encuestados pueden cambiar la suya. Y es verdad que cuando las encuestas vaticinaban un sorpasso, seguramente eso ocurría en ese momento. Lo que habría que preguntarse es por qué no se produjo en ninguna de las dos citas electorales.

¿Por qué no se produjo?

Yo creo que algo hicimos bien, como por ejemplo presentar un proyecto ilusionante y un programa bien hecho, además de contar con un comité de expertos de prestigio, y presentar a un candidato que en ese momento representaba la novedad en el PSOE, un intento de regeneración del partido. Pedro Sánchez fue elegido dentro de una campaña interna de cambio para responder a una demanda de los ciudadanos que nos había llevado a perder cuatro millones de votos entre 2008 y 2011.

Sí, pero la presión social recayó sobre el PSOE y no sobre el PP o sobre Podemos...

Creo que hay que diferenciar dos momentos. El primero, después del 20 de diciembre de 2015, cuando nosotros dijimos siempre que era el tiempo de Mariano Rajoy, porque era el que había sacado más diputados y le tocaba tomar la iniciativa. Pero Mariano Rajoy declinó su responsabilidad ante el Rey y nosotros podíamos haber tomado dos decisiones: no aceptar tampoco e ir directamente a otras elecciones, o asumir nuestra responsabilidad de intentar formar un Gobierno de cambio, y es cuando la presión cae sobre nosotros.

¿Y después del 26-J?

Después del 26 de junio de 2016 el escenario es otro muy distinto. Algunos intentamos que la presión recayera sobre el PP, y particularmente sobre Rajoy. Yo propuse que defendiéramos públicamente la abstención siempre que el candidato no fuera Mariano Rajoy, cosa que también defendía Ciudadanos y podríamos haberlo logrado. Aquella maniobra no se consideró como la fórmula adecuada por parte de la dirección del partido y a partir de ahí se fue generando un entorno de presión sobre la dirección del PSOE por parte de los medios y del PP, que jugó bien sus cartas.

Pero el partido no estaba unido...

La presión estuvo quizás también movida por razones internas. Creo que la frase del presidente de la gestora, de Javier Fernández, es muy reveladora, cuando dice que todos sabíamos lo que había que hacer pero no cómo ganar un congreso después. Eso determinó que la lucha interna por el poder en el partido condicionara mucho la postura del PSOE en la investidura.

¿Por qué salió Felipe González a acorralar a Pedro Sánchez con un artículo que marcó un antes y un después?

Creo que muchos consideramos innecesarias aquellas afirmaciones. Felipe sigue siendo una persona muy respetada en el PSOE y muy poca gente, incluidos sus amigos incondicionales, entendieron bien el ataque tan furibundo que lanzó contra el entonces secretario general del partido. Creo que no fueron unas declaraciones afortunadas. A los socialistas no nos gusta ver a una figura como Felipe González criticando al secretario general en un medio de comunicación.

Habla usted también de que lo malo no es el bipartidismo, sino la partitocracia...

Una de las grandes decepciones que me llevé fue cuando vi que esos nuevos partidos que venían a cambiar los defectos de los partidos viejos, en cuanto se sentaron en sus escaños se comportaron no como los viejos, sino como los viejísimos.

Pero, ¿hay un especial choque de trenes con Pablo Iglesias?

Nosotros comenzamos a negociar con Compromís y con Izquierda Unida para llegar a acuerdos con Podemos. Nuestro interlocutor en aquel momento era Íñigo Errejón, pero no hubo manera de sentarnos con Podemos en ningún momento. Nosotros hablábamos con las Mareas, con todo el mundo, y después se ha demostrado que eran más proclives al acuerdo. Pero tropezamos con la piedra de la persona de Pablo Iglesias, que ya desde la noche electoral ponía líneas rojas, o cuando mientras Pedro Sánchez estaba entrevistándose con el Rey ya estaba formándole el Gobierno en una rueda de prensa. Cada vez que había una posibilidad de una aproximación a Podemos, Pablo Iglesias rompía las relaciones.

¿Cree que con Íñigo Errejón habría sido posible un pacto?

No lo sé, porque nunca tuvimos la oportunidad. Lo que sí que sé es lo que ha dicho después Errejón en sus documentos, que, insisto, están en las páginas web que se pueden encontrar fácilmente. Esto no son conspiraciones ni tramas, esto no es Ibex 35, y en esos documentos dice que fue un error no apoyar un Gobierno del cambio de Pedro Sánchez. ¿Lo piensa ahora y lo pensaba antes? No lo sé, porque nunca tuvimos la oportunidad de sentarnos a negociar en serio.

Volviendo a su partido, usted dice que en las elecciones del 26-J los resultados del PSOE no cumplieron con las expectativas. ¿Alguien esperaba un resultado mejor?

Sí. Nosotros esperábamos un resultado mejor. Es verdad que evitamos de nuevo el sorpasso. Es verdad que Podemos perdió un millón de votos incluso después de su fusión con Izquierda Unida, pero es cierto que nosotros, después del esfuerzo que habíamos hecho con Ciudadanos para atender a la demanda ciudadana de formar un Gobierno del cambio, esperábamos que iba a ser valorado y reconocido por los ciudadanos y la realidad fue que bajamos algo en votos y en escaños.

¿Cree que fue un error el enroque de Pedro Sánchez con su “no es no”?

Primero, creo que no fue un enroque. Y se demuestra ahora de nuevo cuando el PP sigue queriendo cogobernar con el PSOE y eso es muy difícil para el Partido Socialista, igual que lo era entonces. Pero sí era verdad que tras el 26-J, el panorama era que íbamos a unas terceras elecciones o nos absteníamos. El PSOE se vio obligado a elegir entre el menor de los males y ahí hubo una mayoría de compañeros que pensaron que el mal menor era la abstención, mientras que otros, entre los que estaba Pedro Sánchez, pensaban que el mal menor era ir a unas terceras elecciones en las que nunca sabremos qué hubiera pasado.

¿Por qué se rebelaron los barones del partido en mitad del proceso negociador?

Eso venía de antes, de la lucha interna de poder dentro del partido. Y pienso que algunos querían que fuera Pedro Sánchez el que defendiera la abstención para luego criticarle. Creo que en la toma de decisiones del PSOE se mezcló la responsabilidad institucional como primer partido de la oposición con la lucha interna que arrastraba. Tengo la impresión de que si Sánchez hubiera defendido públicamente la abstención, algunos se habrían alineado en el “no es no” solo para llevarle la contraria.

¿Puede el PSOE recuperar su papel histórico?

Creo que poco a poco se va a ir diluyendo el radicalismo infantil de Podemos y poco a poco el PSOE va a ir ganando en claridad con un proyecto autónomo.

Entonces, ¿no habrá sorpasso nunca?

Yo creo que no. Podemos ha tocado techo claramente y, aunque no me atrevo a decir si va a ser más o menos lento o rápido, va a iniciar su declive.

Grupo Zeta Nexica